jueves, 7 de octubre de 2010

Firmas contra el crimen hipotecario.

Cuando el estado se puso al servicio de los explotadores, ya en los remotos tiempos de la Antigua Mesopotamia, se grabaron en piedra leyes que permitían a los usureros apropiarse como esclavos de aquellos que no podían pagar el dinero prestado junto con los intereses.
Afortunadamente, olvidadas luchas populares lograron que poco a poco semejante crueldad fuese siendo erradicada de los códigos legales. Solón de Atenas prohibió la esclavitud por deudas en 594 a. C y un motín popular obligó a hacer lo mismo al senado romano en 326 a. C.
La esclavitud por deudas sigue siendo una realidad todavía hoy en numerosos países del llamado tercer mundo.
Sin embargo, en las sociedades ricas actuales hace tiempo que ya no existe por una razón muy sencilla: la esclavitud es un mal negocio. A un esclavo hay que darle de comer. buscarle alojamiento, darle latigazos para que trabaje, vigilar que no se escape, etc. Es mucho más rentable contratar a un trabajador con un salario miserable, que se deja exprimir por las buenas: no se escapa, al contrario, y además la comida, el alojamiento, etc. se los tiene que pagar él mismo. Como con el salario no le llega, además, se empeñará de por vida, él y toda su familia. Una vez exprimido hasta la última gota, se le tira a la calle y se le dice al resto del ganado que ese mendigo , ese peligroso vago, tiene la culpa de todos sus males. Así descargarán su ira contra él y no contra sus explotadores. A eso se le llama aprovechar hasta el límite los recursos... humanos.

Pero existe un suburbio del Primer Mundo llamado España en el que aun persisten recuerdos de aquellos tiempos primitivos. En los países normales, cuando uno pide un crédito hipotecario de vivienda a un banco, el contrato que le ofrecen dice que si no lo puede pagar, el banco lo echa a la calle y se queda con su casa. Es injusto, ciertamente. Pero en el estado español las cosas son aun peores. Cuando firmamos uno de esos créditos al sonriente cerdo que nos extiende el abusivo y farragoso documento, estamos firmando que, si no pagamos el préstamo en las condiciones y tiempo establecidos, el banco se queda con la casa pero, además, ¡¡¡nosotros tenemos que seguir pagándolo!!! El truco consiste en que el banco tasa la vivienda a un precio muy inferior al real y la pone a subasta. La diferencia entre el precio irrealmente bajo al que el banco tasa la vivienda y el precio por el que fue comprada se considera una deuda que el desahuciado debe seguir pagando religiosamente.
Es decir, que nos prestan dinero para comprar una casa y
-a) Nos exigen devolverles el dinero -hasta ahí es justo.
-b) Nos exigen pagarles una cantidad extra total que puede muy bien terminar siendo igual o mayor que el dinero prestado.
-c) Nos quitan la casa si no pagamos.
-y d) ¡Nos obligan a seguir pagando aunque se hayan quedado con la casa!

Este último punto, que ya es el colmo del crimen legal bancario, es lo que hace a Spain tan different. Es decir, en el estado español la hipoteca no es sólo sobre el bien inmobiliario, sino sobre, puede afirmarse, toda la persona del deudor. De modo que el típico chascarrillo que decimos "Esta casa no es mía, es del banco" se queda corto. Porque, tras firmar un crédito hipotecario, un español puede decir que, no solo su casa, sino que todos sus bienes, presentes y futuros, son y serán del banco. Puede decirse que somos suyos, que somos sus esclavos. Como en los tiempos de Hamurabi. Y esta anomalía legal, esta salvajada, este abuso, se practica en este bendito país lleno de gente orgullosa y feliz por ser campeones mundiales de fútbol.

