domingo, 21 de junio de 2009

TERTULIAS Y BLOGS.

Reconozco que siento bastante aversión hacia las tertulias radiofónicas y televisivas, por varias razones, siendo la profunda ignorancia y la incapacidad para el razonamiento de los tertulianos las más importantes.
En efecto, abundan los profesionales de las charletas que, en base a no sé qué prestigio, disponen de altavoces para emitir sus opiniones que, se supone, deberían sentar cátedra. Sistemáticamente se elude invitar a expertos sobre los temas tratados, que podrían aportar información y no meras opiniones. Porque sus opiniones a mí no me interesan en absoluto, ya que ni son amigos míos ni me aportan conocimiento alguno.
En estos últimos días, por ejemplo, he podido escuchar opiniones sobre Irán basadas en un total desconocimiento del país. Se ha dicho, por poner un ejemplo más bien inocuo que Irán es un país árabe -entiendo que querrían decir musulmán. Creo que si se cobra una pasta por opinar, al menos uno debería prepararse los temas y pasar un test de cultura géneral mínima.
Otro problema, éste ya me parece que insalvable, es la nula capacidad de razonamiento de los tertulianos. No existe debate, sino una sucesión de monólogos y la verdad la posee aquél que ataca con más brutalidad a su contrincante. Otra custión es si esta negativa a usar argumentos lógicos es fruto de una incapacidad o una calculada estrategia para que triunfe la propaganda y no la verdad.
La cosa no merecería comentario alguno por obvias razones si no fuera porque, de un tiempo a esta parte, estoy presenciando continuos ataques a internet, ataques en los que, merced a su ignorancia, mezclan blogs, webs y foros. Esto ocurre con especial virulencia en el programa Pásalo de EITB, que comenzó como una anternativa al bombardeo de programas del corazón y culebrones de la sobremesa y se ha convertido en un café de mesa camilla al servicio del político de turno: antes PNV, ahora PSOE-PP. Primero, atemorizan a los padres con el peligro de que sus hijos sean víctimas de pederastas en la red; control, control y control es la solución. Bueno, los chicos ya están controlados, pero, qué pasa con los adultos.
Es entonces cuando descargan sus armas contra los blogs y los foros. Afirman que internet carece de fiabilidad porque nadie sabe si la información es o no cierta. Denuncian el anonimato cobarde tras el que se esconden "personas acomplejadas para arremeter contra todo sin dar la cara" (frase textual en bocaa de la presentadora del programa).
Sin duda, debe de ponerles nerviosos que cada vez más gente busque información en la red porque no se fía de la prensa; que expertos anónimos o censurados dediquen su tiempo y su esfuerzo a la investigación y divulgación de todo tipo de contenidos sin percibir remuneración alguna y, por tanto, conservando su independencia. O que músicos y escritores cuelguen su producto para darse a conocer, pasando por encima del poder económico de discográficas y editoriales y, lo que es peor, poniendo en evidencia que la basura que se nos vende cualquiera puede hacerla mejor y gratis en su poquito de tiempo libre.

La presentadora de la que hablaba comentó el otro día -utilizando la ironía de la que es capaz- que hoy si no se tenía un blog no se era nadie. Pues bien, miles de nadies tienen cosas muy interesantes que ofrecer, miles de nadies cultos, educados y sin enchufes que dan cien vueltas a los Alguien como tú.
Me gustaría terminar poniendo ejemplos de sitios web de muy variada temática que ilustran perfectamente lo que digo, Hay miles de ellos sólo en castellano, pero me han llamado la atención éstos por la permanente dedicación que suponen, por el nivel de preparación de quienes los llevan, y por lo especializado, exótico o peculiar de su temática.
¿Cuál es el verdadero país en el que vivimos? ¿El país de semihumanos que nos enseñan los reality shows de la TV, o el país de personas que dedican el tiempo que el trabajo les deja libre para preparar un curso de turco, la protohistoria de Iberia, el sesudo estudio de Mortadelo y Filemón, la filosofía de Schopenhauer o la Patrología?



2 comentarios:

. dijo...

Cuando era chaval no acababa de entender bien por qué los políticos provenían casi exclusivamente de las carreras de derecho o económicas. Más adelante llegué a formarme una opinión y saqué en limpio que la regla general es que los políticos, la gente que se supone que tiene más interés por la acción, suelen ser los que menos cualificados están para actuar (que me perdonen los que están de verdad cualificados). La gente que tiene de verdad algún tipo de preparación, los intelectuales, suelen estar verdaderamente preocupados en los temas pero no tienden actuar.

Después he ido viendo que el esquema se repite. Por ejemplo, los que más hablan son los que menos tienen que decir (como parece que pasa en las tertulias que describes) y además eso suele ir unido a una poca capacidad de diálogo porque, en realidad, no hay un genuino interés por la verdad. Importa el sensacionalismo, la vanidad,... o cualquier cosa que se acabe reduciendo a mentira. Esto explica que gente como Nart (el abogado) siga pululando con éxito por las televisiones.

Están muy bien los enlaces.

Gracias y saludos.

Dizdira Zalakain dijo...

Creo que existe un entorno propicio para que alguien decida ser político o empresario cosa que, en estos tiempos, viene a ser lo mismo. Las familias de "prestigio" llevan a sus niños a buenos colegios para que tengan contactos y, más tarde, como bien dices, a la Facultad de Derecho y Económicas -privada, por supuesto. Ahora, hasta se han inventado un híbrido de ambas carreras como el ESADE o el ICADE donde estudian todos los aspirantes a formar parte de esa élite no precisamente intelectual ni ética de los poderosos.
Por la escasa experiencia que yo tengo, creo que es más cuestión de estómago que de otra cosa. Claro que siempre hay excepciones, pero es el propio sistema el que termina quitándose de encima a esos polizones que se les han colado y que no encajan con el perfil: tonto-inmoral-de "buena" familia.
Por cierto, ¡qué bueno lo de Nart! Creo que este hombre ya estaba pontificando en la tele cuando mi madre llevaba pañales.