Estos días los amantes de la libertad de expresión andan muy revolucionados porque los consejeros de RTVE, con los votos favorables de PP y CIU, y la abstención del PSOE, ERC y CC.OO. habían decidido instaurar la censura directa sobre los contenidos emitidos. Ante ello,
un grupo de usuarios de Twitter entre los que se encuentran periodistas como
Ana Pastor consideran que han sido ellos los que han obligado a rectificar
a los dirigentes.Así lo expresan:
Los Usuarios de Twitter lo han vuelto a hacer. Su presión de nuevo obliga a los dirigentes a rectificar una medida tomada horas antes. (...) Esta medida que permite la censura previa, comenzó una serie críticas (sic), protestas e indignación en un medio como twitter en el que si existe una profesión activa, es la periodística.Ante estos hechos surgen dos preguntas en las que trataremos de profundizar para, de paso, reflexionar sobre los actuales mecanismos de censura en los medios. En primer lugar ¿es posible que un pequeño grupo de usuarios de Twitter pueda hacer rectificar a nuestros dirigentes? Y, en segundo lugar, ¿cómo se explica que se llegara a proponer y a aprobar un sistema semejante de censura?
La milagrosa rectificación.Que un millar de ciudadanos escribiendo breves frasecitas en internet pueda hacer rectificar a
los dirigentes resulta en verdad poco creíble. Sobre todo cuando se comprueba que éso no es lo normal. Por ejemplo, ayer mismo, muchos ciudadanos pedían pacíficamente a sus dirigentes que rectificaran sobre algo mucho más nimio, el desalojo de un centro juvenil en Bilbo. Pero
los dirigentes han respondido
enviando tanquetas.
Pero supongamos que algo así fuera posible: que la política de control de contenidos de RTVE pudiera alterarse sustancialmente gracias a la actividad de unos cuantos ciudadanos en una página web. Pues esto sería algo en verdad preocupante. Porque si bien el Consejo de Administración de RTVE posee una más que dudosa legitimidad democrática, es evidente que posee mayor legitimidad (puesto que ha sido elegido por los representantes supuestamente votados por todos los ciudadanos) que un millar de twitteros a los que nadie ha elegido, por mucho que la insigne Ana Pastor y otros grandes periodistas como ella se encuentren en sus filas. La soberanía popular vía
hashtags me temo que adolece de serios problemas de legitimidad.
Pero lo realmente significativo de todas estas proclamas es que protesten contra lo que ellos llaman "censura previa". Expresándose así parecen indicar que estarían a favor de la censura, siempre que no sea previa. Por ejemplo: si un periodista tiene un despiste y se le olvida incluir el epíteto del tipo "dictador", "tirano" , "sátrapa", etc. para referirse a Gaddafi, ¿sería correcto censurarle a posteriori? ¿Cómo? ¿Borrando o modificando el programa del podcast? ¿Echando al trabajador a la calle? Yo, en verdad, si fuera periodista, puestos a que haya censura, preferiría la modalidad de censura previa.
Lo que se esconde detrás de esta aparente polémica, hay que buscarlo en una distinción entre dos tipos de censura en la que lo de menos es si es previa o no. Entre una modalidad tradicional, directa y deficiente de censura y una modalidad propia de las sociedades capitalistas avanzadas, indirecta y sumamente eficaz. La propuesta de la Consejera de RTVE, Rosario López Miralles, abogaba intempestivamente por una modalidad que lleva ya periclitada, por ineficaz, hace mucho. Aunque luego nos preguntaremos si el problema de doña Rosario ha sido abogar por un sistema de censura demasiado anticuado (
"franquista", lo denominan los twitteros) o tal vez por uno demasiado avanzado. Distingamos ahora entre ambas modalidades.
Ventajas y métodos de la nueva censura.La censura tradicional consiste simplemente en revisar todo aquello que se publica y evitar que se difunda lo que se crea que puede ser susceptible de dañar el sistema de explotación vigente. Que se haga previamente a su publicación o después de ésta, es más un problema de incompetencia que otra cosa.
