Existen dos
Festivales de Cine de San Sebastián. Bueno, probablemente existan muchos más, pero ahora me ocuparé de estos dos. Uno, callado, anónimo, que proyecta buenas películas que son vistas con pasión por gente corriente que reserva sus entradas y araña el tiempo libre que puede para asistir, no precisamente, a las proyecciones más glamourosas. Seguramente, sea este el espíritu que animaba en su tiempo el Zinemaldi donostiarra.
Lo que trasciende a todos los rincones del mundo a los que llegue la TV, es la -supuesta- imagen glamourosa de este gran acontecimiento para la prensa rosa. Se define glamour como "
encanto sensual que fascina". A mí lo que ellos llaman glamouroso me parece, sin embargo, corrupción moral, mal gusto y estupidez.
Este año, se ha resumido en la imagen de Brad Pitt y Quentin Tarantino, tartamudeando su inglés gutural. Tartamudear parece la forma que adoptan últimamente los
intelectuales norteamericanos para hacer saber que lo son. Quizá sea un modo de materializar su dubitativo espíritu cartesiano. Escuchamos embobados la conversación entre ambos, que resultó frívola e intrascendente. Y es que esa es una característica más de los genios, y los reyes: lo campechanos que son.
En fin... Resulta penoso observar a dos
conferenciantes dándose jabón mutuamente sin aportar absolutamente nada digno de mención y a millones de personas pendientes de cada uno de sus histriónicos gestos -bueno, lo de histriónico quizá sea un defecto profesional.....
No soy nada mitómana y, quizá por eso, Pitt & Tarantino me producen una sensación de profundo desencanto que se transforma en depresión cuando observo a cientos de mis paisanos histéricos suplicando un autógrafo, bien contenidos por las vallas protectoras y los seguratas de turno. En un tiempo a este rebaño de idiotas se les llamaba irreductibles y orgullosos vascos.

Pero la imagen que más me ha indignado es la payasada que han montado los Makhmalbaf, una saga familiar de supuestos cineastas iraníes. El Zinemaldi como organización siempre ha evitado cuidadosamente hacer posicionamientos políticos directos. Todavía recuerdo la que montaron los fascistas por la proyección del tibio documental "
La pelota vasca" hace unos años. Ahora esos mismos aplauden a rabiar la protesta contra el actual presidente de Irán, Ahmadineyad. Qué curioso.
Las dos hermanas Makhmalbaf, cuasi adolescentes y ya premiadísimas cineastas, y unos cuantos "
demócratas" y "
pacifistas" que pasaban por allí se han plantado a la entrada del Kursaal con bufandas verdes -imagino que de Kalvin Klein como mínimo- para preparar el terreno ideológico previo a la invasión de Iran. El núcleo de la protesta parece ir dirigido contra el hecho de que Irán pueda tener armas nucleares. A 20 km. escasos de Donosti está Francia, una de las mayores potencias nucleares del mundo y que ya ha lanzado varias bombas experimetales en lugares del tercewr mundo. Cinco minutos en coche oficial y un cambio de la cara tachada de Ahmadineyad por la de Sarkozy y podrían haber lucido sus bonitas bufandas por Hendaya. Pero se limitaron a manifestarse por la acera del Kursaal, al ladito de la alfombra roja. Esta vez la ertzaintza no cargó contra los manifestantes ni el alcalde deploró que se politicen las actividades culturales.
Hana, la menor de las ñiñas prodigio, ya fue premiada en este mismo festival con 19 años por su panfleto de revelador título "
Buda explotó por vergüenza". Cuando se premia a alguien tan joven y los críticos de cine aluden como virtudes únicas que se les ocurren a su frescura e ingenuidad, estamos ocultando que es una chapuza al servicio de una ideología promovida por Occidente. Esta niñita, mezcla de Marjan Satrapi, Bibiana Aído y cualquier prota de "Al salir de clase", hizo su primer panfleto, imagino que con el súperequipo que le regaló papá -ese pobre hombre perseguido-, también director de cine, y bien orientada a contar lo que se espera de ella.
Tengo entendido que la familia reside ahora en Afganistán. Curioso traslado: todos sabemos que en Afganistán hay más democracia y paz que en Irán. ¿Cómo no se les ha ocurrido a estos talentos nostálgicos del Shá de Persia protestar por la invasión de su país de acogida y por el asesinato diario de decenas de afganos?
A este lamentable uso del Zinemaldi para justificar la política imperialista de los USA se ha sumado el director del festival de cine, Mikel Olaciregui, cuyas declaraciones ideológicamente más reseñables que he encontrado en internet son:
1. Que nunca se ha bajado una película de internet ni la ha comprado en el top manta.
2. Que le fastidian profundamente los programas tipo CQC que importunan a las estrellas glamourosas.
Propongo a Olaciregui que proteste contra el golpe de estado de Honduras, la mencionada invasión de Afganistán a manos de los amigos de las hermanitas Makhmalbaf, el genocidio israelí en Palestina, el golpe de estado frustrado orquestado por Estados Unidos en Venezuela, la tortura en el estado español, el hambre en el mundo entre canapé y canapé, la masacre chechena, el boloqueo cubano, el abandono de los saharauis, el recorte de derechos sociolaborales de los trabajadores , la invasión de Irak, la guerra de Somalia, etc, etc.
Y ya puestos... si mi sobrinita llevara al Festival un video de unos ertzainas apaleando a un anciano muy cerquita del Kursaal, ¿podrá tener un premio de esos?