viernes, 4 de febrero de 2011

El Ché disparaba.

Así es. Del mismo modo que las leyes del mercado capitalista obligan a incluír al lado de ciertos iconos de la cultura pop letreritos como "Marca Registrada" o el nombre de la multinacional propietaria del icono, la imagen del Ché reproducida gratuitamente miles de millones de veces debería incluir por ley esta frase.
El Ché disparaba.
El Ché disparaba y fue disparado por disparar a los que ostentan el monopolio de los disparos. El Ché disparaba y fue disparado mientras en la CIA alguien se inventaba la estupidez del Flower Power. El Ché disparaba y fue disparado mientras nos decían que los corderos pueden convencer a los lobos de que no los maten. Y mientras el mundo era sojuzgado y masacrado, los izquierdistas europeos y norteamericanos mostraban su desacuerdo tocando la guitarra, tomando LSD o practicando el amor libre.
Parece mentira que todavía hoy haya quien lleve camisetas del Ché y condene "todo tipo de violencia" con esa frase tan bien aprendida que delata su procedencia no sincera, su recitado al dictado como el catecismo de antaño. La violencia no se combate condenándola, sino combatiéndola. Y mientras los progres condenan todo tipo de violencia la policía y el ejército combaten solo una, la de los que se defienden de la opresión. La otra violencia, la originaria, la de los opresores no es combatida, solo "condenada."
Pero no es posible ser tan ignorante. Detrás de esta aparente ceguera debe operar casi siempre un mecanismo psicológico de autojustificación cobarde, que es el que tapa los ojos ante semejante incongruencia.
La violencia contra el capital no es una opción ideológica, es una obligación ética como lo pueda ser la violencia contra una epidemia mediante antibióticos. Y el capitalismo es responsable de más muerte y sufrimiento que cualquier epidemia que haya sufrido la humanidad.
"El Ché disparaba", este es el magnífico título de la nueva maqueta del rapero de Lleida Pablo Hasél. Cuando nuestros intelectuales de izquierda se dedican a hablar de pamplinas en revistas que solo compran ellos mismos y nuestros insulsos artistas de izquierdas mamonean con la Sinde y las subvenciones del Ministerio, las frases cargadas de razón y de futuro, la música y la letra comprometidas, la llama del humanismo y los valores de dignidad y libertad, se refugian entre cartones en el suburbio de los raperos.
Ya han hablado de él otros blogs compañeros, pero yo no quería dejar de hacerlo en el mío.
Os dejo una entrevista a Pablo Hasél realizada por Cincuentaytresdias, un link para bajaros la maqueta y una muestra en este vídeo de lo que escribe Pablo Hasél. Creo que no es necesario que os guste el rap para al menos valorar la rotunda y valiente verdad de estas rimas.






Violencia y armonía.
La renuncia a la utilización de la violencia es más pura que el intento de acabar la violencia con la violencia. El pacifista está más seguro de sí mismo, y cuando él mismo experimenta la violencia, ésta no le refutará a él, que la ha detestado. Su vida es más armónica que la del revolucionario, y a éste le puede parecer aquél, en algunas situaciones, como la luz en el infierno. ¡Qué visión: el hombre de la violencia, vencido por su enemigo, yaciendo impotente en el suelo; ahora él, así como los por él dirigidos, convertido en lastimoso objeto de la violencia extraña, y el Ángel, para quien la violencia en sí siempre fue lo peor, en situación de prestarle ayuda, puesto que su principio lo ha protegido! Pero, ¿qué ocurriría si la humanidad, sin aquellos que en todas las épocas producen su liberación con la violencia, cae más profundamente en la barbarie? ¿Y si la violencia fuese necesaria? ¿Y si compráramos nuestra «armonía» con la renuncia a la ayuda efectiva? Esta pregunta anula la tranquilidad.

(Max Horkheimer - Ocaso)

8 comentarios:

Misántropo dijo...

La asociación del Che con el pacifismo es pareja a la que en nuestros días se da con Assange y el pacifismo. Por mucho que Assange se empeñe en decir que es beligerante, mucha gente se obstina en verlo como un líder pacifista (leí tu artículo sobre wikileaks, así que tengo una idea de la opinión no extramadamente favorable que tienes sobre el tema). El que, de alguna manera, se repita el ciclo nos recuerda que, en aspectos importantes, las sociedades no ha mejorado gran cosa. Las confusiones y nuestras estupideces parecen ser las mismas.

