martes, 2 de noviembre de 2010

"A ver si te atreves a decir por ahí que te hemos torturado."

Medios de comunicación, jueces, políticos... todos coinciden en que las torturas de miembros de las FSE sobre ciudadanos no existen en España y que su denuncia sistemática por parte de los detenidos -resulten o no culpables de sus cargos- no es más que una consigna que reciben y, por tanto, deben ser ignoradas. Y esto, de hecho, es lo que hacen.
Sin embargo el argumento que invita a mirar para otro lado es de esos que no necesita cotejarse con la realidad para ser rebatido. Es decir, no es preciso siquiera aportar pruebas fehacientes de que de hecho existen torturas para desautorizar semejante actitud. Veámoslo:

-Las denuncias por torturas no solo se producen por parte de personas acusadas de pertenecer a ETA. Los detenidos de ideología próxima a la izquierda abertzale también han denunciado torturas. Así que ello implicaría el absurdo de suponer que todas las personas de esa ideología -se estima que, desde luego más de 100.000, han recibido cursillos de ETA. Tantos como alumnos tiene la UNED. Pero es que las denuncias por torturas también se dan por parte de otros colectivos de detenidos, políticos y comunes. A veces te torturan por gritar a altas horas de la noche. La formación que imparte ETA parece más universal que la ESO. Desde luego, allí no existe fracaso escolar.
-Es absurdo suponer que ETA pida a sus militantes que denuncien sistemáticamente torturas, pues ello restaría credibiidad a los casos en los que esas torturas sí se practicasen.
-Pero si realmente lo piden, sus militantes desobedecen, pues no todos ni mucho menos denuncian torturas.
-Es una irresponsabilidad invalidar a priori cualquier denuncia por torturas amparándose en una supuesta consigna para hacer falsas denuncias. Aunque tal consigna existiese, ello no imposibilitaría que al menos una denuncia sí fuera real.
-También es una irresponsabilidad invalidar a priori cualquier denuncia por torturas, porque ello permitiría a cualquiera torturar impunemente a aquel al que igualmente a priori se considera que va a mentir cuando denuncia torturas.

Para ejemplificar cómo esta idea ha calado en la sociedad española, leamos la típica opinión común del ciudadano medio, tan absurda e injusta que solo en virtud de ser repetida sin cesar en tertulias parece aceptable (la he recogido al azar de internet) pero pueden leerse y escucharse miles de ejemplos de "argumentaciones" similares:

"Que quede claro, ni un etarra se merece ser torturado, pero no me creo ni una sola de sus acusaciones porque de la boca de un asesino solo pueden salir mentiras. El estado de derecho debe velar porque no se les torture, pero no deben creerse ni una palabra de ellos."

Quien dice esto no parece darse cuenta de que, de aceptarse este principio, él mismo puede ser torturado. Basta con que sea acusado de asesino. Por más que lo niegue, nadie le creerá, porque los asesinos, según él mismo afirmó, siempre mienten.

En fin, supongo que lo que ocurre en el fondo es que a muchos les gusta dormir tranquilos pensando que las fuerzas del orden velan por su seguridad y por la de la gente honrada. No saben cuán subjetivo y cambiante es ese concepto de honradez. No saben qué inopinadamente ellos mismos, que se creían tan honrados, pueden ser un día llamados delincuentes, como le ocurrió a la chica del vídeo, que molestó a sus vecinos pidiendo que le abrieran el portal.

Son innumerables las denuncias por torturas que se archivan y, aún mayores, las que se dejan sin investigar. Si alguna rara vez alguna trasciende a los medios, Rubalcaba, Rodolfo Ares, o a quien le paguen en ese momento, salen poniendo la mano en el fuego por sus hombres uniformados en un acto de fe que semeja hasta virtuoso.
Pues bien, supongo que ahora se la habrán quemado. ¿O llevarán, además de la cara forrada de piedra y las narices tapadas, guantes ignífugos? Hace unas semanas, Estrasburgo condenó al gobierno español a abonar 23.000 eurillos a Mikel San Argimiro por no haber investigado su denuncia por torturas y, en estos días, se celebra en la Audiencia de Donosti el juicio contra varios guardias civiles, acusados de torturar a Mattin Sarasola e Igor Portu. Estas torturas al parecer se produjeron durante la detención. Recuerdo cómo el ahora vicepresidente Rubalcaba aseguró que tales lesiones se habían producido durante un forcejeo -una excusa poco original que en este caso sí parece salida de un manual para Ministros de Interior españoles. Sin embargo todos los peritos, salvo los contratados por la defensa, claro está, afirman que las lesiones son incompatibles con un forcejeo. Bien al contrario, son resultado de puñetazos o patadas. Un golpe, en concreto, por el cual Portu ingresó en la UCI, le perforó un pulmón y los médicos afirman que de no haber sido atentido con urgencia, podría haberle causado la muerte.
Por cierto, hay que valorar aquí la valentía y profesionalidad de estos peritos.

Pero la cuestión de fondo, volviendo ahora a los argumentos de arriba es: si el Gobierno está tan convencido de que tiene la razón y de que actúa desde y para la democracia, ¿por qué miente? Si se desea limpiar la imagen de la Policía, bastante deteriorada, por cierto, ¿no deberían ser ellos los primeros interesados en depurar responsabilidades?

