lunes, 8 de febrero de 2010

Islam y socialismo (I)

Desde la difusión general del socialismo científico a finales del s. XIX, han abundado las reflexiones teóricas sobre la posibilidad o no de conjugar religión y marxismo. Como el marxismo surgió y se difundió inicialmente en un entorno cultural cristiano, la mayor parte de lo dicho y de lo hecho sobre el tema se ha desarrollado en colaboración o en confrontación con el Cristianismo en sus distintas confesiones -católica, ortodoxa o protestante. El fin esencial de las iniciativas políticas marxistas es la justicia social. Pero este fin entra en competencia directa con uno de los fines de la acción religiosa, al menos en las religiones "del Libro" o abrahámicas. Esto, que debería ser un motivo de mutuo acercamiento y colaboración, ha provocado numerosos enfrentamientos entre religiosos y marxistas. Las causas de este enfrentamiento son muy variadas y son achacables casi siempre a prejuicios y malentendidos entre ambos bandos.
En su libro, "Justicia social en el Islam", Sayyid Qutb dedica el primer capítulo a comparar la distinta naturaleza y evolución de las relaciones entre religión y sociedad en los mundos cristiano y musulmán. Considera que, históricamente, el Cristianismo se ha abstenido de influir en los asuntos sociales, limitándose a regular temas de moral privada. El Cristianismo, tras su alianza con el Imperio Romano, ha decidido delegar los temas de justicia social al poder civil. Esa dejación de responsabilidad ha equivalido en la práctica a un colaboracionismo cada vez mayor con los abusos de poder y la explotación. Ello al mismo tiempo ha provocado que el pueblo se haya ido distanciando de la religión y que progresivamente vea a ésta como una enemiga, en lugar de como un refugio. Por ello el marxismo es un fenómeno nacido en una sociedad que ya ha abandonado a la religión como fuente de justicia social porque la considera como un impedimento, como una droga adormecedora, un "opio."
Esto contrasta con el desarrollo histórico del Islam, que no ha efectuado esa separación entre asuntos político-sociales y asuntos religiosos. Como bien dice Qutb, el Islam es una religión más totalizadora: el Islam no solo se ocupa de lo divino sino también de lo humano y de lo social. El musulmán no es solo un individuo aislado que responde ante Dios de sus actos, sino miembro de una comunidad. Sus actuaciones en esa comunidad son también de la incumbencia del Islam. En el Islam, dice Qutb, la religión lo impregna todo: no está solo en mi momento de oración sino en todos mis actos cotidianos.
El análisis de Qutb quizá peque de falta de matices, pues ciertos desarrollos del Islam han sido históricamente muy similares a los de la sumisión del Cristianismo a los intereses del Imperio. No hay más que ver a la actual Arabia Saudita, en la que, como en la Edad Media europea, los rituales piadosos individuales camuflan la putrefacción moral de una injusticia social contraria a los principios islámicos. Por otro lado, el Cristianismo no está necesariamente imposibilitado para ocuparse en la justicia social, como lo demuestra la Teología de la Liberación. Su tendencia a la espiritualización, a la abstención de entrar en problemas "mundanos" y su colaboracionismo con los opresores se impuso desde muy pronto, ya con Pablo de Tarso. Pero no hay que olvidar el núcleo de radicalismo social y político que sobrevivió en algunos pasajes evangélicos al giro doctrinal impuesto poco después y que desplazó el Reino de Dios a "otro mundo." Es lo que Puente Ojea denomina "material furtivo" de los Evangelios.
Sin embargo, en la trayectoria general histórica, Qutb tiene toda la razón. El Islam pocas veces ha sido el opio que ha impedido al pueblo rebelarse contra la injusticia social de los poderosos. La religión no ha sido la que se ha opuesto, como en Occidente, a los cambios en pro de una mayor justicia social, sino que la mayoría de las veces ha estado detrás de las revueltas populares contra los abusos sociales.
Visto desde nuestra perspectiva occidental, lo anterior puede sonar extraño, si no abiertamente falso: ¿Cómo que la religión en el Islam lucha por la justicia social? ¡No hay más que ver lo mal que se vive en muchos de esos países y los terribles abusos de poder que hay, por no hablar del machismo, etc!
Ello se debe, creo yo, a no tener en cuenta varios factores ajenos al tema en discusión pero que distorsionan la correcta apreciación del problema. En primer lugar, no debemos confundir el poder económico, el confort, el acceso a la cultura, etc. con la justicia social. En una pequeña comunidad de campesinos de África puede perfectamente haber miseria, hambre e incultura. De ellas se derivan las conocidas lacras del machismo o el apego acrítico a tradiciones ancestrales, que los medios suelen considerar causadas por el Islam. Pero en realidad tales males son típicos de poblaciones privadas de los medios necesarios para desarrollarse como personas, independientemente de la religión que profesen. Sin embargo, cabe imaginar que, en su limitación material y cultural, esa pequeña comunidad pueda dar cabida a una perfecta vocación de justicia social, en el sentido de que nadie es explotado, en el sentido de que lo que hay, por más que sea poco, es repartido justamente y de que todas esas lacras materiales y culturales se intentan ir eliminando entre todos y para todos por igual.
En segundo lugar, es necesario comprender que los abusos de poder y la pobreza la mayoría de las veces vienen precisamente de manos de gobernantes impuestos por Occidente y a los que casi siempre se oponen los grupos que la TV califica de fanáticos islamistas. Esta TV no nos explica a qué viene su oposición. Nos quieren hacer creer que es una oposición por cuestiones de fanatismo religioso irracional. Pero no es así. Las intifadas, las revueltas, los líderes religiosos y sus seguidores que se juegan la vida frente a la policía y el ejército no lo hacen por preceptos religiosos de tipo formal. Eso quizá sea cosa de Rouco Varela y sus pancarteros de la calle Serrano. Esa oposición es una respuesta a una situación de injusticia social sangrante, brutal y permanente, que haría rebelarse a cualquiera, sea musulmán o no. Una injusticia social que, en el Islam, además de inhumana, es antiislámica. La justicia social es un imperativo en el Islam. La defensa del oprimido es una obligación. La justicia social no es algo solo "deplorable", como nos dice Ratzinger, sino un mal ante el que es preciso oponer la mayor de las resistencias activas. No basta con lamentar y llorar: hay que combatir. Así lo dice el Corán:
"Si Alá no permitiese que unos hombres se resistieran a otros, la Tierra ya se habría corrompido" (2:251)

