martes, 16 de febrero de 2010

La represión de los mapuches

La historia trágica del pueblo mapuche no difiere demasiado de la de los demás pueblos indígenas que intentan conservar su cultura, sus derechos y la posesión de la tierra frente al sistema de saqueo y matanza universales que denominamos globalización. "Mapuche" en su idioma mapundungun significa "hombre de la tierra".
Los mapuches son los descendientes de los indios a los que los españoles denominaron araucanos mientras los exterminaban y robaban tras su heroico desembarco en el Nuevo Mundo. Es normal, por tanto, que rechacen este apelativo impuesto por su enemigo.
Los mapuches resistieron, estos sí, con heroísmo, los intentos de la monarquía española por desposeerles de sus tierras. La desidia y el atraso españoles tienen a veces su lado positivo: cuando la burguesía criolla obtuvo la independencia de Chile en el XIX, comenzó el auténtico infierno para los mapuches. Y es que el poder destructivo de la economía capitalista no tiene piedad: su crueldad es más sistemática y fría que la de los conquistadores españoles, que aun fueron capaces de reconocer el coraje y la dignidad de este pueblo, como queda reflejado en el poema "La Araucana" de Alonso de Ercilla. El capitalismo no deja resquicios para tales romanticismos; todo debe ser explotado: nada hay sagrado frente al poder del dinero.
Sería prolijo -y muy triste- narrar la larga historia de este grupo étnico. Teniendo en cuenta, pues, la dificultad que entraña para mí el resumen de tantos siglos y la disponibilidad en internet de numeroso material al respecto, me limitaré a concluir que los mapuches resistieron indómitos -con excepciones de breves periodos de sometimiento o parálisis- desde la invasión española hasta el triunfo de los golpes militares de ultraderecha financiados por EE.UU. en Chile y Argentina. Son estos los países actuales en los que aun resisten los mapuches.
Una de las razones del golpe de Estado de Pinochet está en que Allende había iniciado la devolución a los mapuches de las tierras que la casposa y ultraviolenta burguesía terrateniente chilena les había ido robando durante el último siglo. Así acabó este breve sueño feliz: con la pesadilla de asesinatos masivos de mapuches y la eliminación por ley del concepto de "tierra comunal" y del concepto de "indígena." Como era de esperar, la "democracia" -por llamar de alguna manera al neo-pinochetismo- no ha tratado mejor a estos indígenas.
Ahora los españoles vuelven a intervenir para destrozar a los mapuches. Esta vez no traen caballos ni arcabuces, ni escriben poemas épicos. Traen excavadoras, paramilitares, muchas ganas de lograr dinero rápido y fácil. En vez de poemas épicos, traen publicidad babosa y kitsch. En 1.997 la empresa ENDESA, inundó gran parte de las tierras de cultivo y de culto de los mapuches incumpliendo la Ley que el propio Gobierno acababa de establecer hacía poco, según la cual esto solo podía hacerse con la aquiescencia de la Corporación de Desarrollo Indígena (CONADI). El presidente Eduardo Frei se limitó a cesar al director del CONADI y a todo aquel funcionario de su gobierno que denunció el atentado ecológico y cultural que estaba a punto de perpetrar Endesa.
Otras varias multinacionales se han unido a la destrucción y rapiña de las tierras mapuches, sobre todo a la tala de sus bosques por parte de las industrias madereras.
En los últimos diez años los mapuches han intentado protestas mediante la toma simbólica de tierras expropiadas. Los asesinos a sueldo -llamados eufemísticamente polcía- de Frei, Lagos y Bachelet han respondido con la muerte cobarde y cruel de los que realizaban estas protestas. Los jueces a sueldo de esos mismos presidentes "democráticos" de Chile han encarcelado a muchos otros después de una farsa de juicio. También Bachelet ha encontrado el comodín de la Ley Antiterrorista -que ya inventara Hitler- para quitarse de en medio a cualquiera que entorpezca su idilio con las transnacionales. ¿Por qué habría de ser diferente en Chile? Los periodistas a sueldo de los mass media internacionales han silenciado estos asesinatos y han considerado como perfectamente válidos estos "juicios", También han pasado por alto las protestas, incluídas varias huelgas de hambre de los condenados que han estado a punto de llevarles a la muerte.
Así que no es correcto decir que la extrema derecha ha retomado el poder en Chile de manos de Piñera: la extrema derecha nunca ha abandonado el poder, pues ni los oligarcas ni las multinacionales han sido juzgados y castigados por sus delitos y siguen mandando en el país las mismas familias y empresas que mataron a Allende.
Bachelet se ha negado a revisar los juicios que condenan a los campesinos como "terroristas." Durante su mandato se ha iniciado una persecución contra cualquiera que intente difundir la situación de peligro evidente que sufren los mapuches debido a la agricultura masiva, la tala forestal, las macroinfraestructuras y la expansión energética. En este contexto se enmarcan las detenciones y acusación de terrorismo, -cómo no- a personas del mundo de la cultura como la cineasta Elena Varela o el escritor vasco Asel Luzurraga. Este último, tras una detención sin prueba alguna, después de salir de prisión, se encuentra bajo arresto domiciliario en espera de juicio. Se trata de un aviso del Gobierno chileno a cualquiera, chileno o extranjero, que indague y cuente lo que está ocurriendo. No olvidemos que algunas asociaciones mapuches están incluídas en la lista de grupos terroristas y que los asesinatos de los mapuches quedan sistemáticamente impunes. Afortunadamente, todavía quedan quienes, como el escritor Luis Sepúlveda, siguen denunciando valientemente esta situación.
Me gustaría incluír este audio de la cantante mapuche Aimé Paine, que dedicó su vida a divulgar el legado musical de su pueblo.