Y, cómo no, los medios nacionales, demostrando a quién sirven, no publican estas escandalosas noticias. Me temo que mucha gente necesitará vérselas por alguna circunstancia de su vida en la tesitura de ser detenidos para saber lo que ocurre dentro de un calabozo, durante 5 días de incomunicación, en un limbo jurídico en el que no existe ni presunción de inocencia ni defensa posible.
Así, es fácil pensar que en estas condiciones un detenido confiese haber sido entrenado en Venezuela, Irán, Afganistán o Ecuador y que los propios Chávez y Ahmadineyad les enseñaron prácticas de tiro.
Os dejo con un video que ya colgué en otra ocasión en el que vemos a un Secretario de Estado para la Seguridad dialogando sosegada y democráticamente, como corresponde, con un periodista extranjero que le pregunta sobre las torturas en España.


6 comentarios:

Maria C dijo...

Querida Dizdira tristes recuerdos trae tu post,pero a pesar de todo aquí seguimos teniendo nostálgicos de esas épocas en las que se sentían "seguros y en paz" así esa fuera la paz de la tumba.Hay gente que dice :"no es justo para nadie ser torturado o encarcelado pero algo habrán hecho".
Como decís es mas simple cerrar los ojos y el corazón y no "meterse" así nada pasa.
En la madrugada del sábado falleció Ananias Maidana quien llego a ser uno de los prisioneros políticos mas antiguos de nuestro continente,su crimen fue ser comunista y decirlo eso le costo 24 años de prisión en condiciones infrahumanas y sometido a las mas brutales torturas y vejaciones.Los comentarios de la gente en el articulo de un periódico local eran espeluznantes,a mas de 20 años de la caída de la dictadura todavía hay gente que teme,cree que ser comunista es lo peor en lo que una persona pueda caer,lógicamente no tienen la mas pálida idea de quien fue Marx,pero lo fue lo que mamaron durante 35 años,triste pero real.
http://www.abc.com.py/nota/ananias-maidana-muerte-de-ananias-maidana/
Excelente post como siempre,un beso
PD.No se puede acceder a los videos enlazados ni directamente de la pagina de You Tube

Dizdira Zalakain dijo...

María C me envía un mail para comunicarme que por problemas técnicos no puede publicar comentarios.
Por ello se lo publico yo:

Querida Dizdira tristes recuerdos trae tu post,pero a pesar de todo aquí seguimos teniendo nostálgicos de esas épocas en las que se sentían "seguros y en paz" así esa fuera la paz de la tumba.Hay gente que dice :"no es justo para nadie ser torturado o encarcelado pero algo habrán hecho".
Como decís es mas simple cerrar los ojos y el corazón y no "meterse" así nada pasa.
En la madrugada del sábado falleció Ananias Maidana quien llego a ser uno de los prisioneros políticos mas antiguos de nuestro continente,su crimen fue ser comunista y decirlo eso le costo 24 años de prisión en condiciones infrahumanas y sometido a las mas brutales torturas y vejaciones.Los comentarios de la gente en el articulo de un periódico local eran espeluznantes,a mas de 20 años de la caída de la dictadura todavía hay gente que teme,cree que ser comunista es lo peor en lo que una persona pueda caer,lógicamente no tienen la mas pálida idea de quien fue Marx,pero lo fue lo que mamaron durante 35 años,triste pero real.
http://www.abc.com.py/nota/ananias-maidana-muerte-de-ananias-maidana/
Excelente post como siempre,un beso

Dizdira Zalakain dijo...

Hola Carmen.
Gracias como siempre por leerme y por tus comentarios. Cuando escribía lo de las torturas curiosamente me acordé de tu país y, en general, de todos los de la zona, tan afectados por torturas masivas a disidentes políticos en los 70.
Yo no había oìdo hablar nunca del caso que comentas de Ananías Maidana y creo que no es muy conocido por España..
Un beso muy fuerte.

Dizdira Zalakain dijo...

Me asombra lo que decis del caso de Ananias,aunque en este país perdido todo puede pasar,el compartió suerte con otros compañeros por la misma razón declararse comunistas .
http://archivo.abc.com.py/especiales/ddhh/articulos.php?pid=351035
Te envio este link donde detalla algo mas lo que sucedia,un beso
Carmen

Anónimo dijo...

El cinismo y la impudicia propios de la llamada democracia alcanza tales niveles que me cuesta un enorme trabajo psicológico encontrar términos que no me suenen vacíos y sin sentido para referirme a la tortura y lo que ello implica. Simplemente, señor Dizdira, mostrarme de acuerdo con su texto y animarle a continuar con su blog, al que intento publicitar siempre que tengo ocasión. Quizás sea el célebre eurocentrismo o el maldito vicio hispano de mirarse el propio ombligo y poco más, pero me atrevo a asegurar que Ananías Maidana ha sido un desconocido en los ambientes comunistas del estado español. Descanse en paz. Salud y adelante.

Dizdira Zalakain dijo...

Hola, KobaRascayú. Muchas gracias por tus comentarios. ¡aunque no me llames señor Dizdira! Primero porque no soy señor de nada y segundo porque soy una chica..., jeje...
En efecto, el torturador profesional, al que supuestamente no le mueven ni motivos de enfermedad mental ni ánimo de venganza personal, es un misterio tan insondable de la maldad humana que ante él, poca cosa cabe decir. Muy distinto es el asunto de torturados como Ananías Maidana. Aquí usar la palabra es lo único que podemos hacer para mantener vivo su recuerdo esperando que algún día se haga justicia.