7 comentarios:

Maria C dijo...

Sinceramente me deja algo confusa tu post,pero lo que rescato es que en el Islam como en el cristianismo el problema esta en quienes lo llevan adelante y los intereses ajenos y propios que desvirtúan y tergiversan el sentido real de la fe.Eso unido a la "maquina de rumores" que seria la propaganda o noticias parciales e interesadas hace que creemos fantasmas inexistentes.Un beso

JL F dijo...

Yo estoy esperando la segunda parte, porque el tema me interesa mucho. Que el Islam sea una religion "social" frente al cristianismo (catolicismo, religion evangelica, ortodoxismo,etc..) como religion que "da a dios lo que es de dios y al cesar lo que es del cesar" es algo que, a pesar de sospecharlo, choca con toda la ideologia establecida, que al contrario convierte al musulman en un fanatico religioso alejado de los problemas sociales, y al cristiano en un antimaterialista poco preocupado por el dinero y la riqueza (jajaja, esto ultimo es totalmente delirante, porque evidentemente, como nos demuestran los prohombres del cristianismo, es totalmente al reves).

JL F dijo...

Por cierto, vi Amerrika, y me parecio, como decias tu, un tanto inocente. De hecho se centra en una familia aburguesada, a pesar de ser palestina, y que tiene una prospera clinica médica en EEUU. Los problemas que les causa la identificacion terrorista=musulman son economicos principalmente, y no sufren una persecucion horrible, como si le pasa en cierta medida, por ejemplo, a los recien llegados de Palestina a su casa, su hermana y su sobrino.

La protagonista, al contrario, demuestra, o eso intenta, que no es para tanto, y que EEUU es un pais estupendo para vivir, a pesar de los problemas. Total, se vive mucho peor en Palestina, donde tampoco se senala especialmente los culpables de la situacion, el ejercito israeli y, detras, el criminal ejercito de EEUU.

Incluso el chico negro que es amigo de los adolescentes palestinos, y que sufre el desprecio de "algunos" blancos, es descrito como un chico violento y problematico, y que es en parte culpable de la situacion.

En fin, la verdad es que es razonablemente divertida, pero poco mas.

Un saludo

JL

Maria C dijo...

Concuerdo en que sera mas claro e interesante con la segunda parte y debo concordar tristemente con Jose Luis en que los prohombres del cristianismo distan años luz de esa realidad.

Dizdira Zalakain dijo...

Maria C:

No todas las religiones consideradas con independencia de sus realizaciones prácticas históricas están igualmente comprometidas con la justicia social. Pero tanto el Islam como el Cristianismo lo están, cada una a su estilo y con matices distintos. El problema, en efecto, está en esas realizaciones históricas.

