lunes, 6 de septiembre de 2010

Dorada a la sal.

Vamos a preparar otra receta fácil y deliciosa. Es tan sencilla que la explicación de cómo se prepara apenas exigiría un renglón. Eso no quiere decir que no tenga, como todo, sus intríngulis. Además, acompañada de verduras al vapor, ensalada o patatas resulta una cena excelente.
No sería raro que hubiesen sido los gaditanos de época fenicia los primeros en cocinar las doradas de este modo. No les faltaban, desde luego, excelentes materias primas para ello. De hecho, hoy, tres mil años después, en Cádiz y Huelva siguen siendo unos maestros preparando doradas a la sal.
Pese a lo que pueda parecer, el pescado queda con su punto perfecto de sal y totalmente limpio de grasas, pues éstas las absorbe la capa de sal. El resultado son unos filetes jugosos pero limpios y con una condimentación suave que resalta la textura y sabor naturales de la pieza.


Ingredientes:

-Doradas limpias y enteras,
-Sal gorda.



Modo de elaboración:

En la pescadería debemos pedir las doradas limpias y enteras. Enteras significa con su cabeza y su cola, y limpias, sin las tripas. Se cocinan enteras para que la piel evite que la sal penetre demasiado en el pescado. Hay quienes prefieren cocinarlas con tripas y luego, extraerlas una vez horneadas y antes de servir. En mi opinión, esto es un poco asqueroso, porque a veces las tripas dejan un sabor desagradable a los filetes. Si en la pescadería le sacan las tripas por una pequeña abertura practicada en las agallas, el pescado sigue quedando bien cerrado.
El tamaño de las doradas recomendable debería ser de al menos un kilo cada una.
Tomamos la bandeja del horno y extendemos sobre ella papel de aluminio. Sobre el papel extendemos un lecho de sal y luego colocamos los pescados encima y, de nuevo, los cubrimos totalmente con más sal gorda.
Precalentamos el horno e introducimos la bandeja a 200º grados durante 35 minutos; esto suponiendo que los pescados son de un kilo. Para tamaños mayores, se requiere más tiempo -unos 45 minutos para doradas de 2 kilos.
Es recomendable preparar la dorada antes de servirla, salvo que seais muy mañosos. Para ello, utilizamos un cuchillo y una paleta. Enseguida veréis que es facilísimo retirar el caparazón de sal que recubre el pescado. Con él, saldrá también el pellejo. Quitamos la espina central, la cabeza y la cola y, luego, con el cuchillo y una paleta, sacamos los filetes y los servimos en un plato limpios y relucientes, solos o con alguna guarnición.
Ya veréis que poco duran en la mesa.

3 comentarios:

pcbcarp dijo...

La verdad es que vas a convertirte en una referencia culinaria.

Me perdí tu postio sobre A. Prado porque estaba de vacaciones. Cachis en la mar...

Dizdira Zalakain dijo...

Pues muchas gracias. De momento no soy una referencia culinaria ni para mi madre, pero todo se andará.
Y gracias por tu interés por los posts sobre el Islam. Es gratificante que también interesen a no musulmanes.
Saludos.

pcbcarp dijo...

Es difícil ser referencia de algo para la propia madre. En cuanto a mi interés por los postios sobre el Islam, siempre me ha interesado. Por cierto, que sigo webislam desde hace bastante tiempo.