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Las tradiciones dicen mucho del pueblo que las mantiene. Una de las razones -cuya lista sería interminable- por las que me averguenzo de que en mi pasaporte, aún a mi pesar, se lea "Nacionalidad: española", es la pervivencia de la tortura infringida a los toros que se denomina con orgullo la Fiesta Nacional. Fiesta de unos cuantos chulos, señoritos latifundistas y una cohorte de descerebrados asesinos que cobran millones de euros por ejercer el "arte" de la crueldad.
Las fiestas de nuestros pueblos están plagadas de encierros, embolados, toros de fuego y otras atrocidades en las que se hace mofa de un pobre animal acorralado e indefenso. Más tarde, como colofón, llega la corrida de toros, no solo en plazas de lustre. Cualquier lugar sirve para asesinar animales por diversión: plazas portátiles, un campo vallado...
Sin embargo, el acto más abominable del que he podido tener noticia es el Toro de la Vega, en el que un pobre animal corre aterrorizado entre miles de personas que lo van lanceando hasta que muere desangrado. La agonía y la angustia pueden durar horas.
¿Qué clase de gente vive en Tordesillas? ¿Ciudadanos normales que, después de dar rienda suelta a su atávico sadismo, vuelven a ser honrados padres de familia y trabajadores responsables? No. este acto en sí conlleva enormes dosis de psicopatía. El salto cualitativo del asesinato por diversión entre un animal y un ser humano solo tiene carácter legal, no ético. Así que uno de estos energúmenos tranquilamente podría ensartar a su mujer en la verja del jardín o despedazar a su amigo con un cuchillo jamonero -si no estuviese penado por la Ley.
En un tiempo en que se ha prohibido la caza del zorro, salvaje tradición emblemática de Gran Bretaña, España conserva el honor del patrimonio del salvajismo en el ámbito europeo. Una sociedad está muy enferma cuando no discrimina entre matar para comer y hacerlo como diversión. Supongo que el sacrificio de un ser vivo para nuestra nutrición es inevitable, pero cada vez que ingerimos un trozo de carne deberíamos agradecerlo y avergonzarnos un poco por ello.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
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4 comentarios:
Me ha gustado mucho encontrar esta entrada. A primera vista podría pensarse que es algo local, algo relativamente aislado pero, en realidad, no es más que una de las muestras de lo degenerado de la sociedad actual.
Por mucho que el capitalismo busque posicionarse de forma más o menos encubierta como elemento que de sentido a la existencia humana la realidad es que sucede todo lo contrario, se lo quita. Estas "tradiciones" sólo se pueden comprender por una sucesión de existencias vacías que como tales acaban generando el odio que busca salida en estas vías de escape sádicas. Además, en sí mismas, proporcionan un cierto significado a los que las ejercen. Si no puedes amar la vida, puedes destruirla. Puedes convertirte en un pequeño dios trascendiéndola.
Saludos
Por qué será que cuando el hombre se siente Dios porque tiene un poder absoluto, como ocurre con los animales que ha domesticado, en la infinita mayoría de las ocasiones muestra su faceta más cruel. Te digo en serio que pienso que hay mucho de psicopatía en esa actitud de divertirse con el sufrimiento de un ser indefenso, sea humano o no. El salto es muy pequeño.
Además, siempre he creído que, como especie, tenemos una responsabilidad moral con los animales domésticos, ya que para nuestra conveniencia los hemos vuelto incapaces de sobrevivir por sí mismos y lo mínimo que podemos hacer es tratarlos con respeto.
Un saludo.
Tienes toda la razon, un pais que se llama a si mismo "civilizado" no puede permitir celebraciones salvajes de este tipo. Desde luego quien trata asi a un animal no puede ser luego considerado un padre "normal" o un ciudadano "decente" y, como dices tu, el paso entre su salvajismo con animales o con humanos es solo "legal", y no etico. En el fondo es circunstancial, y si en una determinada circunstancia la situacion social se desmadra, en una manifestacion, en una situacion de panico, atizados por los medios de comunicacion, serian los primeros en linchar a alguien que no piensa como ellos o que, simplemente, es enemigo del pais o de la "civilizacion" a la que ellos someten su irracionalidad manifiesta.
Hola, José Luis. Pues sí... Me parece increíble que unas autoridades tan "protectoras" que nos prohiben fumar y nos obligan a viajar embutidos por el cinturón de seguridad, por citar dos ejemplos, no prohiban "diversiones" como esta.
Un saludo.
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