El sistema actual, vigente en los países neoliberales, se basa en el mismo principio, pero se diferencia del tradicional en el modo generalmente indirecto y, por tanto, poco visible (a veces incluso para los propios censurados) con el que se realiza la censura. Éstos son algunos mecanismos utilizados:
1-La fagocitación de lo peligroso.La censura tradicional buscaba y destruía los mensajes que pudiesen ser dañinos para el sistema de explotación. De este modo, era imposible evitar que esos mensajes terminaran por propagarse. La censura moderna lo que hace es fabricar ella misma versiones "
light" (pero aparentemente incendiarias) de esos mensajes peligrosos y difundirlos. Con ello obtiene dos objetivos: no solo logra
vacunar a la población contra los mensajes dañinos, que pueden ser ya emitidos sin peligro, sino que también consigue ofrecer una apariencia de libertad de expresión que deslegitima cualquier crítica al sistema, pues el sistema no puede ser tan malo si nos permite quejarnos de él. Un ejemplo reciente lo constituyen las protestas del movimiento 15-M, radicales en apariencia pero inocuas en realidad (como se ha demostrado) y, por ello mismo, toleradas.
2-La falsa imagen de pluralismo.
En el moderno sistema capitalista, se oculta que es una sola élite social (que gobierna sin presentarse a unas elecciones) la que nos gobierna y que todos los grandes medios de comunicación, públicos y privados, son de su propiedad o están controlados por ella. Las pueriles peleas entre el partido en el poder y el de la oposición ocupan las páginas de política de los periódicos y logran hacer pasar por libertad de ideas y debate político lo que no es más que un banal y pactado
reality show. Esto, unido a que la élite social se puede permitir el lujo de tolerar la existencia de pequeños medios independientes (por los motivos expuestos en el punto anterior) genera la impresión de ausencia de censura.
3-La deshumanización de la profesión periodística.
La introducción de nuevas tecnologías y de los sistemas de total despersonalización del trabajo que se aplican en el periodismo, al igual que en los demás ámbitos de actividad social, hacen casi innecesaria la censura. La inseguridad económica y laboral, el deficiente bagaje crítico y cultural con el que los nuevos periodistas son dotados en las facultades, el masivo adoctrinamiento mediático, la opacidad y despersonalización de las jerarquías que deciden la línea editorial y, en fin, lo perjudicial e inútil de intentar apartarse de dicha línea, consituyen un sistema de censura previa mucho más infalible y omniabarcador que un millón de inquisidores y cadalsos.
Estos y otros mecanismos del nuevo sistema de censura podrían resumirse así:
Si antes el sistema censuraba tapando bocas, ahora censura gritando tanto y tan alto que ya nada puede oírse más que su voz. Un ejemplo de cómo se enfrentan ambos sistemas lo tuvimos en la
entrevista que, precisamente, Ana Pastor efectuó al presidente de la República de Irán. Las maleducadas preguntas de la periodista española y su voluntaria provocación, amplificada al unísono por todos los grandes medios, redujeron al silencio mediático las respuestas de Ahmadineyad que, en teoría, deberían haber sido las importantes.
Por tanto, respondiendo así a la primera pregunta planteada, podemos comprender el por qué de cosas tan aparentemente absurdas como que el Consejo de RTVE rectifique ante unos twitteros o que una contratada y fiel servidora de la élite dirigente, parezca enfrentarse a ella. Se trata de un montaje mediático que lleva al ciudadano incauto a creer que vive en un sistema democrático en el que bastan unos mensajitos en Twitter para que el gobierno rectifique, de paso que le permite seguir pensando que Ana Pastor y demás difusores de propaganda prosistema son en verdad periodistas independientes.
Vieja censura feudal para las postrimerías del capitalismo.
Pero no somos tan conspiranoicos como para pensar que la iniciativa de doña Rosario y el voto positivo mayoritario del Consejo fuese desde el comienzo orquestado para este fin. Una vez sucedido, había que sacarle partido y lo han hecho con la profesionalidad habitual. Por tanto aun nos queda contestar a la segunda pregunta que planteamos. ¿Por qué la mayoria de los consejeros de RTVE apoyaron el sistema de censura tradicional si, como hemos dicho, el sistema moderno es mucho más eficaz y rentable?
