domingo, 28 de febrero de 2010

Enrique Dussel y las instituciones.

Ayer tuve el placer de escuchar esta conferencia, igualmente didáctica e interesante, del profesor Enrique Dussel. Enrique Dussel es un filósofo de origen argentino impulsor de la llamada "filosofía de la liberación", una corriente que pretende superar el carácter opresivo que a su juicio siempre ha operado en el pensamiento occidental. Mediante estructuras de pensamiento y conceptos nuevos, no opresivos, Dussel pretende que su filosofía se convierta en una herramienta de liberación de los oprimidos.
El tema central de la disertación del vídeo versaba sobre qué es necesario para que una comunidad humana pueda convivir en un sistema político que le permita una vida digna, sin explotación ni injusticias sociales. En otras palabras, qué precisa una comunidad oprimida para liberarse. Según Dussel, tres elementos son necesarios:
1º. Una voluntad de vivir. Es decir, un deseo de cambiar la situación para lograr el objetivo de una vida digna.
2º. Una organización racional. Es decir, la capacidad de analizar los problemas y lograr acuerdos racionales para dar curso a la voluntad de vida colectiva.
3º. Los medios técnicos. Es decir, las herramientas para ejecutar esos acuerdos racionales.
Podría resumirse diciendo que se necesita querer, saber y poder.

Enrique Dussel desarrolla con gran extensión el tercer punto. No sin razón, pues siempre es éste el lugar en el que fracasan la mayoría de las comunidades que ya han superado los dos primeros puntos, es decir, que quieren vivir y que saben organizarse para lograrlo.
Según Dussel, esas herramientas son fundamentalmente las instituciones. Mediante las instituciones la comunidad puede ejercer su voluntad de vivir. Aquí Dussel se distancia con claridad de los planteamientos anarquistas y de multitud de concepciones infantiles o románticas de la izquierda, que rechazan las instituciones por considerarlas atentatorias contra la libertad. "Si la gente fuese buena, no serían necesarias las instituciones", dicen los que se plantean así las cosas. Pero el hecho lamentable es que hay gente mala. De hecho, bastaría que en la comunidad hubiese un solo malvado para echarlo todo a perder. Ese malvado se haría con el poder y nada podría impedírselo, porque la comunidad no se ha dotado de medios técnicos, de instituciones para ello. Dussel considera, por tanto, que instituciones como el ejército, la policía o los juzgados son simplemente medios y como tales no son ni malos ni buenos, pues ello depende de para qué se utilicen. El ejército se usa casi siempre para oprimir al pueblo, pero si el pueblo quiere defenderse, necesita un ejército.
Las instituciones solo son medios para dar curso a la voluntad colectiva de vivir si son legítimas, es decir, fruto de un acuerdo racional en el que todos hayan participado de manera simétrica. Eso las convierte en instituciones que ejercen delegadamente el poder, que reside en la comunidad. Es decir, las instituciones legítimas están para obedecer las decisiones de la comunidad.
¿Cómo evitar que las instituciones se corrompan, como casi siempre ocurre, y terminen siendo verdugos en vez de servidores del pueblo? La corrupción comienza cuando el poder que posee la comunidad pasa a residir en las instituciones. Pero las instituciones solo deben tener poder delegadamente. ¿Cómo se logra que ese poder sea delegado? Estableciendo una democracia representativa y participativa.
La democracia es representativa cuando la comunidad tiene la capacidad de elegir y de destituir a sus representantes. Y es participativa cuando la base del estado la constituyen organismos de poder popular, dotados de poder ejecutivo, esto es, cuando cada ciudadano puede decidir directamente sobre los asuntos que le afectan.




Hasta aquí lo que creo que es un resumen de la exposición de Dussel. En un momento de la conferencia , Dussel habla de Cuba y alaba el hecho de que su democracia sea participativa, pero lamenta que no sea representativa, ya que se vota una lista única. No sé cuál será su opinión sobre las razones y posibles soluciones de esta situación. Sin embargo, yo echo de menos en su exposición dos consideraciones que ayudarían, creo yo, a entender el problema cubano y, de paso, a reconsiderar los casos de Bolivia y Venezuela.
La primera es que en su exposición, Dussel ha hablado de las comunidades que se dotan de medios y organización racional para ejercer su voluntad de vivir como de entidades aisladas del exterior. Los problemas que se conjuran son los que surgen dentro de esa comunidad. Pero la realidad es que comunidades como Bolivia, Venezuela o Cuba no están solas en planetas aislados para ejercer libre e independientemente su voluntad de vivir. De hecho, se encuentran, por decirlo así, rodeadas de enemigos mortales, conviviendo en el mismo planeta con una aplastante mayoría de comunidades gobernadas por personas que tienen interés evidente en que ninguna comunidad, ni las suya ni ninguna, se dote de los medios para ejercer el poder.
Así que en una pequeña comunidad como Cuba, sometida no solo a un bloqueo comercial sino a un continuo bombardeo ideológico, a ataques terroristas y de elementos desestabilizadores pagados y enviados por poderosísimos países ¿se puede aplicar tranquilamente el esquema de Dussel? Eso sería como pedir aplicar estrictos protocolos higiénicos a un cirujano de campaña, que opera a un herido en una mugrosa tienda en la selva y bajo el fuego de la artillería enemiga. Si en estas condiciones Cuba permitiese las elecciones representativas, seguramente hace ya mucho que una "revolución" de colores, similar a las de Ucrania habría echado por tierra de un plumazo los logros sociales que tanto costó obtener.
La segunda consideración es la necesidad de tener en cuenta el inmenso poder de las ideologías. Para impedir que una comunidad ejerza el poder, la ideología es un arma infinitamente más efectiva y sencilla que la coacción.
La cosa es, pues, más complicada de lo que ese análisis permite deducir. Chávez y Evo Morales en cualquier momento pueden ser derrocados no ya por invasiones desde las bases aéreas de Colombia o golpes de Estado como aquel frustrado en el que participó Aznar. Contra esto es preciso implementar esa institución que Dussel, frente al infantilismo de la izquierda, estima imprescindible: el ejército.
Pero ¿qué institución se ha de implementar contra ataques de tipo ideológico como la intoxicación mediática, o las operaciones de desestabilización típicas de la CIA? Si antes dijimos que un solo malvado tiene un poder enorme frente a una comunidad de gente buena, ese poder no es solo de coacción física, también lo es de intoxicación ideológica. Seamos realistas también en esto. Las acciones malas son mucho más poderosas que las buenas. Pero también la mentira es mucho más poderosa que la verdad. la mentira es un arma terrible. Y es que verdad solo hay una pero las mentiras que pueden inventarse son infinitas. La verdad exige costosas pruebas y argumentos, la mentira no necesita esas sujeciones y puede manejarse a voluntad. Un tipo mediocre como Goebbels supo hacer triunfar unas mentiras ridículas frente a la verdad que proclamaban sin cesar los más carismáticos e inteligentes personajes alemanes. Hoy la inmensa mayoría de ciudadanos del primer mundo cree que su país es democrático y Venezuela no. De nada sirven argumentos, pruebas, esfuerzos, de nada sirve que ese ciudadano occidental vea la realidad de su país y luego se le invite a visitar Venezuela. Salvo raras excepciones seguirá creyendo lo que le dicen los periódicos y telediarios.
¿Qué hacer contra eso?

viernes, 26 de febrero de 2010

El aborto y el Rey.

La Conferencia Episcopal Española ha vuelto a hablar por boca de su secretario, Juan Antonio Martínez Camino, ese jesuíta que, junto con Jorge Loring, son los que más aparecen en la TV a pesar de no representar en absoluto a su orden y de ser probablemente dos de sus miembros más impresentables. ¿He dicho "a pesar"? Digamos más bien "a causa."
Ha dicho lo habitual: que la Iglesia católica condena la ley del aborto y pide su derogación; que van a convocarse manifestaciones antiabortistas, etc. Está muy bien todo esto. Sin embargo, creo recordar que la Iglesia aun sigue condenando el asesinato de inocentes y todavía no he visto que la Conferencia Episcopal coja sus pancartas para exigir al gobierno de Zapatero la retirada de las tropas de Afganistán, por ejemplo. El toque maestro -no sé si de humor o de qué- lo ha puesto cuando ha anunciado que se negará la comunión a aquellos diputados y senadores que hayan votado a favor de la citada ley.
De nuevo esta medida merecería cierto respeto y credibilidad si no tuviéramos aun en la retina las imágenes de Pinochet tomando la comunión de manos nada menos que del papa Juan Pablo II. Es un lugar común recordar esto, pero me gustaría escuchar las argumentaciones de Camino para justificar tal cosa -si las ha ofrecido, por desgracia no las he podido conocer. Además ¿por qué solo a los diputados? ¿Acaso no deben ser excluídos todos los cargos de los partidos que han defendido y apoyado dicha Ley?
Pero lo más patético de todo ha sido la exclusión de S.M Don Juan Carlos I, rey de España, de estas medidas excomulgatorias , a pesar de que él debe dar validez con su firma a la ley aprobada por el Congreso y el Senado. Un grupo de católicos integristas, sí, pero coherentes al menos, ha pedido a la Conferencia Episcopal -llevan más de 50.000 firmas- que también el Rey sea excomulgado si da curso legal a esa Ley. Pero Camino les ha dado un disgusto: el Rey no será excomulgado. Cuando ha sido preguntado acerca del por qué, ha argumentado de un modo tan necio que echa por tierra la buena fama de argumentadores de los jesuítas. He aquí algunas de sus perlas:

"Que su majestad el rey tenga que sancionar con su firma una ley es una situación única"
"No hay ningún otro ciudadano que se encuentre en esta situación. Por lo tanto, no son posibles los principios generales para una situación única".
"Una cosa es lo que haga Su Majestad el Rey, que es un caso único, y otra cosa es lo que haga un político con su voto, que tiene consideraciones diversas"

En fin, argumentos de peso. ¿El "caso único" que exime al Rey de culpa ¿en qué consiste? ¿Tendrá Dios allá en el cielo en cuenta ese caso único, el caso único de ser Rey? Qué razón tiene José María Castillo cuando afirma que hoy en la iglesia los altos cargos ya no los ocupan grandes teólogos sino personajes grises. Cuando se le preguntó por qué el católico rey español no hacía lo que su homólogo belga, Balduino, que abdicó tres días para no tener que firmar la Ley, Martínez Camino se sintió acorralado y dio por zanjada la discusión.

