Durante estos últimos días, todo Occidente mira hacia Irán. Qué curioso que este país suscite este interés repentino. Sobre todo, teniendo en cuenta que se ha obviado, cuando no censurado sin paliativos, el proceso revolucionario que tuvo lugar a principios de los ochenta. Sobre esta censura planea, sin duda, el fantasma de la islamofobia, comprensible en la derecha, pero inquietante y perturbador, a mi juicio, en la izquierda real, la no asimilada al sistema capitalista. Este hecho comprobado recientemente, me parece digno de una breve reflexión.
La política informativa de demonización del régimen iraní ha arreciado en los últimos años. Conviene preguntarse por qué. Es un hecho conocido que Irán supone un muro inexpugnable para la expansión económica de Occidente, como Cuba o Venezuela, por ejemplo. Pero aquí la situación se radicaliza, ya que las fronteras de Irán ya han sido ocupadas por Estados Unidos, explícita o implicitamente: Irak, Paquistán, Afganistán. Otro elemento que polariza la situación supone la proximidad del estado de Israel, igualmente teocrático y mucho menos respetuoso con derechos humanos fundamentales, pero que representa la extensión de los tentáculos occidentales.
Con este panorama geoestratégico, resulta evidente la necesidad perentoria que Estados Unidos tiene de eliminar el régimen revolucionario para controlar el país.
Es cierto que la política exterior estadounidense ha variado con la presencia del sonriente Obama. Su predecesor invadía abiertamente un país soberano, inventando pruebas ridículamente falsas y al margen de cualquier estamento internacional, como la, por otra parte, desacreditada ONU. Obama, sin embargo, opta por la infiltración de elementos desestabilizadores, subvencionados por la CIA para conseguir sus fines: colocar al frente de un país a un presidente títere bajo la excusa de llevar a dicho país a la sacrosanta democracia occidental. Y todo ello bajo estúpidos nombres más propios del márketing de telefonía móvil : "ola verde" "marea naranja"... carentes de cualquier referente ideológico y que en realidad no son sino contrarrevoluciones ganadas con el poder de la propaganda.
Pero, cuando estos países están ideologizados y son conscientes de su dignidad e independencia, las cosas no salen como se esperaba. Ni salvajes bloqueos económicos como el cubano o el palestino, ni la organización de golpes de Estado como el venezolano, ni la filtración de candidatos "reformistas" amiguitos de Obama, como es el caso de Georgia o Irán, surten el efecto deseado. Imagino que, ante la contundencia de los resultados electorales iranís, habrá que pasar al plan B.
De momento se ha preparado una gran campaña mediática para denunciar un supuesto fraude electoral, campaña a la que se suma en una piña toda la prensa capitalista sin excepciones. Qué curioso que no se mencione en ninguno de estos medios tan democráticos el pucherazo, también presunto, de las pasadas europeas contra Iniciativa Internacionalista. Si esto también fracasa, se acudirá al tan socorrido truco de la amenaza nuclear, amenaza que por lo visto no existe en Israel, India o Paquistán porque son países amigos.
Luego se puede hablar de la opresión de la mujer iraní. Habría que viajar a Irán para comprobar esta falacia y observar la presencia de la mujer en universidades, empresas e instituciones. Pero siempre recibe un gran eco social, la recurrente demagogia de la explotación y anulación de la mujer por el Islam, mezclando regímenes dictatoriales como el saudí con cuestiones religiosas. Todo vale para desacreditar una religión, aprovechando la ignorancia que se tiene en Occidente sobre el tema.
Ahora las cosas se han puesto difíciles para Obama. Quizá deba sustituir el buen rollo de conferencia de prensa y emular a su predecesor pasando a la acción. No se puede permitir que un país no rinda pleitesía a Estados Unidos y se manifieste abiertamente hostil hacia las prácticas genocidas de Israel. Además, Irán, centro del chiísmo, mantiene estrechos vínculos con Hezbolá y Hamás que, en Occidente se venden como grupos terroristas y que, en la realidad, han construído las únicas redes sociales, económicas y culturales en países en los que no existe la presencia del estado o en los que éste se halla controlado por intereses bastardos occidentales.
Lo que me deja perpleja es que personas de izquierdas bienintencionadas y críticas con el sistema capitalista, caigan también en las redes de la manipulación desinformativa y que se dejen arrastrar por una serie de prejuicios que, en diversos sectores de la sociedad, deberían estar ya superados.
Hace poco, vi un reportaje sobre las lobotomías que se practicaron hasta bien entrados los años sesenta y cuyo resultado, lejos de acabar con supuestos problemas psiquiátricos, convertían a las víctimas de la trepanación en zombis. El doctor Walter Freeman, difusor de esta práctica, aseguraba que podía curar el comunismo, la homosexualidad o la ninfomanía. Ahora hubiera añadido el islamismo. Lo bueno es que hoy en día no es preciso practicar lobotomías físicas, ya están los mass media para lobotomizarnos y convertirnos en corderitos buenos que condenemos el terrorismo porque son los malos, que aprobemos leyes antiinmigración porque los extranjeros son delincuentes, que censuremos el islam porque discrimina a la mujer y que compremos cremas de protección solar porque a principios de julio todo el rebaño debe trasladarse a las playas.
lunes, 15 de junio de 2009
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2 comentarios:
Creo que hay un dicho que es algo así como "desconfía y acertarás". Cuando Estados Unidos muestra tanto interés por algo, fácilmente se acaba justificando la desconfianza. Desconozco todos los motivos, pero el que has señalado de los países limítrofes ya es una buena pista. Ahora les toca controlar la opinión pública para que no ejerza oposición(cosa bastante fácil, por lo demás). Con tantas personas llevando una vida vacía en la sociedad actual siempre es necesario que encuentren un objetivo contra el que proyectar el fruto de una existencia en esas condiciones, el odio.
Recuerdo que cuando fue la guerra de Irak Saramago repondía que si quieren "ayudar" que se vayan a África, que hay millones de muertos (guerras, hambre, etc...) sin repercusión alguna. Simplemente con este argumento ya se delata suficientemente la posición del gobierno norteamericano de antes y el de ahora.
Por otra parte, la derecha es sólo una de las formas de la negación del hombre. Lo mismo sucede en la llamada "izquierda", que ya ha demostrado que puede hacer la misma negación (por ejemplo en las malinterpretaciones de lo que es el comunismo que llevaron a una serie totalitarismos). Eso sí, si hubiese alguna forma de medir la cantidad de negación que hay en cada bando, seguramente ganaría la derecha con rotundidad.
Saludos
Me alegra mucho tu comentario. En realidad, este post ha surgido como reacción a las tesis de cierta izquierda dogmática que no concibe la coexistencia del marxismo y la religión. Imagino que ignoran la existencia y el papel fundamental de grupos musulmanes chiíes o de teólogos de la liberación cristianos cuyas bases teóricas y acción práctica están muy próximas si no plenamente identificadas con el socialismo.
Me preocupa que sectores en principio críticos hacia el sistema sean también víctimas de la manipulación mediática y de los subsiguientes prejuicios. Por eso decía que me alegra que alguien tan ecuánime como tú vea las cosas de esta manera.
Saludos.
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