Afortunadamente aun quedan en él quienes se intentan organizar para luchar contra estos abusos intolerables, como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) que logró que el grupo parlamentario ERC-ICV-IU presentase una proposición no de ley para acabar con esta aberrante anomalía hispánica. La propuesta salió adelante, con el voto en contra de nuestros amigos obreros y socialistas del PSOE y la condición de sus aliados del PP de dar un plazo para "someter a estudio el impacto económico." Eso fue el 16 de Junio. El estudio sigue sin dar señales de vida y ya puede augurarse que, puesto que se encargará a los banqueros que lo hagan, el resultado de dicho estudio, si es que algún día aparece, será que la economía española se hundirá si los bancos en España no pueden seguir robando más que en el resto del mundo.
A pesar de tan negras perspectivas, la Plataforma sigue realizando campañas que dan a conocer en su blog.
Por otra parte, el mes pasado la Unió de Consumidors de Catalunya (UCC) y la Associació d'Usuaris de Bancs, Caixes i Assegurances (AICEC-ADICAE), junto con UGT de Catalunya (lagarto, lagarto) plantearon emprender una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para exigir más o menos lo mismo que pretendía aquella proposición no de ley del pasado junio. Como sabéis, la ILP es una bonita figura de nuestra amada Constitución que permite que una ley se vote en el Parlamento sin necesidad de que la propongan los diputados. Basta con conseguir 500.000 firmas, proponer la ley y esperar a que esos diputados y partidos políticos votados por nosotros pero elegidos y pagados por los bancos, voten a favor de una ley que perjudica a los bancos.
Así están los ejércitos de esta batalla: los bancos defenderán sus intereses mafiosos con sus mejores armas: el Parlamento, los medios de comunicación, el ejército y la policía -todos ellos pagados por nosotros. Nosotros, nos defenderemos de sus crímenes con las nuestras, unos bolis y folios para firmar.
Habría, tal vez, que replantearse la estrategia...

3 comentarios:

quebrantandoelsilencio dijo...

Tienes razón en desconfiar de los políticos españoles, jamás se votaría una ley como esa porque saben que significa su muerte política y, por tanto, su nivel de vida se iría al carajo.
Una solución podría ser la nacionalización de la banca pero eso sólo sería posible si entraran en escena nuevas fuerzas políticas y, con un mundo decidido a perpetuar el bipartidismo lo veo difícil.
Saludos.

Unknown dijo...

Una ley puede modificarse en un sentido más positivo para el conjunto de la ciudadanía e incluso, puede hacerse derogar o desaparecer. Esta teoría propia de la democracia y el constitucionalismo burgueses es prácticamente imposible de llevar a la práctica si en el correspondiente Parlamento la correlación de fuerzas no es favorable a aquellos que pretenden el cambio. En el Estado español es una total y absoluta entelequia, primero por la composición habitual (dos partidos que defienden los intereses de la burguesía y que se alternan en el poder en función de la facción burguesa que en cada momento histórico tiene el mando, acompañados de los representantes de las burguesías de las Comunidades autónomas con mayor poder económico) y segundo porque no hay alternativas electorales (además de la existencia de una ley electoral que lo impide en la práctica) que desde un punto de vista de la izquierda real pudieran provocar un hipotético cambio en el Parlamento. ¿Solución?: lo mismo de siempre, el cambio revolucionario del sistema político y, mientras eso pueda llegar algún día (llegará, sí, seguro), la lucha constante en todos los planos posibles, sin olvidar el que habitualmente se deja de lado: la calle. Sin la presencia en la calle, sin la presión hacia el poder que supone la gente en la calle (con el correspondiente grado de enfado, cabreo, ira), no se consigue nada. Historia dixit.

Dizdira Zalakain dijo...

Los tres estamos de acuerdo: la vía parlamentaria es un engañabobos inútil. No es que yo opine, como los fascistas, que los parlamentos por definición sean malvados.. Los parlamentos no sirven a las necesidades de quienes votan porque, en la práctica, no son parlamentos democráticos, pues en ellos no legislan representantes de los ciudadanos sino representantes de la oligarquía. Los parlamentos solo en teoría son sede de la soberanía popular, en realidad son instrumentos de dominación de un reducido grupo social. Ello es debido a que los procesos electorales son fácilmente controlables por ese reducido grupo gracias, sobre todo, a la manipulación mediática. Aun llegado el caso de que una fuerza no controlada por la oligarquía domine el parlamento, el grupo oligárquico dispone de infinidad de maneras de acabar rápidamente con ese dominio, las más comunes de las cuales hoy día son los golpes de estado, las invasiones militares, y las "revoluciones de colores."
Por tanto, tal y como dice Polaroid, la única solución es una revolución. Pero ha de ser una que sea capaz de defenderse de los inmediatamente subsiguientes ataques externos. Esto solo se consigue con la fuerza. El balido lastimero de los corderos y su unidad en un rebaño no los defiende del ataque de los lobos, más bien los identifica como presas y los pone a tiro para sus depredadores. Tampoco sirven de nada actos aislados e individualistas de sacrificio heroico. Los bancos no soltarán nuestros cuellos al oír cómo nos quejamos, lo mismo que el lobo no renuncia a su necesidad de comer ante el gemido de la oveja. Sólo la certera escopeta, o la temible jauría de perros del pastor podrán salvarla.