Este bochorno espantoso, esta demencial exposición pública, con el descaro y la sinvergonzonería de los Reality Shows, de las miserias y el servilismo de la Conferencia Episcopal ha sido posible porque en España se sigue manteniendo la unión medieval entre Iglesia y Estado, a pesar de hallarse inmersa en un contexto cultural supuestamente laico o, al menos, aconfesional. Claro que esto es lógico, ya que el gobierno socialista mantiene prácticamente intacto el Concordato que Franco firmase con el vaticano, otorgando a la religión católica privilegios que van en contra de lo que se refleja en la tan adorada Constitución. De esta forma, todos, querámoslo o no, subvencionamos con nuestros impuestos sus colegios, hospitales y negocietes varios. Estoy convencida, sin embargo de que, a largo plazo, la principal perjudicada por este chanchullo que ahora parece tan provechoso, va a ser la propia Iglesia. Esos saduceos no se dan cuenta de que el poder terrenal con el que se conchavan, la ultraderecha mundial, los está utilizando y que cuando ya no les sirvan, los tiraran a la basura. Roma no paga a traidores, Rouco Varela. Y me temo que Dios tampoco.

miércoles, 24 de febrero de 2010

La sanadora de Hierakómpolis

Aunque en realidad se trata de un sentimiento irracional y culturalmente modificable, el respeto a los restos mortales de los seres queridos fallecidos está tan generalizado en casi todas las culturas humanas, actuales e históricas, que podría considerarse intrínsecamente humano.
Parece ser que ya los hombres de Neanderthal se preocupaban de enterrar a sus difuntos y de espolvorearlos con un ocre rojo que, según Mircea Eliade, simbolizaba la vida. Dar sepultura o incinerar a los seres queridos ha sido, pues, desde hace miles de años, un básico acto de piedad. La tragedia de Antígona surge al cumplir ésta con la obligación de proporcionar a su hermano un entierro digno. Este sentimiento de mera compasión hacia los restos de quien fue un ser querido y que ahora, convertido en materia inerme y degradada, ya no se puede defender, enseguida ha sido trasladado como elemento esencial de muchas religiones.

En el Egipto anterior a los faraones y las pirámides, las pequeñas comunidades de agricultores y pescadores que ocupaban las orillas del Nilo, ponían un especial cariño en los enterramientos de sus seres queridos. Los colocaban en una posición fetal similar a la que se adopta al dormir. Les proporcionaban esterillas abajo y arriba, y hasta una almohada, como en las camas de los vivos. Si los fallecidos eran niños pequeños, cuando la madre fallecía, procuraban enterrarla donde ellos, se entiende que para que los protegiera y guiara en la otra vida. A veces también aparecen mascotas enterradas junto con sus dueños. Las paredes de la fosa se enlucían con adobe, para hacerla más "habitable". Pero lo más llamativo es la cantidad de objetos que se colocaban al lado del muerto.

Hace 5.500 años, en lo que luego fue la gran ciudad de Nekhen (a la que los griegos denominaron Hierakompolis) una mujer de 50 años y que se había dedicado toda su vida a curar y aliviar las enfermedades de sus vecinos, moría sin poder remediarlo ella misma. No hubo quien no lo lamentara sinceramente, porque era una mujer sabia que había puesto sus conocimientos al servicio de los demás. Era esta mujer experta en hierbas y resinas, con las que elaboraba perfumes y remedios curativos. Cuando hubo que enterrarla le prepararon una fosa especialmente holgada, la cubrieron con delicadas esteras de juncos y le fabricaron una almohada. Entraron en su casa y vieron allí sus hierbas, sus pequeños utensilios de curandera y también sus objetos más personales y queridos: sortijas, colgantes, amuletos y una encantadora paleta con forma de pájaro que en aquella época se utilizaba para moler los pigmentos utilizados para el maquillaje. ¿Qué iban a hacer con esos objetos? ¿Quién iba a saber utilizarlos tan bien como ella? ¿Y ella? ¿Qué iba a hacer ella en su otra vida sin esos objetos que tanto quería, que tan bien sabía utilizar?
Así que cogieron una bolsita de cuero en la que guardaba sus hierbas medicinales y se la pusieron en la mano. Bajo la almohada le colocaron otra con sus objetos más queridos. Otros objetos los colocaron en bonitos recipientes de cerámica, de color rojo y con el borde superior en negro, como era la moda en la época. Le recogieron el pelo en un penacho, como a ella le gustaba llevarlo, la cubrieron con otra estera y se despidieron para siempre.
Su fama perduró mucho tiempo. Cuando un niño moría, lo enterraban a su lado, para que los cuidase y los curase de sus enfermedades, como hiciera en vida. Al final cayo en el olvido hasta que en 2003, muchísimos siglos después, un equipo de arqueólogos dirigidos por Renée Friedman encontró su tumba. Sacaron fotos a todo, analizaron meticulosamente cada objeto, comprobaron que la bolsita que tenía en sus manos contenia hierbas como eneldo o menta y también resina de cedros del Líbano, situados más de 1000 kms. al norte. Analizaron sus huesos, fotografiaron su calavera, en la que aun sobrevivia, seco como el esparto, el penachito con el que fue enterrada.

No sé dónde andarán ahora sus huesos. Quizá en algún sótano de un museo, en un cajón numerado. Seguramente ya no tiene en las manos su bolsita de hierbas, ni sus pequeños cacharros que con tanto cariño le habían preparado para su estancia en el otro mundo. También estará separada de los niños con los que había "convivido" durante los últimos cinco mil años. La sonriente arqueóloga americana afirma estar muy contenta porque han descubierto cosas muy interesantes sobre la cultura Nagada II gracias a "Matty" -así han llamado a la curandera predinástica.

A todos nos parece estupendo. Es el tipo de cosas en las que uno no piensa, porque requiere el penoso esfuerzo de pensar distinto. Pero pensemos empáticamente: a veces la empatía nos lleva a caminos muy alejados de las convenciones sociales por las que todos transcurrimos como por raíles.
En el equipo de Friedman seguramente habría gente religiosa. Muy probablemente cristianos y musulmanes. Incluso los agnósticos o ateos del grupo habrán enterrado ya a algún ser querido. Es muy probable que, durante la sentida ceremonia, pensaran en cosas algo distintas a las que pensaron los amigos de Matty, la bruja del Nilo: por ejemplo, quizá creyeron vagamente que tal vez algún día se reunirían con ellos en el cielo o algo parecido. Pero en general, pensaron cosas semejantes.
Y es que la pérdida de un ser querido es algo muy similar en todos los tiempos. Seguramente los arqueólogos no vistieron a sus familiares de cualquier manera al enterrarlos, y eligieron una caja de buena madera. ¿Les gustaría enterarse a estos arqueólogos, desde Egipto, de que un perturbado ha extraído los restos de sus familiares enterrados en el cementerio de cierto condado de Arkansas y los ha metido en diversos cajones de su casa? ¿Les gustaría ver expuestos en revistas y en museos los huesos de sus padres, con reglas de medir al lado, con un post-it adherido, sostenidos por un sonriente hombre de ciencia, que les ha puesto un gracioso nombre diminutivo? Lo dudo mucho.
Profanar tumbas es un delito en casi todos los países del mundo. En España viene expresamente recogido en el Código Penal. Si esto es así, y si ha sido así desde siempre. ¿por qué nos parece correcto ver a momias, esqueletos y cadáveres plastinados mostrados en su horrible estado de degradación física, desnudos, indefensos, humillados ante el curioso público?
La única respuesta que encuentro a esto es que se trata de muertos antiguos. Ya nadie los reclama. En el caso de Matty, que es tan asombrosamente antigua, ni siquiera ya nadie cree en la religión que llevó a sus amigos a colocarle todos esos objetos en la confianza de que la acompañarían para siempre. Los judíos más ortodoxos creen a pies juntillas que tras el Dia del Juicio el cuerpo físico resucita. Por eso no toleran que ninguna tumba judía por antigua que sea, resulte profanada. No valen argumentos científicos. Podremos reírnos de esta creencia, también podremos lamentar que sean tan piadosos para sus muertos y tan criminalmente sádicos para los muertos -y los vivos- de los palestinos. Pero no nos estamos planteando si ciertos judíos que no respetan a los demás merecen respeto, sino simplemente si desenterrar cadáveres y exponerlos en un museo no es una terrible falta de respeto de la que no somos conscientes.
No estoy diciendo con esto que los arqueólogos sean unos malvados sin corazón. Lo que ocurre es que ni ellos ni nosotros somos conscientes de que algo en realidad está mal, sólo porque estamos acostumbrados a hacerlo y nunca nadie nos lo había hecho notar.
Así pues, ¿no es justo respetar algo que para la mayoría de la gente es tan importante? ¿Por qué Matty o Tutankhamon iban a merecer menos respeto que nuestros padres?
Si la famosa maldición de Tutankhamon fuese algo más que una leyenda, yo la hubiera aprobado. Aquellas personas pusieron todos los medios a su alcance, muchos y suntuosos el faraón, pocos y humildes Matty, para que su cuerpo fuese respetado y preservado tal y como lo dejaron. De ello creían que dependía nada menos que su vida eterna. ¿Por qué nos parece tan absolutamente normal pisotear ese derecho, el derecho de descansar en paz?