Al hablar de Endesa, no puedo dejar de recordar a la popular montañera vasca Edurne Pasabán. Esta mujer. al parecer, con el patrocinio generoso de Endesa, siempre tan dispuesta a apoyar las causas nobles y justas, se ha hecho no sé cuántos "ochomiles." Denominan así a escalar montañas que superan esos metros de altura. No hablaré aquí de la frivolidad de esa "proeza" y de la escandalosa inutilidad de ese supuesto "heroísmo". Tampoco de la moda según la cual estos héroes merecen no solo mecenazgo público y privado sino también nuestra "solidaridad" y "apoyo". Yo me solidarizo con la gente que sufre por culpa de ladrones y asesinos como Endesa, no por pijas que ponen su vida y las de muchos otros en peligro por una memez.
Si quieres ser una heroína, Edurne, ¿por qué no ayudas a los mapuches que tu patrocinadora está robando y matando? Si te gusta tanto la naturaleza como dices, Edurne, ¿por qué no le dices a tu patrocinadora que deje de destruír ecosistemas?
Me cago en tus ochomiles, Edurne Pasabán y me cago en tu Endesa.

2 comentarios:

Alto Sil dijo...

Ojalá tu entrada del blog de hoy tuviera la difusión suficiente para conseguir parar todo eso. Aquí en Laciana nos quejamos de Victorino Alonso, pero lo que ocurre aquí es una mera anécdota en comparación con lo de los mapuches.

En cuanto a los deportistas estrella, es muy difícil, por no decir imposible, llegar lejos si no es gracias al dinero -muchas veces manchado de sangre o injusticia- de este tipo de empresas. Ahí está la tesitura de escoger entre la ética y el éxito, pero el ego del ser humano necesita con desesperación el último.

Dizdira Zalakain dijo...

Dudo que esta entrada tenga difusión. En cualquier caso, tampoco serviría de mucho teniendo en cuenta que a intelectuales tan reputados como Sepúlveda o a gente como Asel Luzurraga o a Elena Varela no se les hace ningún caso, ni se les da ningún medio de masas para dar a conocer lo que ocurre. Pero, como decíamos en otra ocasión, si alguien lo lee y le da qué pensar, ya me parece tiempo bien empleado.
Con respecto a lo que dices de los deportistas, yo entiendo que algunos tengan que recurrir a patrocinadores porque el deporte real, el que no da dinero, está muy desatendido. Pero siempre he odiado el deporte como mero espectáculo aborregante -como el fútbol. Y los patrocinadores "grandes" al final solo apoyan ese tipo de espectáculos. Aun peor me parece ese otro concepto nazi del deporte, que lo considera como hazaña heroica, casi siempre agresiva: es la demostración de que el hombre es más fuerte que la naturaleza. En este último tipo encuadro la actividad de esos montañeros que no van a la montaña para disfrutarla y admirarla, que se sienten anonadados ante su belleza y grandeza, sino de esos que la toman como un reto para demostrarse lo valientes que son. Éstos son los que se toman a la montaña como un enemigo a batir y, con esa manera de pensar, no es de extrañar que les traigan al fresco los atentados ecológicos. Esta filosofía agresiva está muy fomentada por el poder en programas como "Desafío extremo", "Perdidos en la tribu", etc.