José Luis:

En realidad, el "desinterés" del Cristianismo por los bienes materiales es un arma de doble filo: por un lado prohibe la explotación, pero por otro pide a los explotados que se resignen, pues al fin y al cabo los bienes materiales no importan. Esto es la teoría. Pero históricamente lo cierto es que casi siempre se ha usado sólo el segundo de esos filos de la espada. El Islam no plantea una ética tan radicalmente antimaterialista. No predica el ascetismo ni el rechazo de los bienes mundanos. Los bienes mundanos están para disfrutarlos. Solo predica la moderación en su uso y el reparto adecuado para que todos puedan disfrutar de ellos. Es una ética más realista y, por tanto, más fácil de aplicar. Si el Cristianismo hubiese seguido al pie de la letra la doctrina "social" de los Evangelios, sus seguidores se habrían extinguido enseguida. Porque, en teoría, un cristiano debe renunciar a su trabajo, a su familia, a sus comodidades básicas... Una sociedad así o está condenada a desaparecer o está condenada a traicionar sus normas imposibles de cumplir por casi nadie.
Esta es la diferencia esencial de la que habla Sayyd Qutb, y creo que no le falta razón. Pero las cosas no son tan simples. Un problema que complica la apreciación del asunto es que el Cristianismo es una religión de orígenes sumamente eclécticos y contradictorios, de modo que hay muchos cristianismos: unos suponen un comunismo radical, otros un colaboracionismo burgués... El Islam, en cambio, tiene un origen más nítido en la figura de Mahoma y no es tan contradictorio en su base teórica.
Con respecto a la peli, estoy de acuerdo en todo. Es de esas pelis que Zapatero podría ver con un gesto de aprobación.

Saludos.

. dijo...

Me alegra mucho ver esta serie y ver que además mencionas el verdadero significado que tenía la religión para Marx. Aquella frase de que “la religión es el opio del pueblo” pasará a la historia como una de las mentiras y malinterpretaciones más grandes que han existido. Cualquier persona que haya leído mínimamente a Marx y no sea tendenciosa debería saber que él jamás dijo esto. El origen de las equivocaciones sólo puede provenir de una lectura superficial (si es que en el mejor de los casos la hay) y de no querer ver lo que dijo sobre la religión en “La crítica a la filosofía del derecho de Hegel”. Es como si cada vez que se habla de sexo se piensa que se habla de amor. Desde fuera se pueden parecer, pero frecuentemente tienen poco que ver.

Con la bola de nieve que durante décadas estuvo creciendo con esta mentira, Ratzinger, cuando presidía “la comisión para la doctrina de la fe”, tuvo relativamente fácil “cargarse” la Teología de la liberación con pretextos tan pueriles como que Marxismo y cristianismo son incompatibles. Sabía que tenía una opinión popular conservadora y anclada en mentiras anquilosadas que le respaldaría.

En cuanto al tema de la sociedad creo que con un poco de sentido común se puede conseguir un poco de coherencia. Teniendo en cuenta que el ser humano funciona socialmente (que yo sepa nadie ha tenido forma de desarrollarse correctamente sin ningún contacto humano) y que las religiones tienen una claras intenciones éticas, resulta fácil que antes o después exista una vinculación más o menos fuerte con las reivindicaciones sociales.

Es muy interesante la frase que citas. Ya sabes que uno de los mayores problemas de los textos sagrados es la interpretación. Es verdad que hay una explotación de Occidente hacia muchos países musulmanes y es lógico que se recoja según se siembra. Occidente ha sembrado bien pero yo me pregunto sobre la moneda en que debe de recoger lo que ha sembrado. Al pie de la letra sería una justificación para devolver los golpes de muchas formas.

Gracias por tanta amabilidad y saludos.

Dizdira Zalakain dijo...

Es lamentable que la iglesia Católica no solo haya renunciado a la justicia social como principio fundamental de su práxis sino que, además, persiga a los pocos que se obstinan en mantenerlo. Parece que el Vaticano desea una religión ritual y carente de compromisos sociales. Sin duda ello le permitirá seguir viviendo en la opulencia, al precio de eludir cualquier enfrentamiento con los poderosos. perseguir o marginar a los curas obreros, los misioneros, los que trabajan en prisiones, etc. Además de anticristiana e inmoral, esta estrategia, tan beneficiosa para sus intereses a corto plazo, puede ser a largo plazo poco inteligente, porque mucha gente que busca la religión como fuente de valores éticos propios siente una gran decepción al observar tanta incoherencia, por no hablar de la dualidad de corrientes enfrentadas que coexisten a duras penas en el catolicismo actual.
Quizá en este momento en el que la sociedad nos empuja a adoptar modelos individualistas y competitivos, la religión suponga, como dices, una forma de articulación comunitaria de apoyo solidario. Esto sucede, sobre todo, en religiones poco implantadas como el Islam o los testigos de Jehová en la España actual. Esto me parece positivo siempre que no se incurra en una manera endogámica de entender las relaciones sociales con lo que esto representa de automarginación y hermetismo.
Saludos.