(Para más detalles sobre la historia de Matty, consultar aquí)

lunes, 22 de febrero de 2010

Redondo de ternera con pasta dulce.

Hoy vamos a cocinar un redondo clásico en salsa pero acompañado con una guarnición no tan clásica de pasta dulce. Para ello, utilizaremos hélices, macarrones o cualquier pasta de "gran calibre".

Ingredientes, para 2 ó 3 personas:
-750 gr. de redondo de ternera,
-200 gr. de pasta,
-1 puerro,
-2 zanahorias,
-1 chalota,
-2 cucharadas soperas de cacao,
-Caldo de verduras,
-Sal,
-Pimienta,
-Harina,
-Mantequilla,
-Miel,
-Aceite de oliva.

Modo de elaboración:
En primer lugar, salpimentamos y enharinamos la carne y, posteriormente, la doramos en una sartén con aceite. Después la reservamos.
Vamos ahora a preparar la salsa. Para ello, en una sartén grande colocamos el puerro, las zanahorias y la chalota muy picaditos en un abundante chorro de aceite de oliva. Cuando estén bien pochadas las verduras, añadimos el caldo de verduras y el cacao. Atención con lo del cacao, porque no me refiero al Cola-Cao ni a ninguno de esos productos que vienen edulcorados para disolverlos en leche. Me refiero a cacao puro y en polvo. No digo que con Cola-Cao salga mal -nunca se sabe. ¡Sólo que no me responsabilizo de los resultados!
Bien; cuando la salsa esté ligada, añadimos la carne. tapamos la sartén y la ponemos a fuego alto, bajándolo cuando el guiso comience a hervir. La mantenemos así durante unos diez minutos, dependiendo del grosor de la carne.
Si la salsa nos ha quedado todavía demasiado líquida agregaremos una cucharada de harina tostada -o incluso otra de cacao- y si, por el contrario, nos ha quedado demasiado espesa agregaremos más caldo.
Pasamos a continuación a preparar la pasta. La cocemos con sal y un poco de aceite en agua caliente hasta que esté al dente. He oído decir a algunos cocineros en la tele que el aceite ya no es necesario para cocer pasta, porque ahora la fabrican de manera que no se pega. Pero en mi opinión, la pasta queda mucho más sabrosa y suave cocida con un chorro de buen aceite de oliva. Una vez cocida, la colocamos en un escurridor para que se desprenda del líquido.
Solo nos queda cocinar la salsa de miel que es de lo más sencillo. En una sartén a fuego lento derretimos 50 gramos de mantequilla. Cuando esté derretida, añadimos una cucharada de harina -mejor si es de maiz- como si fuésemos a hacer una bechamel. Removemos y mezclamos bien y entonces vamos añadiendo tres o cuatro cucharadas soperas de miel hasta conseguir el grado de dulzura y espesor ideales para mezclar con la pasta. Hay que tener cuidado de no pasarse con la cantidad ya que la miel puede empalagar si nos pasamos.
Cuando tengamos la salsa lista, volcamos la pasta y la removemos bien un momento, todavía a fuego lento, para que se impregne.
Y solo nos queda emplatar una ración de carne con su guarnición de pasta y su salsa marrón chocolate.
Buen apetito.

sábado, 20 de febrero de 2010

Comiendo fuera. Hoy: Senra, en San Sebastián.

Hace poco el Senra cumplió 25 años y desde entonces ha evolucionado hacia una cocina nueva y elaborada sin perder por ello la tradición y la buena calidad de las materias primas.
Aunque Gros es un barrio lleno de buenos bares de pintxos, Senra es uno de los indiscutibles. Está situado en la Calle San Francisco, que desde hace un tiempo es peatonal. En Donosti, las calles peatonales son aquellas en las que los coches, en vez de ir por asfalto, van por baldosa. A pesar de todo, Gros es un barrio que continúa manteniendo cierto ambiente de barrio, algo cada vez más difícil de encontrar en esta nueva ciudad de horribles cubos de Moneo, congresos absurdos y festivales de cartón-piedra. Supongo que es el engendro cosmopolita y asfáltico que el alcalde y su equipo de empresarios se empeñan en potenciar. Afortunadamente, el pueblo es un tanto correoso y sigue empeñado en sus gustos provincianos, qué le vamos a hacer... Como digo, en Gros todavía reside gente que consume en las bonitas tiendas del barrio. Eso le confiere un ambientillo agradable y, además, tiene la ventaja de que, al estar algo retirado del centro, está menos invadido de turistas y los precios son algo más moderados.
Ocupándonos de lo que nos interesa ahora, en Casa Senra se disfruta con el paladar por un precio razonable. Disponen de raciones, platos de carnes y pescados de calidad y una deliciosa y surtida variedad de pinchos, creativos pero no snobs. Las últimas novedades, por ejemplo, son éstas:
-Jamón asado con salsa de Idiazábal y coulis de pacharán, y
-Montadito de foie con hongos y salsa de Coca-cola.
Nosotros decidimos comer de pinchos. No fueron los típicos pinchos de palillo, aunque éstos también los tienen en la inmensa barra, y muy buenos y variados, sino los llamados "pintxos calientes", que se sirven en pequeños platos y que son como menús en miniatura. Desde luego se puede ir comido o cenado con tres o cuatro de ellos. Nosotros elegimos lo siguiente:
-Ensaladilla rusa. Bastante presentable, con un generoso despliegue de pimientos del piquillo.
-Chipirones a lo Pelayo con bacalao. Un poco escasos los chipirones, pero en general un conjunto muy logrado, con deliciosa salsa, crujiente cebolla y un macizo trozo de bacalao a la plancha.
-Rodaballo con tomate y pistachos. Muy original y con una especie de ali-oli muy suave
-Solomillo de ciervo en salsa. En su punto la carne -y la salsa como para mojar pan.
-Pato relleno con salsa de manzana. Es un clásico, pero es de los mejores patos que he probado, muy sabroso y muy tierno.
-Croqueta de almeja y croqueta de chipirones. Originales, de buen tamaño y bastante bien fritas.
-De postre probamos una leche frita que, aunque rica de sabor, resultaba, por contra, demasiado aceitosa.

Pues bien, todo lo anterior más bebidas, postre y cafés para dos, nos costó 45 euros. Un precio así en Donosti es bastante barato.
Cuestiones puramente gastronómicas aparte, el servicio es diligente y amable, si uno tiene suerte de que el bar no esté muy abarrotado. El local es amplio, decorado a la usanza tradicional, con grandes mesas de sidrería, se puede fumar y no es de esos sitios de los que se sale oliendo a fritanga.
Tras un aromático café y un puro, una sale del Senra con una visión más optimista del mundo.

jueves, 18 de febrero de 2010

Abdulhakim Ismailov

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El soldado que aparece ondeando la bandera soviética sobre el Reichstag en ruinas es Abdulhakim Ismailov, un musulmán caucasiano herido tres veces durante la liberación de Europa de los nazis. Al contrario que los otros 20.000.000 de rusos, que murieron defendiendo su patria de los fascistas, Abdulhakim, que ya había participado en la liberación de Varsovia, y había combatido en Finlandia y Ucrania, tuvo la suerte de llegar vivo hasta Berlín y de ser elegido para posar en esta histórica fotografía.
Abdulhakim ha fallecido a sus 93 años, 65 años después de estos acontecimientos. Tras la guerra, volvió a su pequeño pueblo natal, en el que dirigió una granja colectiva. Le han sobrevivido cuatro nietos y ocho biznietos.

Me cuesta imaginar qué pensaría Abdulhakim en sus últimos años. Tantos sacrificios y tantas muertes de millones de camaradas no sirvieron para nada. En el Reichstag los herederos de los nazis hace ya tiempo que han izado su bandera de las doce estrellas. En el Kremlin, el capitalismo contra el que luchó el y sus compañeros, condena a la mayoría de los rusos a una nueva miseria moral y económica. Y en el imaginario popular, confeccionado por los mass media, los norteamericanos fueron quienes liberaron a Europa, no los rusos. Los dos millones de judíos asesinados por los nazis importan mucho más que los 20 millones de rusos. Y la URSS se ha terminado equiparando al III Reich como los dos grandes enemigos de la libertad. Esa libertad que nos brindaron los norteamericanos y de la que seguimos disfrutando.

