viernes, 25 de diciembre de 2009

Sopas de ajo.

Este plato tradicional es una receta humilde que ha ido pasando de generación en generación y, aunque data del tiempo en que se pasaba hambre y se contaba tan solo con pan duro para combatirla, a mí me parece una sopa riquísima y muy reconstituyente. Así que es ideal para tomar en estas fechas, en ese terrible día después de las pantagruélicas cenas. Por otra parte, tal y como van las cosas, con los bancos robando dinero público, no sería raro que tuviésemos que recurrir a la alimentación de nuestros abuelos durante la postguerra. Solo que ahora, los ajos y el pan serán transgénicos estarán controlados por las transnacionales y, por tanto, podrán perfectamente convertirse en artículos de lujo. Entonces habrá que comerse a los capitalistas. Al fin y al cabo, las alimañas y los gusanos también son comestibles en caso de necesidad.

Ingredientes para 4 personas:
-8 dientes de ajo,
-1 barra de pan con mucha miga,
-4 huevos,
-Aceite de oliva,
-Caldo de verduras,
-Sal,
-Pimentón,
-Guindilla molida,
-Salsa Perrins.
(Estos dos últimos ingredientes son opcionales. Utilizaremos la guindilla si nos gusta un puntito picante. Lo de la salsa Perrins es una ocurrencia mía que, en mi opinión, le da un toque original, pero no tiene nada que ver con la receta tradicional.)

Modo de elaboración:
En primer lugar, prepararemos un caldo de verduras. Podemos hacerlo con restos de cualquier verdura que tengamos por la nevera aunque yo sugiero que siempre lleve puerro. Dejamos, pues, cocer las verduras con agua a fuego lento hasta que el caldo tome color. Podemos tenerlo disponible en la nevera porque se conserva perfectamente durante varios días. Ya sabéis que si todo esto falla pues, como siempre, recurrimos a una pastilla de caldo de verduras y listo.
Es mejor que el pan sea duro. Lo ponemos en agua para que se reblandezca mientras comenzamos a preparar el plato.
Pelamos los ajos y les quitamos el tallito verde del centro para que sienten mejor a los estómagos delicados. También conviene hacer esto para reducir las posibilidades de que, tras su ingesta, no sólo los vampiros nos rehuyan. Los picamos muy finos y los majamos en crudo. Después, vertemos en una sartén grande o puchero un chorro de aceite y freímos los ajos a fuego lento y con cuidado de que no se nos quemen -de lo contrario adquirirán un sabor horrible. Después añadimos el pan desmigado y lo seguimos sofriendo en el aceite hasta que esté doradito.
Añadimos ahora sal, pimentón, un poquito de guindilla en polvo y un chorrito de salsa Perrins.
Removemos bien la mezcla y vertemos el caldo de verduras. subimos el fuego y esperamos a que hierva.
En este momento, añadimos los huevos enteros, teniendo cuidado de que permanezcan separados, cosa que haremos con una cucharita si vemos que se mezclan. Tras un par de minutos, bajamos el fuego y dejamos que los huevos se escalfen en el líquido. Cuando estén hechos, servimos la sopa en cuatro cuencos con un huevo en cada uno.
Y ya tenemos nuestra sopa ideal para recuperarse de atracones y noches insomnes. .
Feliz resaca.

1 comentario:

JL F dijo...

Puafff, prefiero a una alimaña o a un gusano a un capitalista¡¡¡ Seguro que tienen mas sustancia...Aunque, ahora que lo pienso, quizas tengan mas sensibilidad la alimaña y el gusano y, por lo tanto, seria un crimen mucho mayor matarlos a ellos que al criminal capitalista...

Uff, que lio. Mejor nos comemos una sopita de ajo que sera de pobres pero esta riquisima...

Salud