Yo puedo entender que, al ser algo dañino, se combata a una bacteria, pero no veo la forma de extrapolarlo a las personas. Fundamentalmente porque, hasta lo que yo sé, las bacterias no son seres morales. Las personas sí. Si miras a otra persona a la cara lo que hay es tu prójimo Un prójimo que, a la manera de Lévinas, te interpela. El ser humano que hay en mí, en ti, en Hitler o en Stalin es el mismo (aunque muchas
veces no se quieran ver estas relaciones). Ya sabes lo de "[...] todo lo que hagáis a uno de estos pequeños, me lo hacéis a mí” (Mt 25,40). Pero esto es tan válido desde un punto de vista religioso como desde el lado humanista ateo.

Yo no sé cómo alguien puede disparar a su prójimo y seguir con su vida como si no hubiese pasado algo grave.

Saludos

Dizdira Zalakain dijo...

Hola Misántropo:
M -Las bacterias no son seres morales pero el hombre sí.
D -En efecto, por este motivo es aun más intolerable que el hombre sea responsable de la muerte de millones de sus congéneres. Las bacterias no pueden elegir, el hombre sí.

M- Si miras a otra persona a la cara lo que hay es tu prójimo
D- Yo lo que veo es a un ser humano, no sé si prójimo o no. Y lo que veo es el injusto sufrimiento de millones de seres humanos provocado por unos pocos. Y lo que me dicen mi religión y mi estómago es que la pasividad ante ese sufrimiento es un crimen.

M- Un prójimo que, a la manera de Lévinas, te interpela.
D- Me gustaría haberle podido preguntar a Lévinas qué clase de prójimo y qué clase de interpelación veía él en las decenas de miles de familias palestinas que fueron asesinadas o deportadas para crear el Estado de Israel que él siempre fomentó, apoyó y justificó.

M- El ser humano que hay en mí, en ti, en Hitler o en Stalin es el mismo.
D- Esa frase quizá pueda ser correcta en un plano metafísico. Pero la metafísica es un lujo. Yo no puedo hablar en términos metafísicos a los niños que hurgan en los basureros para poder comer.
Consideradas, pues, las cosas en un plano puramente existencial, los cuatro somos muy distintos. Por ejemplo, yo estaría encantada de conocer a dos de ellos y encantada de hacerle probar su Ziklon-B al que resta.

M- Yo no sé cómo alguien puede disparar a su prójimo y seguir con su vida como si no hubiese pasado algo grave.
D- Yo tampoco, pero ocurre. De todos modos hay muchas maneras de matar al prójimo mucho más crueles y letales que disparar un arma. Disparar un arma o clavar un machete es la violencia del pobre, del paria, que como todo lo del pobre y lo del paria es sucio feo y demasiado evidente. Hay otra violencia que deja las manos limpias y que es compatible con llevar un magnífico traje y que es infinitamente más cruel, porque es fría, más letal porque no opera con individuos sino con masas indiferenciadas de ellos y que es compatible con ser pacifista y desmayarse ante la visión de la sangre.
Es la violencia del financiero que manda subir un 20% el precio del arroz, a sabiendas de que millones de personas morirán de hambre. Del que escribe una crónica en un periódico diciendo mentiras sobre un determinado régimen a sabiendas de que es mentira y de que ello propiciará una justificación para un bombardeo masivo de civiles en ese país. Del que ordena desde su despacho el desahucio de ancianos que no pueden pagar la hipoteca.
Todos ellos quizá sean de delicados modales, lloren con el cine romántico y sientan reparo en matar a una mosca.
Añado al post original una cita del filósofo Max Horkehimer que he recordado cuando has mencionado al también filósof Lévinas.
Saludos.

Dizdira Zalakain dijo...

Ah, se me olvidaba una cuestión. Creo que en tu comentario sobre todo se trasluce que no concibes cómo se puede matar a alguien -justamente o no- y luego seguir tan tranquilo. Entiendo lo que dices: matar a un ser humano -de hecho, matar a casi cualquier ser vivo- debe conllevar un remordimiento perpetuo y, digamos, natural, que una justificación artificial, por correcta que sea, solo puede enmascarar pero nunca ocultar. De hecho, me cuesta concebir el terrible esfuerzo que debe suponer cometer un asesinato frío y calculado aún contra un ser repugnante. Pero normalmente estas cosas solo ocurren de este modo en las tragedias. Los asesinatos como el de Macbeth son numéricamente una minucia. La mayoría de la gente que hoy mata masivamente o lo hace de un modo tan aséptico que no les parece estar matando -el ejemplo del que sube un 20% el precio del arroz- o de un modo tan desesperado que no tienen tiempo para reflexionar. Se trata de defenderte matando o dejarte matar sin hacer nada. También están los casos de los verdugos que hacen los "trabajos sucios" contra personas que no les han hecho ningún mal. Un caso paradigmático son los paramilitares de Colombia, cuya terrorífica crueldad parece que solo puede lograrse mediante una intensa labor previa de adiestramiento y de consumo de sustancias psicotrópicas.
Quiero pensar que si el bróker que provoca una subido de un alimento basico pudiera ver con claridad el monstruoso sufrimiento que causa su aparentemente higiénica y rentable decisión en los niños hanbrientos, tendría o bien que dimitir de su trabajo o bien drogarse para soportarlo.
De lo que estoy convencida es de que de estas cosas -si la violencia está justificada o no- se habla solo en los foros de gente antisistema. Nunca en los foros de brókers.
Saludos.