martes, 16 de febrero de 2010

La represión de los mapuches

La historia trágica del pueblo mapuche no difiere demasiado de la de los demás pueblos indígenas que intentan conservar su cultura, sus derechos y la posesión de la tierra frente al sistema de saqueo y matanza universales que denominamos globalización. "Mapuche" en su idioma mapundungun significa "hombre de la tierra".
Los mapuches son los descendientes de los indios a los que los españoles denominaron araucanos mientras los exterminaban y robaban tras su heroico desembarco en el Nuevo Mundo. Es normal, por tanto, que rechacen este apelativo impuesto por su enemigo.
Los mapuches resistieron, estos sí, con heroísmo, los intentos de la monarquía española por desposeerles de sus tierras. La desidia y el atraso españoles tienen a veces su lado positivo: cuando la burguesía criolla obtuvo la independencia de Chile en el XIX, comenzó el auténtico infierno para los mapuches. Y es que el poder destructivo de la economía capitalista no tiene piedad: su crueldad es más sistemática y fría que la de los conquistadores españoles, que aun fueron capaces de reconocer el coraje y la dignidad de este pueblo, como queda reflejado en el poema "La Araucana" de Alonso de Ercilla. El capitalismo no deja resquicios para tales romanticismos; todo debe ser explotado: nada hay sagrado frente al poder del dinero.
Sería prolijo -y muy triste- narrar la larga historia de este grupo étnico. Teniendo en cuenta, pues, la dificultad que entraña para mí el resumen de tantos siglos y la disponibilidad en internet de numeroso material al respecto, me limitaré a concluir que los mapuches resistieron indómitos -con excepciones de breves periodos de sometimiento o parálisis- desde la invasión española hasta el triunfo de los golpes militares de ultraderecha financiados por EE.UU. en Chile y Argentina. Son estos los países actuales en los que aun resisten los mapuches.
Una de las razones del golpe de Estado de Pinochet está en que Allende había iniciado la devolución a los mapuches de las tierras que la casposa y ultraviolenta burguesía terrateniente chilena les había ido robando durante el último siglo. Así acabó este breve sueño feliz: con la pesadilla de asesinatos masivos de mapuches y la eliminación por ley del concepto de "tierra comunal" y del concepto de "indígena." Como era de esperar, la "democracia" -por llamar de alguna manera al neo-pinochetismo- no ha tratado mejor a estos indígenas.
Ahora los españoles vuelven a intervenir para destrozar a los mapuches. Esta vez no traen caballos ni arcabuces, ni escriben poemas épicos. Traen excavadoras, paramilitares, muchas ganas de lograr dinero rápido y fácil. En vez de poemas épicos, traen publicidad babosa y kitsch. En 1.997 la empresa ENDESA, inundó gran parte de las tierras de cultivo y de culto de los mapuches incumpliendo la Ley que el propio Gobierno acababa de establecer hacía poco, según la cual esto solo podía hacerse con la aquiescencia de la Corporación de Desarrollo Indígena (CONADI). El presidente Eduardo Frei se limitó a cesar al director del CONADI y a todo aquel funcionario de su gobierno que denunció el atentado ecológico y cultural que estaba a punto de perpetrar Endesa.
Otras varias multinacionales se han unido a la destrucción y rapiña de las tierras mapuches, sobre todo a la tala de sus bosques por parte de las industrias madereras.
En los últimos diez años los mapuches han intentado protestas mediante la toma simbólica de tierras expropiadas. Los asesinos a sueldo -llamados eufemísticamente polcía- de Frei, Lagos y Bachelet han respondido con la muerte cobarde y cruel de los que realizaban estas protestas. Los jueces a sueldo de esos mismos presidentes "democráticos" de Chile han encarcelado a muchos otros después de una farsa de juicio. También Bachelet ha encontrado el comodín de la Ley Antiterrorista -que ya inventara Hitler- para quitarse de en medio a cualquiera que entorpezca su idilio con las transnacionales. ¿Por qué habría de ser diferente en Chile? Los periodistas a sueldo de los mass media internacionales han silenciado estos asesinatos y han considerado como perfectamente válidos estos "juicios", También han pasado por alto las protestas, incluídas varias huelgas de hambre de los condenados que han estado a punto de llevarles a la muerte.
Así que no es correcto decir que la extrema derecha ha retomado el poder en Chile de manos de Piñera: la extrema derecha nunca ha abandonado el poder, pues ni los oligarcas ni las multinacionales han sido juzgados y castigados por sus delitos y siguen mandando en el país las mismas familias y empresas que mataron a Allende.
Bachelet se ha negado a revisar los juicios que condenan a los campesinos como "terroristas." Durante su mandato se ha iniciado una persecución contra cualquiera que intente difundir la situación de peligro evidente que sufren los mapuches debido a la agricultura masiva, la tala forestal, las macroinfraestructuras y la expansión energética. En este contexto se enmarcan las detenciones y acusación de terrorismo, -cómo no- a personas del mundo de la cultura como la cineasta Elena Varela o el escritor vasco Asel Luzurraga. Este último, tras una detención sin prueba alguna, después de salir de prisión, se encuentra bajo arresto domiciliario en espera de juicio. Se trata de un aviso del Gobierno chileno a cualquiera, chileno o extranjero, que indague y cuente lo que está ocurriendo. No olvidemos que algunas asociaciones mapuches están incluídas en la lista de grupos terroristas y que los asesinatos de los mapuches quedan sistemáticamente impunes. Afortunadamente, todavía quedan quienes, como el escritor Luis Sepúlveda, siguen denunciando valientemente esta situación.
Me gustaría incluír este audio de la cantante mapuche Aimé Paine, que dedicó su vida a divulgar el legado musical de su pueblo.



Al hablar de Endesa, no puedo dejar de recordar a la popular montañera vasca Edurne Pasabán. Esta mujer. al parecer, con el patrocinio generoso de Endesa, siempre tan dispuesta a apoyar las causas nobles y justas, se ha hecho no sé cuántos "ochomiles." Denominan así a escalar montañas que superan esos metros de altura. No hablaré aquí de la frivolidad de esa "proeza" y de la escandalosa inutilidad de ese supuesto "heroísmo". Tampoco de la moda según la cual estos héroes merecen no solo mecenazgo público y privado sino también nuestra "solidaridad" y "apoyo". Yo me solidarizo con la gente que sufre por culpa de ladrones y asesinos como Endesa, no por pijas que ponen su vida y las de muchos otros en peligro por una memez.
Si quieres ser una heroína, Edurne, ¿por qué no ayudas a los mapuches que tu patrocinadora está robando y matando? Si te gusta tanto la naturaleza como dices, Edurne, ¿por qué no le dices a tu patrocinadora que deje de destruír ecosistemas?
Me cago en tus ochomiles, Edurne Pasabán y me cago en tu Endesa.

sábado, 13 de febrero de 2010

Islam y Socialismo (y IV)

Para concluir estas consideraciones sobre la complementariedad de la religión musulmana y la ciencia marxista, será bueno dar un repaso a cómo, en la práctica, esta complementación y mutua comprensión han ido avanzando en los últimos tiempos. Pecaríamos precisamente de poco marxistas si pensásemos que los motivos de este progresivo acercamiento son obra de una labor teórica. Las circunstancias reales -políticas, económicas y sociales- han cambiado mucho en los últimos 50 años y son éstas las que han propiciado la construcción de nuevos compromisos en el plano de las ideas. Si un egipcio o un libanés medio, tras tantos años de enfrentamientos entre izquierda e islamismo, ahora ve posible conjugar Islam y Marx, es porque las circunstancias reales han cambiado. Veamos algunos de los casos más paradigmáticos.

Cisjordania:

En este sector de los Territorios Ocupados los dos grandes partidos políticos en lucha por el poder, al-Fatah y Hamás, no mantienen diferencias de tipo religioso. Aunque la TV pretenda hacernos pensar que Hamás es un grupo de fanáticos islamistas, lo cierto es que en el plano religioso son bastante más moderados que al-Fatah. La diferencia entre ambos es que al-Fatah es ambiguo con las acciones genocidas de Israel y Hamás no las tolera. Eso es lo que provoca que la TV nos los presente como "los malos." Y para demostrar lo malos que son se les tacha de fanáticos religiosos. Sin embargo, los hechos desmienten esta intoxicación informativa. El partido marxista FPLP, el tercero más votado, ha pactado con Hamás la alcaldía de ciudades como Belén y Ramala, en las que gobiernan en coalición. Vale la pena destacar que el puesto de alcalde de Ramala lo ostenta una mujer, y que ha accedido a él con seis votos del FPLP, más tres de Hamás, frente a los seis votos en contra de al-Fatah. Lo digo por si todavía hay quien se cree el cuento del machismo de Hamás.

Egipto:

Tras la Revolución de los Oficiales Libres de 1952, el rey Faruk es destronado y, con ello, Egipto se deshace del yugo del colonialismo británico. Se abrió un período de reformas que incluyeron la reforma agraria y la nacionalización del Canal de Suez, todo ello posible gracias al miedo que, en plena Guerra Fría, tenían las potencias del mundo capitalista al inmenso potencial militar soviético. Pero pronto el régimen de Nasser puso el freno en los avances sociales y aparecieron grupos Islamistas y comunistas que exigían seguir adelante con las reformas y la redistribución de las riquezas del país. La dura policía política de Nasser se enfrentó entonces, no a los elementos antirrevolucionarios que cabe esperar surjan tras una revolución, sino contra aquellos sectores a los que aquella revolución "light" había decepcionado: la izquierda radical y un grupo de islamistas especialmente implicados en los problemas sociales denominados "Hermanos Musulmanes", que, desde su fundación en 1928 por Hasan al-Banna, no habían cesado de ser objeto de persecuciones por parte de las autoridades coloniales.
Los "Hermanos Musulmanes" poseen un ideario y un modus operandi que recuerda mucho, en el ámbito católico, al de ciertas comunidades jesuítas: Hasan al-Banna consideraba que una sociedad auténticamente islámica solo se puede empezar a implantar si las necesidades básicas, materiales y culturales, del pueblo están garantizadas. Para ello no dudaron en impulsar redes sociales que proporcionaran educación y sanidad así como empresas cooperativas de marcado carácter social. Profundamente religiosos, los "Hermanos Musulmanes" no son sin embargo fundamentalistas. Creen que las nuevas realidades sociales y económicas exigen una interpretación flexible y en permanente evolución del derecho islámico. Pero una cosa es no ser fundamentalista y otra muy distinta colaborar activa o pasivamente con los opresores: los HH MM nunca fueron apóstoles de la no-violencia. Ellos consideran que defenderse de las agresiones e injusticias intolerables es justo. Así, participaron en numerosas revueltas contra el régimen colonialista de Faruk. Cuando los sionistas iniciaron en 1947 su agresión contra los palestinos, los HH. MM., que para entonces se habían extendido por buena parte de Oriente Medio, no dudaron en ayudar a sus compañeros palestinos. Ello provocó que el rey Faruk comenzara una terrible campaña de represión y asesinatos contra la Hermandad, que culminó con el asesinato a traición del propio al-Banna, de autoría aun hoy desconocida, pero que no hace falta ser muy conspiranoico para atribuir al Mossad.
Por entonces los HH.MM. tenían buenas relaciones con Nasser y con quienes poco después derrocarían a Faruk. Pero esta alianza duró poco. Pronto Nasser comenzaría a perseguir brutalmente a quienes se atrevieron a denunciar la superficialidad de su revolución. Perpetrar un atentado ecológico y arqueológico tan descomunal como la presa de Assuan no es el tipo de giro radical que la inmensa mayoría de los desheredados egipcios necesitaba. El viraje a la derecha del nasserismo se fue haciendo cada vez más evidente y, con él, la dureza y extensión de su represión. En 1966, el pensador Sayyid Qutb, del que hemos venido hablando en estos posts, fue condenado a muerte por el régimen de Nasser, acusado de un complot para asesinarle. El sucesor de Nasser, Anwar el-Sadat llevó la derechización del país al extremo de convertirse en aliado de EE.UU e Israel y excelente amigo del Shah de Persia. Tras su asesinato en un espectacular atentado del grupo al-Yihad, su sucesor Hosni Mubarak permanece en el poder desde entonces en un remedo de democracia al servicio del nuevo colonialismo yanqui.
Es en este último período en el que la izquierda egipcia y los Hermanos Musulmanes han vuelto a acercar sus posiciones. Es perfectamente comprensible el recelo que el marxismo despertaba en los HH.MM., habida cuenta de que Nasser era, nominalmente, aliado de la URSS. Una vez que el tiempo ha puesto a cada uno en su sitio y los sucesores de Nasser han demostrado cuál es su talante, las viejas rencillas entre marxistas y HH. MM. están casi olvidadas.

Líbano.

En el líbano, el caso más notable de acercamiento entre marxistas e islamistas lo vemos en Hezbollah y el Partido Comunista Libanés. El proceso es muy similar al de los otros casos. Tras un período inicial de acercamiento entre la mayoría chií desfavorecida y los comunistas, la izquierda, sobre todo desde finales de los 70, empieza a perder interés por los problemas sociales y a desarrollar una política "blanda" contra las agresiones israelíes. El triunfo de la revolución chií de Jomeini en Irán, por un lado, y la matanza de chiíes en Sabra y Shatila a manos de israelíes y ultraderechistas libaneses fueron los detonantes de la creación de Hezbollah. Gracias a Hezbollah, los israelíes ya no pudieron repetir impunemente lo de Sabra y Shatila: desde su creación todos sus intentos de invadir el Líbano han fracasado. Tras la guerra civil, consiguieron igualmente que el parlamento libanés -que tradicionalmente está dividido por confesiones religiosas- tuviera una representación acorde con la proporción real de cada grupo religioso. Además, sus redes sociales, similares a las de los Hermanos Musulmanes, han paliado en buena medida la situación de miseria no solo de los libaneses, sino de todos los refugiados palestinos que huyen del genocidio perpetrado por Israel.
En la actualidad, Hezbolá cuenta con apoyos más que testimoniales del Partido Comunista Libanés. Un ejemplo del puente tendido entre Hezbollah y los comunistas es el períodico al-Akhbar que sigue una línea ideológica en la que se funden marxismo e islamismo chií. Este periódico es calificado por la objetiva Wikipedia como: "Perfecto ejemplo de periodismo a sueldo, de primitivos níveles de objetividad y profesionalidad."
Recordemos que Hezbollah, que se creó para evitar nuevas masacres como las de Sabra y Shatila es considerado por EE.UU. como grupo terrorista. En muchos medios se los identifica con los nazis y se afirma que tienen el Corán en una mano y el Main Kampf en otra. Son cosas de esa prensa libre, de altos estándares de objetividad y profesionalidad...
El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, no solo ha sido capaz de derrotar a la máquina de matar de los israelíes, en sus repetidos intentos de masacrar a los libaneses. También se ha mostrado un hábil político que ha conseguido aglutinar en torno a la resistencia contra la opresión israelí a los comunistas y a los cristianos maronitas.
Una prueba de la admiración y agradecimiento sinceros de los libaneses de cualquier confesión hacia Hassan Nasrallah, es esta canción de la cristiana maronita Julia Boutros: cuya traducción al inglés podéis consultar aquí.



En estos momentos críticos, la justicia social requiere tanto del impulso ético de la religión como de la ciencia marxista. En esta serie de posts he procurado hacer ver que ambos factores no tienen nada de incompatibles en lo teórico. Ojalá los hechos demuestren que tampoco lo tienen en lo práctico.

viernes, 12 de febrero de 2010

Islam y Socialismo (III)

Aunque no se esté de acuerdo con sus teorías, desde Freud en adelante no se puede pretender explicar el funcionamiento de la mente humana olvidando el papel básico de los procesos inconscientes. No se puede pretender que la mente humana funciona como un mecanismo de decisiones conscientes y voluntarias surgidas de la nada. Semejante postura resultaría acientífica y fantasiosa. Del mismo modo, tras los avances de la física en los cinco últimos siglos, tampoco es posible ya pensar en la Tierra como en una gran masa fija alrededor de la cual vuelan los astros siguiendo caminos prefijados. Para comprender nuestro mundo y para tratar de influir en él de manera positiva con disciplinas como la medicina, a nadie se le ocurre ya olvidar que muchas enfermedades se producen por la acción de microorganismos.
Sin embargo, 150 años después de Marx, todavía la inmensa mayoría de la humanidad culta, incluso la mayoría de los que se llaman izquierdistas, sigue pensando que la explotación de la humanidad por unos pocos y las terribles injusticias que de ella se derivan desaparecerían si todos fuésemos mejores personas, o si las leyes fueran mejores o más justas. Este pensamiento equivale a querer solucionar el problema de las enfermedades confiando en que los microorganismos algún día sean buenos y no se empeñen en enfermarnos o incluyendo un artículo en la Constitución que prohiba tajantemente a éstos penetrar en nuestro cuerpo.
Pero la explotación de unos seres humanos por otros es un fenómeno histórico y natural y por tanto obedece a causas naturales y estudiables. Si tiene solución, ésta solo puede obtenerse tras este estudio de sus causas y mecanismos. Los buenos deseos no cambian el mundo, porque desear no es conseguir. Las leyes tampoco cambian al mundo, es el mundo el que cambia a las leyes; las leyes no son ensalmos mágicos que basta con colocar sobre un libro magníficamente encuadernado para que se cumplan. Nadie deja de imcumplir la ley porque esté en ese libro: lo hace porque hay una fuerza que le coacciona a hacerlo. Quien tiene esa fuerza es quien ha redactado la ley.
Sayyid Qutb es uno más de los que no parece haber comprendido o asimilado el avance fundamental de Marx. En su libro que estamos comentando, "Justicia Social en el Islam", establece una serie de criterios para crear una sociedad justa basados en las enseñanzas del Corán y en las tradiciones islámicas. La mayoría de sus deseos son maravillosos y compartibles por cualquier persona de buena voluntad, sea o no musulmán: soberanos justos y austeros, propiedad para el que la usa, justicia con los desfavorecidos -enfermos, ancianos, etc.-, educación y acceso a la salud universales... Pero está claro que el problema no es imaginar cómo sería un mundo ideal: el problema está en ponerlo en práctica.

Los Hermanos Musulmanes, a los que perteneció el propio Qutb y de los que hablaré un poco en el siguiente post, han sido capaces de establecer una magnífica red propia de servicios sociales y de apoyo mutuo, independiente del gobierno egipcio. Para ello seguramente no han necesitado a Marx, como tampoco la mayoría de la gente que hace cosas tan estupendas como ésta por todo el mundo. Pero ¿pueden estas excelentes iniciativas hacer algo más que paliar momentáneamente el problema? Las compresas heladas en la frente pueden bajar un poco la fiebre pero no curan la enfermedad

Para esto último es para lo que es necesaria, no digo ni siquiera la teoría de Marx, pero sí al menos una teoría que no olvide los descubrimeintos fundamentales de Marx. Hoy día la Astronomía tiene mejores teorías que las de Copérnico, pero no puede olvidar que, en efecto, la Tierra no es el centro del Universo alrededor de la cual giran las esferas celestes. La teoría marxista no nos va a decir cómo solucionar los problemas concretos, pero es imprescindible tenerla en cuenta para ello, lo mismo que las teorías de Newton no nos explican cómo construir una nave para viajar a Marte. Para ello son necesarias técnicas y disciplinas que han de estar en constante revisión y evolución; pero sin Newton, no serían posibles.