En mi opinión, la explicación hay que buscarla en las negras, muy negras, perspectivas que nos aguardan a los ciudadanos del mundo libre y de los antiguos "estados del bienestar". Cuando la miseria empiece a ser generalizada, es posible que la censura moderna -ideada para ciudadanos cómodamente apoltronados en un consumismo alienante- empiece a no funcionar. Quizá por eso empiece a haber quienes quieren instaurar cuanto antes también la otra, la censura antigua, por si las moscas. De momento, los jefes les han dicho a doña Rosario y a sus colegas que aun es pronto para eso. Pero todo se andará.
Nadie es perfecto. Gazapos en la nueva censura.El sistema moderno de censura no es infalible, claro está, y siempre se cuelan gazapos. Pero su ventaja decisiva sobre el antiguo es que estos sintomáticos chirridos apenas si son percibidos en el maremágnum chillón y machacón del mensaje repetido hasta la saciedad. El otro día, en Onda Vasca, una radio de ámbito local controlada por el PNV, se les coló uno. En esta emisora, se supone que poco dotada presupuestariamente, la cobertura de Internacional es muy deficiente. Cuando tocó hacer propaganda anti Gaddafi para justificar la invasión de la OTAN en Libia, solían arreglarse entrevistando a miembros de la denominada Casa Libia (que tienen de libios lo que la gusanera de Miami de cubanos) teniendo buen cuidado de no entrevistar jamás a ningún libio de la inmensa mayoría de los que estaban satisfechos con el gobierno. El sistema de censura y manipulación les funcionaba bien sobre el tema libio hasta esta ocasión. A cuento del reconocimiento de Palestina en la ONU, llamaron a la emisora a un sionista, a un profesor universitario de esos que viven en su mundo y a un miembro del
Centro Cultural Palestino Biladi, sito en Bilbao. La página web de Biladi no parece muy "radical" y, en principio, tiene todo el aspecto de ser de fiar para Onda Vasca. De modo que, a falta de algo mejor, en producción contactaron con un tal Jusan Lubbadeh quien con lacónicas y tajantes respuestas, iba contestando a las preguntas del presentador. El error de producción se amplificó cuando el presentador cometió la imprudencia de sacar el tema de Libia. Podéis escuchar vosotros mismos lo que contestó. Desde luego, fue un
owned majestuoso.
De haber contado con el asesoramiento de expertos en Palestina, como nuestro intrépido
Alberto "Picanas" Arce, Onda Vasca habría tenido en el estudio a un palestino de los buenos, de los que dicen lo que tienen que decir y lo que
de verdad piensan los palestinos, como Yoani, que dice lo que
de verdad piensan los cubanos. También es verdad que a esta confusión ayudan mucho los comentarios de intelectuales como Santiago Alba Rico. En un
artículo reciente, afirmaba:
La última semana de agosto, tras la entrada de los rebeldes en Trípoli, el mundo árabe estalló en un grito de alivio y júbilo.El vaho del hammam tunecino se ve que exalta la vena lírica del redactor, pues es evidente que no todo el mundo árabe gritaría de alivio y júbilo tras la toma de Trípoli. Estoy segura de que los ciudadanos de Trípoli, ametrallados por los helicópteros Apache franceses, no gritaban de júbilo ni de alivio. Y se ve que, cuando menos, nuestro amigo palestino Jusan, tampoco. Eso es lo que no podía esperar Xabier Lapitz, el conductor del programa de Onda Vasca.
P.D. Adjunto aquí un video que ejemplifica muy bien lo que estamos comentando y que nos ha dado a conocer nuestro compañero JK. Es la parte del famoso
"¿por qué no te callas?" que los medios nos han ocultado (por razones obvias). Atención a la sorprendentemente profética alusión de Daniel Ortega a la colaboración de España en los crímenes de la OTAN contra Libia. Aunque lo parezca, el presidente nicaragüense no habla de la situación actual: el vídeo es de 2007. Se está refiriendo a los sucesos acaecidos en 1986.