Anónimo dijo...

El blog Cincuenta y tres días, de entrada, probablemente no es para personas como Misántropo, pero sí para aquellos que queremos ayudar a cambiar el estado de las cosas y que sabemos que si la violencia es necesaria (individual, colectiva, de clase) es por que una clase muy minoritaria en número de personas comenzó la más despiadada de las guerras hace más de cinco siglos para apropiarse de todo lo de los demás, también de la conciencia indiuvidual. Impresionante la relación de maravillosas películas a las que es posible acceder desde el blog de Litos, además de una excelente biblioteca marxista-leninista y una serie de artículos contra la tortura que no son fáciles de encontrar por ahí. Ya no hago más publicidad de Litos y agradezco a Dizdira la iniciativa que va a intentar llevar adelante de clarificarnos ideas (y prejuicios) acerca de la religión musulmana a algunos de los que seguimos este blog y que convencidos de aquello del opio del pueblo muy probablemente no hemos puesto mayor interés en indagar sobre las religiones. Salud.

Dizdira Zalakain dijo...

Hola BelphegorRed:
Bueno, yo creo que Misántropo no es tan fácil de clasificar como para adivinar si le va el blog de Litos o no. (Un magnífico blog que, por cierto, descubri hace muy poco.) Por lo que escribe me parece que tiene una mentalidad filosófica que le impulsa a "cuestionárselo todo", como diría José Luis, sin adscribirse a ningún credo concreto. Su cuestionamiento de la violencia no me parece que vaya enfocado hacia lo político sino hacia lo psicológico y un poco hacia lo religioso. Y en ese sentido hay que darle la razón: la violencia, por muy justa que sea, no deja de embrutecernos y degradarnos como personas. Otra cosa es que haya situaciones en que sea socialmente imprescindible para, como diría Horkheimer, evitar caer más profundamente en la barbarie.
Tu interés por mi exposición sobre el Islam me va a ayudar mucho a vencer la pereza para iniciar el trabajo.
Gracias.

Anónimo dijo...

Estimada Dizdira, aunque sé que tienes razón, bueno, mucha razón, yo fui uno de los que en la época en que pancho (el dictador Franco) vivía, llevó camisetas del Ché y de Jesucristo Superstar.
Pero en aquel tiempo esta postura no era la de luchar con violencia contra la violencia, sino era la de luchar con simbolismos contra la represión que se vivía en España. Incluso nos echábamos algún cigarrito de marihuana (ya que el LSD en mi tierra era difícil de conseguir y muy caro).
Piensa, que este tipo de imágenes molestaba enormemente a los estamentos gubernamentales del momento y esa era la razón fundamental de utilizar estas imágenes como símbolos de libertad.
Ahora siendo sinceros y visto desde la perspectiva actual, defender a alguien que mata es defender efectivamente a “el mal”.
Pero ten en cuenta una cosa importante estamos rodeados de libros, películas, dibujos animados, prensa, etc que constantemente justifican (o lo que es peor apoyan) el asesinato selectivo de los que en un momento determinado son considerados enemigos. Y esta publicidad hace que muchos de nosotros veamos normal y sin ningún tipo de remordimientos el que se asesine indiscriminadamente a la población de cualquier lugar lejano.
Lo más curioso de esto, es que cuando por los intereses creados (normalmente económicos), estos que en un momento determinado eran enemigos pasan a ser amigos, sigue sin aparecer en nuestros corazones ni un ápice de remordimiento.
En fin, algunos dicen que estamos cerca del fin del mundo, y la verdad es que hay muchos motivos para pensarlo.

Recibe un saludo de la Paz de Dios.

Ammar López

Anónimo dijo...

Pd.

Se me olvidaba decirte que como siempre tus textos siguen siendo enriquecedores y muy dignos de ser compartidos.
Por eso desde la distancia te sigo animando a que los grabes en un audio y que en un progrma de radio que yo conozco se cree una sección titulada la "Cocina de Dizdira".
Seguro que tendrá un gran éxito.

Queda en la Paz de Dios.

Ammar López.

Dizdira Zalakain dijo...

Ammar: no me he olvidado. Ya te escribiré para comentarte algunas dudas y quedar de acuerdo.
Un saludo de la paz de Dios.