Hemos visto, pues, que para cambiar el mundo hace falta conocerlo. Pero ¿basta con eso? En absoluto. También es necesario algo: el impulso para hacerlo. Ese impulso puede ser generado por muchos factores. La mayoría de los avances científicos y técnicos de nuestro tiempo se alcanzan gracias, principalmente, a una férrea, implacable voluntad de lucro. Sin ella, no se habrían lanzado naves al espacio ni excavado kilómetros de profundidad bajo tierra, ni desentrañado los misterios de la genética. Ante ese tipo de voluntad nada se detiene: las dos grandes masacres que denominamos guerras mundiales, en las que decenas de millones de seres humanos morían mientras otros producían los mayores avances tecnológicos, iban guiadas por la voluntad de lucro de una minoría de individuos. Esa misma voluntad de lucro es la que hoy amenaza seriamente a todo el planeta con una catástrofe ecológica y/o nuclear.
La voluntad o el impulso que ha llevado a otros, desde Espartaco al Ché, desde Jesucristo a Sayyid Qutb, a sacrificar incluso su vida no es otro que el anhelo de justicia. ¿Y qué es el anhelo de justicia sino, como perfectamente la define Horkheimer, la religión, en el buen sentido? Recordemos de nuevo esa definición:

"¿Qué es religión, en el buen sentido? El inextinguible impulso sostenido contra la realidad, de que ésta debe cambiar, de que se rompa la maldición y se abra paso la justicia."

Pues bien: de este inextinguible impulso sostenido es de lo que carece la teoría marxista. Pero es que es normal que sea así: es una teoría científica. La teoría marxista te da un mapa, pero no te da las ganas ni la energía para viajar. Las ganas y la energía son ese impulso sostenido contra la realidad. Cada uno puede obtener ese impulso de cosas distintas. Yo lo obtengo principalmente de mi fe musulmana. Otro lo obtendrá de valores éticos o características psicológicas, o de varios de estos factores a un tiempo.
La ventaja de las religiones y, en mi opinión, sobre todo del Islam, es su capacidad para generar en la gente ese impulso. Ese impulso que las marionetas mediáticas al servicio de los explotadores del mundo llaman fanatismo y que yo llamo coraje, dignidad y entereza. Sin la religión, me temo que el anhelo de justicia es una planta exótica en el páramo capitalista, en el que los anhelos de consumir estupideces y de ver la tele lo asfixian todo. Sin la religión, el anhelo de justicia solo surge en una minoría de hombres y mujeres honestos y aun vivos que, como pequeños faros repartidos en un inmenso océano oscuro y borrascoso, solo sirven para mantener el rumbo y confiar en la llegada del día.
Y ante la visión horrible de este mundo a la deriva, que no invita sino al pesimismo, solo la fe en lo imposible que define a los religiosos, solo la esperanza, la confianza en que el mal no puede ser la última palabra, es la que les impide darse por derrotados.

Simplificando algo la metáfora de Walter Benjamin, sobre el autómata que juega al ajedrez, yo compararía al materialismo histórico con un automóvil y a la religión con la gasolina que le permite moverse.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Islam y Socialismo (II)

En el pensamiento de Occidente, dos buenos y tempranos ejemplos de la necesidad de la vuelta a la religión tras el fracaso de la Ilustración para traer la justicia a este mundo son Walter Benjamin y Max Horkheimer.
Benjamin mira hacia el pasado y se plantea lo siguiente: supongamos que realmente algún día acabamos con la explotación en el mundo y construímos una sociedad justa y libre, feliz y próspera. Esa sociedad se habrá construído sobre el sufrimiento de millones de víctimas fracasadas de revoluciones fallidas. ¿Es que no habrá justicia para ellos? Benjamin lo expresa bellamente en su opúsculo "Sobre el concepto de historia":

"Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso."

Horkheimer, por otro lado, ni siquiera confía en la posibilidad real de esa sociedad sin clases. La ilustración posee una naturaleza doble, contradictoria: el progreso técnico, la emancipación económica y cultural de una sociedad posee un reverso siniestro que parece esencial a ella. Sociedades opulentas y con todas las posibilidades para liderar la liberación del mundo, son las que al final lo esclavizan. Los avances de la Ilustración se utilizan para precisamente hundirse aun más en la barbarie. La Alemania nazi o los actuales Estados Unidos son dos buenos ejemplos de ello.

Esta desalentadora mirada a las víctimas del pasado, imposibles ya de redimir, y a las del futuro, inevitables por la naturaleza dialéctica de la Ilustración, lleva a ambos pensadores a acudir a la religión como única salida. Sin lo sobrenatural no hay esperanza de redención para los caídos, para los millones de humillados por la Historia. Horkheimer identifica religión con anhelo de justicia, con el anhelo de que la eterna injusticia del mundo algún día sea vengada. Dice Horkheimer:

"¿Qué es religión, en el buen sentido? El inextinguible impulso sostenido contra la realidad, de que ésta debe cambiar, de que se rompa la maldición y se abra paso la justicia."

Sayyid Qutb, en el libro que comentamos en la entrada anterior, "Justicia social en el Islam", considera al marxismo como innecesario para el Islam. Piensa que el marxismo quizá sí sea una necesidad en Occidente, provocada por la carencia de una religión que se ocupe de la justicia social. Pero en el Islam es contraproducente: se trata de un producto ajeno a las peculiaridades, necesidades y tradiciones del mundo islámico, hecho a medida de Occidente. Esta actitud de hostilidad hacia el marxismo de este ideólogo de numerosos movimientos islamistas, especialmente el de los Hermanos Musulmanes en Egipto, generó durante muchos decenios una oposición frontal de los islamistas a los marxistas y viceversa. Ésta es una situación que, afortunadamente, está cambiando en los últimos años, como veremos en otro capítulo de este post. Ahora me gustaría explicar mi desacuerdo con esta idea de Sayyid Qtub.
El principal problema que aqueja a la crítica de Qtub al marxismo es el mismo que aqueja a casi todas las críticas, bienintencionadas o no, a la aportación de Marx. Se trata de creer que el marxismo lo que hace es proponer un modelo determinado de sociedad, como modelo ideal. Si uno piensa que el marxismo es eso, entonces es normal que Sayyid Qutb diga algo así como: "Este señor alemán del siglo XIX no nos va a decir a los egipcios del siglo XX qué tipo de mundo es el que nos conviene; nosotros tenemos nuestras propias ideas, necesidades y tradiciones acerca de ese tema." Pero proponer modelos "ideales" de sociedad es algo que se ha hecho infinidad de veces en la historia de la humanidad: todos los autores de utopías lo han hecho. Pero la aportación fundamental de Marx no es esa. Lo que Marx aporta es una teoría científica acerca de los mecanismos de explotación: cómo funcionan "por dentro", cómo se expresan "por fuera", cómo evolucionan y cómo colapsan. Esto no es una cuestión de que nos guste o no. Esta teoría no nos pretende convencer de que hay que ser solidarios y no explotar a los demás, ni de que hay que rebelarse contra los abusos; es una teoría científica que describe hechos: no los juzga ni nos impele a actuar en un determinado sentido.
Otra cosa distinta es la filosofía de Marx y también otra distinta su acción política. Para aceptar como científicamente válido el materialismo histórico, la teoría científica de Marx, no es preciso aceptar ni su sistema filosófico -denominado "materialismo dialéctico" ni su lucha política (a través de la Internacional, el Partido Comunista, etc.)
Quizá alguien objete que es imposible que una persona religiosa acepte el "materialismo histórico" como teoría científica válida, pues el materialismo es incompatible con la concepción religiosa del mundo. Sin embargo, esto se debe a otra confusión, esta vez provocada por el propio Marx, que utilizó un término quizá poco afortunado. Marx llamó a su concepción de la historia "materialista" para distinguirla de la manera acientífica de tratar la historia que hasta entonces se había impuesto. Es como si a la química, una vez establecida como ciencia, se le hubiese denominado "materialismo alquímico" o a la astronomía "materialismo astrológico." Así pues "materialismo histórico" significa, simplemente, "Historia como ciencia." Lo mismo que cualquier religioso acepta que la medicina o la electrónica son compatibles con la religión, por más que sean científicas y materialistas, cualquier persona religiosa puede perfectamente seguir siéndolo y aceptar como científicamente válido el materialismo histórico.
Sayyid Qutb confunde esta disciplina científica de Marx con la filosofía de Marx, el materialismo dialéctico, que, en efecto, es incompatible con la religión, puesto que se trata de un planteamiento filosófico ateo por definición.
Me temo que, por increíble que parezca, numerosos marxistas también confunden continuamente ambas cosas. De ahí la mutua creencia en una incompatibilidad que, en realidad, no es tal. Yo afirmaría que, más bien, marxismo y religión son maravillosamente complementarios.

lunes, 8 de febrero de 2010

Islam y socialismo (I)

