Como el pensamiento filosófico, político y teológico del Islam nos resulta sumamente desconocido en nuestro entorno, no me parece mala idea hablar en este blog de mis propias averiguaciones sobre el asunto. Quizá a alguien puedan resultarles útiles o puedan despertarles la curiosidad e invitarles a iniciar sus propias lecturas sobre el tema. Por la calidad de sus pensadores y lo desconocido de sus aportaciones, creo que no solo serán de interés para los musulmanes, sino también para cualquiera movido por la curiosidad y el placer intelectual que proporciona la lectura de los sabios de cualquier época o creencia.
Hoy comenzaré con la figura de Murtadha Mutahhari, un clérigo iraní que alcanzó el rango de ayatollah y que destacó como filósofo y teólogo pero sobre todo como uno de los teóricos máximos de la Revolución de 1979.
Mutahhari nació en 1920 en la región del Khorasán, en el montañoso extremo nororiental de Irán, cerca ya de Turkmenistán y Afganistán. Por aquel tiempo, un pequeño contingente multiétnico del Ejército Rojo pretendía llevar la revolución a la colonia británica de Irán. Los británicos armaron y pagaron a tropas locales y a un grupo de cosacos antibolcheviques comandados por un sargento chusquero para detener a los revoltosos. Este mercenario patán sería conocido más tarde como Shah de Persia, colaborador de Hitler y padre del más famoso pero no menos tirano Reza Pahlavi.
Mientras el futuro Shah, quinto de nuestro teólogo, se criaba en el palacio de su padre, el dictador, Mutahhari era educado por el suyo, un reconocido sabio que había estudiado en Irak, Egipto y Arabia Saudita. Gracias a esta excelente influencia y a sus dotes naturales, Mutahhari comenzó sus estudios religiosos formales a la muy prematura edad de doce años. Para ello acudió a la ciudad de Mashhad, la capital del Khorasán cuya escuela de estudios islámicos era por entonces la de más prestigio. Sin embargo, el centro estaba en franca decadencia, en buena medida gracias a los esfuerzos del Shah por aculturizar a la población, promoviendo centros educativos de tipo europeo y poniendo trabas a los tradicionales.
En Mashhad, Mutahhari desarrolló su amor por la filosofía, que no le abandonaría ya nunca. Sus héroes de adolescencia eran los grandes místicos, teólogos y filósofos del pasado. En 1944 se trasladó a la ciudad de Qom, cercana a la capital Teherán y que, desde esa época se perfilaba ya como el gran centro de estudio que hoy es. La ciudad de Qom cuenta hoy con 50 seminarios y 200 bibliotecas. Personajes como nuestro Mutahhari o el propio Jomeini estudiaron o enseñaron en Qom.
Precisamente Jomeini fue el primer mentor y amigo de Mutahhari en Qom. El ayatollah Burujerdi, que dirigía el centro de Qom, tenía estrictamente prohibido tratar temas políticos para evitar problemas con el por entonces joven dictador Reza Pahlavi. Aquí es donde se revela una de las características más curiosas de la vida y obra de Mutahhari: aunque desde adolescente sus gustos iban por naturaleza encaminados hacia la filosofía, la mística y la teología, una especie de compulsión ética le impelía a meterse de lleno en asuntos del "día a día". No le interesaba escribir sobre temas políticos o de actualidad, ni mucho menos perder el precioso tiempo de sus estudios teóricos en ellos, pero por otra parte no era capaz de mantenerse al margen de los abusos de la dictadura y de la humillación moral y material que suponía la apropiación de los bienes del país por parte de las multinacionales. Era incapaz de permanecer en la oorre de marfil de Qom viendo como a su alrededor el inmoral american way of life se extendía por el país. Así que pronto se vio envuelto en redadas policiales, censura y cárcel, experiencias que en buena parte compartió con su amigo Jomeini.
En 1952 se casó y se trasladó a Teherán, donde impartió clase de filosofía en la Universidad laica. Allí llamaba la atención por el hecho de que acudía con ropa de clérigo. Aunque la mayor parte de los profesores de la universidad de Teherán de aquella época eran clérigos, éstos cambiaban la túnica y el turbante por la americana cuando ingresaban en la plantilla del centro laico. Pero Mutahhari se enfrentó a la aculturación incluso en cuestiones como el vestido y no se avergonzó de continuar vistiendo igual que en Qom.
Sus propias inclinaciones y su amistad con Jomeini hicieron finalmente de Mutahhari uno de los máximos ideólogos de la revolución de 1979.
Un primero de Mayo de ese mismo año, Mutahhari estaba cenando en casa de unos amigos. A las diez y media salió a la calle para buscar su coche, que estaba aparcado cerca. Una voz le llamó a sus espaldas, entre la oscuridad de la noche. Al volverse para ver quién era, recibió un disparo en la cabeza que lo mató en el acto.
Poco después un grupo terrorista que decía ser partidario de una revolución no clerical reivindicó el atentado.
Se trata de un episodio poco claro en el que me parece oportuno aplicar la técnica ciceroniana de investigación del "cui prodest?" ¿Quién podría salir beneficiado de un asesinato de Mutahhari a manos de un grupo que asegurara apoyar la revolución contra el Shah pero estar en contra del clero? Es evidente que algo así serviria para enfrentar irremediablemente a los revolucionarios marxistas laicos y a los chiíes y, con ello, destruir a la recién nacida Revolución. Y los interesados en tal cosa no podían ser otros que el propio Shah y sus aliados, los EE.UU. y las multinacionales del petróleo. Por si hacían falta más evidencias, baste indicar que los sedicentes marxistas del grupo terrorista que reivindicó el atentado, el grupo Mujahedin-e Khalq, (MEK) es un activo colaborador de los EE.UU., que defiende y protege sus campamentos a lo largo de la frontera iraquí con Irán.
El día de la muerte de Mutahhari es celebrado en Irán como día festivo para los centros de enseñanza.
En otro post hablaré de algún aspecto de su pensamiento.
martes, 18 de mayo de 2010
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