Desde la difusión general del socialismo científico a finales del s. XIX, han abundado las reflexiones teóricas sobre la posibilidad o no de conjugar religión y marxismo. Como el marxismo surgió y se difundió inicialmente en un entorno cultural cristiano, la mayor parte de lo dicho y de lo hecho sobre el tema se ha desarrollado en colaboración o en confrontación con el Cristianismo en sus distintas confesiones -católica, ortodoxa o protestante. El fin esencial de las iniciativas políticas marxistas es la justicia social. Pero este fin entra en competencia directa con uno de los fines de la acción religiosa, al menos en las religiones "del Libro" o abrahámicas. Esto, que debería ser un motivo de mutuo acercamiento y colaboración, ha provocado numerosos enfrentamientos entre religiosos y marxistas. Las causas de este enfrentamiento son muy variadas y son achacables casi siempre a prejuicios y malentendidos entre ambos bandos.
En su libro, "Justicia social en el Islam", Sayyid Qutb dedica el primer capítulo a comparar la distinta naturaleza y evolución de las relaciones entre religión y sociedad en los mundos cristiano y musulmán. Considera que, históricamente, el Cristianismo se ha abstenido de influir en los asuntos sociales, limitándose a regular temas de moral privada. El Cristianismo, tras su alianza con el Imperio Romano, ha decidido delegar los temas de justicia social al poder civil. Esa dejación de responsabilidad ha equivalido en la práctica a un colaboracionismo cada vez mayor con los abusos de poder y la explotación. Ello al mismo tiempo ha provocado que el pueblo se haya ido distanciando de la religión y que progresivamente vea a ésta como una enemiga, en lugar de como un refugio. Por ello el marxismo es un fenómeno nacido en una sociedad que ya ha abandonado a la religión como fuente de justicia social porque la considera como un impedimento, como una droga adormecedora, un "opio."
Esto contrasta con el desarrollo histórico del Islam, que no ha efectuado esa separación entre asuntos político-sociales y asuntos religiosos. Como bien dice Qutb, el Islam es una religión más totalizadora: el Islam no solo se ocupa de lo divino sino también de lo humano y de lo social. El musulmán no es solo un individuo aislado que responde ante Dios de sus actos, sino miembro de una comunidad. Sus actuaciones en esa comunidad son también de la incumbencia del Islam. En el Islam, dice Qutb, la religión lo impregna todo: no está solo en mi momento de oración sino en todos mis actos cotidianos.
El análisis de Qutb quizá peque de falta de matices, pues ciertos desarrollos del Islam han sido históricamente muy similares a los de la sumisión del Cristianismo a los intereses del Imperio. No hay más que ver a la actual Arabia Saudita, en la que, como en la Edad Media europea, los rituales piadosos individuales camuflan la putrefacción moral de una injusticia social contraria a los principios islámicos. Por otro lado, el Cristianismo no está necesariamente imposibilitado para ocuparse en la justicia social, como lo demuestra la Teología de la Liberación. Su tendencia a la espiritualización, a la abstención de entrar en problemas "mundanos" y su colaboracionismo con los opresores se impuso desde muy pronto, ya con Pablo de Tarso. Pero no hay que olvidar el núcleo de radicalismo social y político que sobrevivió en algunos pasajes evangélicos al giro doctrinal impuesto poco después y que desplazó el Reino de Dios a "otro mundo." Es lo que Puente Ojea denomina "material furtivo" de los Evangelios.
Sin embargo, en la trayectoria general histórica, Qutb tiene toda la razón. El Islam pocas veces ha sido el opio que ha impedido al pueblo rebelarse contra la injusticia social de los poderosos. La religión no ha sido la que se ha opuesto, como en Occidente, a los cambios en pro de una mayor justicia social, sino que la mayoría de las veces ha estado detrás de las revueltas populares contra los abusos sociales.
Visto desde nuestra perspectiva occidental, lo anterior puede sonar extraño, si no abiertamente falso: ¿Cómo que la religión en el Islam lucha por la justicia social? ¡No hay más que ver lo mal que se vive en muchos de esos países y los terribles abusos de poder que hay, por no hablar del machismo, etc!
Ello se debe, creo yo, a no tener en cuenta varios factores ajenos al tema en discusión pero que distorsionan la correcta apreciación del problema. En primer lugar, no debemos confundir el poder económico, el confort, el acceso a la cultura, etc. con la justicia social. En una pequeña comunidad de campesinos de África puede perfectamente haber miseria, hambre e incultura. De ellas se derivan las conocidas lacras del machismo o el apego acrítico a tradiciones ancestrales, que los medios suelen considerar causadas por el Islam. Pero en realidad tales males son típicos de poblaciones privadas de los medios necesarios para desarrollarse como personas, independientemente de la religión que profesen. Sin embargo, cabe imaginar que, en su limitación material y cultural, esa pequeña comunidad pueda dar cabida a una perfecta vocación de justicia social, en el sentido de que nadie es explotado, en el sentido de que lo que hay, por más que sea poco, es repartido justamente y de que todas esas lacras materiales y culturales se intentan ir eliminando entre todos y para todos por igual.
En segundo lugar, es necesario comprender que los abusos de poder y la pobreza la mayoría de las veces vienen precisamente de manos de gobernantes impuestos por Occidente y a los que casi siempre se oponen los grupos que la TV califica de fanáticos islamistas. Esta TV no nos explica a qué viene su oposición. Nos quieren hacer creer que es una oposición por cuestiones de fanatismo religioso irracional. Pero no es así. Las intifadas, las revueltas, los líderes religiosos y sus seguidores que se juegan la vida frente a la policía y el ejército no lo hacen por preceptos religiosos de tipo formal. Eso quizá sea cosa de Rouco Varela y sus pancarteros de la calle Serrano. Esa oposición es una respuesta a una situación de injusticia social sangrante, brutal y permanente, que haría rebelarse a cualquiera, sea musulmán o no. Una injusticia social que, en el Islam, además de inhumana, es antiislámica. La justicia social es un imperativo en el Islam. La defensa del oprimido es una obligación. La justicia social no es algo solo "deplorable", como nos dice Ratzinger, sino un mal ante el que es preciso oponer la mayor de las resistencias activas. No basta con lamentar y llorar: hay que combatir. Así lo dice el Corán:
"Si Alá no permitiese que unos hombres se resistieran a otros, la Tierra ya se habría corrompido" (2:251)

sábado, 6 de febrero de 2010

Marmita de marisco.

Esta receta, de origen cántabro, se suele preparar con bogavante o nécoras pero, como la cartera no está para demasiados dispendios, la he preparado con langostinos medianos y está igualmente deliciosa.
El brandy que se emplea en la receta suele ser flambeado pero ya se sabe que esta técnica tan espectacular entraña sus riesgos, así que si no somos expertos lo mejor es añadirlo al resto de los ingredientes y esperar que el alcohol se evapore mediante la cocción. Es importante incluirlo porque contribuye al sellado del marisco y hace que éste conserve todo su sabor y no se haga más de la cuenta con lo que quedaría correoso.
Quizá sorprenderá encontrar brandy en un blog de cocina halal. Existe cierto consenso entre los musulmanes en no utilizar alcohol en la cocina. Sin embargo, hay quienes mantienen la opinión de que, al evaporarse el alcohol con la cocción, puede utilizarse sin problemas. Yo cuelgo la receta tal cual y cada uno que la cocine como desee.
Y, tras estas consideraciones previas, vamos al lío, a cocinar esta exquisitez que nos hará quedar de lujo con nuestra familia o nuestros colegas.

Ingredientes, para 4 personas:
-1 kilo de langostinos grandes y pelados,
-4 patatas grandes,
-1 puerro,
-1 zanahoria,
-1 pimiento verde,
-Caldo de verduras
-Aceite de oliva,
-Sal,
-Pimentón dulce,
-Cayena molida,
-1 hebra de azafrán,
-2 cucharadas grandes de salsa de tomate,
-1 copa de brandy,
-2 dientes de ajo.

Modo de elaboración:
En un puchero grande, picamos los ajos, el puerro, la zanahoria y el pimiento con abundante aceite y lo dejamos que se pochen bien.
Cuando esto ocurra, añadimos los langostinos y los mezclamos con las verduras. Seguidamente, añadimos la copa de brandy y dejamos cociendo a fuego alto para que reduzca un poco.
Transcurridos unos pocos minutos, añadimos las patatas que previamente, hemos pelado y troceado como siempre que preparamos un guiso, arrancando la patata con el cuchillo hacia fuera para que sea más permeable.
Conviene salar las patatas en crudo y espolvorearlas de pimentón antes de echarlas a la olla. Así se impregnan mejor y controlamos las cantidades.
Cuando esté todo bien mezclado, cubrimos el guiso con caldo de verduras. Si no disponemos de tiempo o ganas o ambas cosas para prepararlo, existen marcas de caldo muy aceptables.
Añadimos la cayena molida y lo dejamos hervir.
Cuando lleve hirviendo unos cinco minutos, añadimos la hebra de azafrán y el tomate y lo dejamos a fuego lento y tapado una media hora. Comprobamos la cocción pinchando una patata con una varilla o un tenedor. Por el aroma, ya iréis anticipando el resultado, que es espectacular, ¡de restaurante de lujo!
Buen apetito.

jueves, 4 de febrero de 2010

Tortilla de verduras.

Esta deliciosa tprtilla la conocí mientras residía en Murcia. Yo solo le he añadido algunas especias que no son ni mucho menos necesarias aunque le proporcionan un aroma más original a una receta ya de por sí muy sabrosa. El puerro, en cambio, sí que me parece un elemento decisivo.

Ingredientes, para 4 personas:
-2 patatas grandes,
-1 calabacín,
-1 berenjena,
-1 puerro,
-1 cebolla,
-1 pimiento verde,
-1 bandejita de ajos frescos,
-Aceite de oliva,
-Sal,
-Pimentón dulce,
-Nuez moscada,
-Comino,
-Media docena de huevos.

Modo de elaboración:
Lo más pesado de esta receta es pelar y cortar las verduras. Por lo demás, procederemos como si se tratara de una tortilla de patatas normal y corriente.
En primer lugar, limpiamos y cortamos los ajos frescos. Para ello, los desprendemos del penacho y el extremo opuesto y les quitamos un par de capas. Después, los cortamos en aritos pequeños.
Hacemos lo mismo con el puerro.
Pelamos la cebolla y la picamos muy fina al igual que el pimiento.
Nos toca ahora dedicarnos al resto de las verduras: patatas, calabacín y berenjena. Las pelamos y cortamos en moneditas lo más finas posible. Y ya tenemos hecho el trabajo más fastidioso.
Llenamos ahora una sartén grande con abundante aceite de oliva, que prácticamente llegue a cubrir todas las verduras para que se frían bien.
Cuando esté el aceite bien caliente, en primer lugar pocharemos las verduras cortadas más finas, es decir: ajos, cebolla, puerro y pimiento verde.
Mientras se pochan, salamos las patatas por un lado y berenjena y calabacín por otro. De esta forma, controlaremos mejor el punto de sal. Después, cubriremos de pimentón dulce las patatas, la berenjena y el calabacín. Añadimos también una pizca de nuez moscada a las patatas y otra de comino molido a la berenjena y volvemos a la sartén.
Ya se nos han pochado las verduritas y llega el momento de añadir el resto. En primer lugar, y a fuego alto, introducimos las patatas revolviéndolas bien con una cuchara de palo para que se impregnen de aceite. A los dos minutos, hacemos lo mismo con el calabacín y la berenjena. Dado que las verduras al principio ocupan mucho volúmen (aunque después mengua a la mitad por la pérdida de líquidos) debemos revolver a menudo para controlar que las verduras del fondo se frían igual que las de arriba.
Debemos procurar que queden blandas en lugar de churruscadas porque de este modo nos quedará una masa más apta para la tortilla. Si se doran demasiado, podemos bajar el fuego.
Mientras las verduras se fríen, batimos los huevos en un bol grande y los reservamos.
Cuando las verduras estén fritas, escurrimos todo el aceite y el líquido ayudándonos de una tapa grande y las añadimos a los huevos batidos. Lo mezclamos bien y dejamos que reposen un minuto.
Ya solo nos queda preparar la tortilla propiamente dicha. Para ello, colocamos de nuevo la mezcla en la sartén a fuego bajo y sin aceite hasta que cuaje. después le damos la vuelta, de nuevo con la ayuda de la tapa. La cocinamos por el lado contrario y ya tenemos nuestra espléndida y sabrosa tortilla de verduras.
Buen provecho.

martes, 2 de febrero de 2010

Otro "Proceso" de Kafka.

El enaltecimiento del terrorismo se contempla como delito tipificado en el Artículo 578 del Código Penal español desde el 2000. Con anterioridad a esta fecha y, a pesar de nuestra endeble transición política, no se concebía que pudiese encarcelarse a nadie por un mero delito de opinión. Algunas libertades sexuales, la pantomima de los sobrecitos en las urnas cada cuatro años y ese derecho a expresar la opinión eran las pequeñas diferencias que justificaban llamar a aquello democracia y a lo de antes dictadura.
Desde hace unos años, y con la excelente excusa del terrorismo, hay ciudadanos que ya no pueden echar sobrecitos en las urnas. Y hay otros que se enfrentan a penas de cárcel por opinar.
Ya no vale la máxima de que se encarcela a una persona por sus actos y no por sus ideas. En efecto, el enaltecimiento del terrorismo y/o "el descrédito, menosprecio o humillación" de las víctimas, conlleva una pena de prisión de entre uno y dos años. La ley, por supuesto, es perfectamente ambigua: no se define qué se entiende por "terrorismo", qué por "enaltecimiento", etc. Esto, lógicamente, no se debe a la impericia de los legisladores: la ambigüedad es lo que permite aplicarla solo cuando políticamente interese. A nadie se le escapa que esta ley ha sido redactada "a medida" para ser aplicada a los movimientos independentistas vascos -lo cual no quiere decir que no sea una buena herramienta para, en caso de "necesidad de Estado", ser aplicada a cualquiera. Si interesa, uno puede ir a la cárcel por decir "¡Hala, Madrid!" En efecto, si yo soy una jueza al servicio de los intereses del Estado, y se me pide que encarcele a ese individuo, solo tendré que aludir a la vinculación de esa consigna con los grupos de hinchas del Real Madrid, y a la de algunos de éstos con bandas neonazis, que según el Art. 577 pueden ser consideradas como terroristas.

En la teoría, este artículo vulnera uno de los pilares no ya de la Constitución, sino de la Carta de Derechos Humanos. Pero en la práctica de hoy, ya se ha convertido en el medio represivo más eficaz contra todos aquellos elementos a los que es imposible relacionar con ningún delito pero que es necesario acallar y reprimir de manera ejemplificante. Basta admitir a trámite una denuncia de cualquier sindicato minoritario o asociación para quitar de en medio a personajes molestos por la razón que sea.

Uno de los casos más pintorescos de aplicación del Art. 578 es el del hermano del actual Secretario General del PSOE de Canarias y por entonces Ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar. Carlos Aguilar, dibujante, en una página de internet calificó al presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) como "infame tarado de la Asociación de Venganza Talibán." La AVT pidió que se aplicase el Art. 578. Hay que reconocer que, una vez admitido como válido semejante artículo, la demanda de la AVT parece fundada. ¿Acaso no es la frase del hermano del ex-ministro un descrédito, humillación y menosprecio de una víctima y, además, del máximo representante de una asociación de ellas? Sin embargo, en este ocasión, el juez Pedraz interpretó que, en todo caso, se trataba de un delito normal y corriente de injurias y que tenía que ser visto por la jurisdicción ordinaria, no por la Audiencia Nacional.
Estos días el art. 578 vuelve a estar de actualidad, pues el dirigente del partido político ilegalizado Batasuna, Arnaldo Otegi, y otros acusados se enfrentan a penas de prisión tras la admisión a trámite de una denuncia interpuesta por el Foro de Ermua a causa de un mitín en el velódromo de Anoeta, en San Sebastián. Además de otros delitos, Otegi es acusado de enaltecer el terrorismo en ese mitín. No viene mal recordar que en ese acto, Otegi expuso un plan para el final de la violencia basado en el diálogo. Con independencia de lo que cada uno opine sobre el independentismo vasco, o de cómo le caiga Otegi, o de si cree que se trata de una propuesta-trampa, etc. un ejercicio de racionalidad mínima exigiría leer atentamente el texto del discurso de Otegi y buscar en él ese enaltecimiento del terrorismo del que es acusado. Ante la imposibilidad de encontrarlo en el discurso, la acusación aporta la prueba de que, durante el mitín, se emitió un vídeo en el que aparecían imágenes de presos de ETA, detenciones de presuntos terroristas, y de pintadas a favor de ETA en las calles. Yo no he visto ese documental, pero cualquier telediario muestra esas mismas imágenes todos los días y nadie considera que ello sea enaltecimiento del terrorismo.
Vale la pena ahora comparar los dos casos, el de Carlos López Aguilar, acusado por un más que evidente delito contra el Art. 578, pero absuelto, y el de Otegi, contra el que díficilmente puede encontrarse prueba alguna, al menos en ese célebre mitin de Anoeta. ¿Qué interpretación de la ley permite esto? La respuesta nos la ofrece el propio juez Pedraz. Cojo este texto de la agencia Europa Press:

"Según Pedraz, las expresiones contra una víctima del terrorismo o contra la asociación que las agrupa sólo podrán considerarse enaltecimiento cuando las realicen personas encuadradas orgánicamente en dichos grupos terroristas o que, sin pertenecer a ellos, compartan sus fines; "pero no en los supuestos en que personas particulares, en uso de su libertad y de sus derechos fundamentales, expresen, escriban o digan algo que se pueda entender como injurioso o calumnioso, porque en estos supuestos la vía prevenida (...) es la jurisdicción ordinaria."

Esto no quiere decir sino que, si Carlos López Aguilar estuviese a favor de la independencia de Euskadi, -éste se supone que es el fin de ETA- sería un delincuente. Pero al no ser éste el caso, puede humillar a las víctimas todo lo que le dé la gana: no pasará en todo caso de un pequeño delito civil. Ello supone vulnerar claramente el principio constitucional de que no puede discriminarse a nadie por razón de su ideología.
El criterio de Pedraz en el caso de Otegi se lleva al extremo, pues parece que compartir la ideología de la independencia de Euskadi es motivo suficiente para aplicar el art. 578 sin unas mínimas pruebas.

Apelo a la racionalidad para comprender que el manifestar cualquier tipo de adhesión a una persona o idea, no puede ser nunca un delito penal. Admitir esta barbaridad supone el fin de la libertad de expresión.

Este clima político de laxitud ética propicia que personajes como la jueza Ángela Murillo sean los encargados de juzgar estos delitos. La actitud, palabras y gestos de la jueza no solo nos permiten entrever que la imparcialidad y el distanciamiento que deben presuponerse a un juez brillan por su ausencia sino que su formación técnica y humana parece alarmantemente deficitaria. ¿Cómo es posible que gente así llegue a juez? No hablo ya de venalidad, de parcialidad... Es que aquí hasta las formas son horrorosas: algunas escenas del juicio transmitidas por TV parecen sacadas de Gran Hermano. Si la sociedad española no estuviese anestesiada o reprogramada se escandalizaría ante los gestos, actitudes y razones de esta jueza-Torrente que aun resulta más lamentable en contraste con la correción y profesionalidad de la defensa de los supuestos bárbaros asesinos.





El GRAPO Israel Torralba desafía al tribunal que le juzga y tilda de "delincuente nazi" a la jueza




No es mi intención hablar aquí de la trayectoria política de Otegi, que puede compartirse o detestarse. Ni siquiera de la encrucijada del conflicto vasco. Me limito a expresar mi vergüenza por la actitud de esta jueza de la Audiencia Nacional y mi temor por el hecho de que a Otegi no se le juzga por ningún delito de sangre, estragos o siquiera pertenencia a banda armada y de que, en cualquier momento, en el momento en que resultemos un obstáculo para el sistema, podemos ser cualquiera de nosotros los que nos sentemos en el banquillo con alguien como Murillo juzgándonos por algo que ni siquiera podemos entender. Una vez puesta en marcha esta nueva Laica Inquisición, nadie está a salvo de ser acusado de brujería terrorista.