Cuando una persona es condenada por el aparato judicial e ingresa en una cárcel, sea culpable o inocente, penetra en un espacio de impunidad y penumbra en el que la única ley es la autoridad que ejercen sus carceleros. Si a los "buenos ciudadanos" dotados de todos nuestros derechos constitucionales se nos trata como ganado en los aeropuertos, la sanidad pública o la banca ¿qué pensamos que puede sucederles a los presos tras esos muros de hormigón y de silencio no solo privativos de libertad, sino de casi cualquier otro derecho?
Los FIES (Ficheros de Internos de Especial Seguimiento) existen en las cárceles españolas desde 1991, época en la que gobernaba la supuesta izquierda socialista. En teoría, el régimen de internamiento carcelario contempla dos sistemas: el régimen cerrado y el de seguridad; pero, en la práctica, con los FIES, se dispone de un regimen más: un régimen de tortura alegal que constituye un método de aniquilamiento físico y psíquico para los presos. Existen cinco tipos de FIES divididos, básicamente, entre los que aislan para proteger y los que aislan para torturar.
Los primeros van dirigidos a los ladrones de guante blanco y miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado para prevenir las posibles represalias por parte del resto de los reclusos. Los segundos suponen una forma de tortura sistemática y casi siempre se aplican a los presos combativos que se atreven a pensar por ellos mismos. Es obvio que en el primer grupo se incluyen violadores, chivatos, policías, estafadores glamourosos, asesinos a sueldo del estado y demas VIPs que gozan de un sistema carcelario pleno de privilegios y manga ancha y que el segundo engloba a los presos políticos y comunes que suponen una amenaza al sistema carcelario, no por su "peligrosidad" -como se pretende hacer creer- sino por su carácter de reclusos concienciados que intentan hacer valer sus derechos humanos, independientemente del delito que hayan cometido o por el que hayan sido condenados -que no siempre tienen por qué coincidir.
Por su especial gravedad, me centraré en el FIES 1, pues éste es el sistema más inhumano de todos. Los presos permanecen interminables periodos encerrados en celdas exiguas durante 20 horas al día, aislados totalmente del resto del mundo. Incluso durante las 4 horas de patio a las que tienen derecho, continúan sometidos a estrecho seguimiento mediante sistemas de grabación acústica y de vídeo, a pesar de lo cual en ningún momento se encuentran físicamente separados de sus carceleros. Las celdas en las que permanecen todo el resto del día suelen ser cubículos de hormigón y hierro: hasta la cama es de hormigón. Las puertas y ventanas están dotadas de un sistema que les impide tener contacto con el exterior aún a través de las rejas de ese reducto infamante. Los FIES 1 tienen derecho a un par de llamadas telefónicas semanales de 5 minutos de duración que pierden cuando se establece una comunicación con un visitante. Los vis a vis, una vez más incumpliendo las leyes, se conceden al antojo de los funcionarios de prisiones. La correspondencia personal suele ser revisada, censurada y, en muchas ocasiones, desviada o devuelta con el sello de "no se ha encontrado destinatario" ¿Quién vela por ti en estas condiciones propias de Guantánamo? ¿Quién te defenderá de las palizas y coacciones en este espacio de impunidad?
No sé si queda alguien en este momento que crea que la reclusión tiene como fin la reinserción del preso. La Constitución Española, cuyo nombre tanto se invoca para reprimir y apalizar y cuyo articulado se incumple con la connivencia de nuestros órganos supremos legislativos, que la "interpretan" hasta vaciarla de cualquier contenido normativo real, dice que "el fin de la pena privativa de libertad es la reeducación y la reinserción social." Me pregunto qué tipo de reeducación y de reinserción social cabe esperar de un FIES 1. Por increíble que parezca, los FIES de los que hablamos fueron declarados ilegales hace años según Autos de la AP 5ª Madrid 503/1998 de 6 de mayo y 92/1999 de 28 de enero.
A la vista está que existen dos tipos de justicia: la de los grandes estafadores que expolian millones de euros y se pasean en libertad por televisiones y revistas contándonos su triste historia y la del camello, ladrón o revolucionario que se pudre en la cárcel con condenas tan abusivas como injustas. El sistema carcelario, como la sociedad extramuros, premia el "buen comportamiento", es decir, la sumisión y el chivatazo y castiga la rebeldía y el pensamiento crítico. ¿Qué clase de personas son castigadas en las prisiones de un mundo malvado y corrupto? No "portarse bien",rebelarse, está muy castigado en las empresas, en los periódicos y hasta en las familias, pero en un FIES 1 el castigo suele ser definitivo: quien consigue salir, suele hacerlo destrozado siempre a nivel psíquico y casi siempre a nivel físico. Quizá convendría aclarar que los FIES surgen tras una serie de innumerables motines producidos en los ochenta en los que los presos, engañados ellos también por la propaganda del cambio democrático, intentan hacer valer el famoso artículo de la Sagrada Constitución y todos los derechos que, en teoría, ahora ya poseían. Y es que esos derechos eran incumplidos tan sistemáticamente como en época franquista.
Los FIES fue la forma que encontró el gobierno de Felipe González de "hacer valer la legalidad vigente" -entiéndase: no la legalidad muerta de los Códigos, sino la realmente vigente en el presidio.
La exitosa y previsiblemente premiada película "Celda 211", basada en la novela homónima, independientemente de algunos cobardes seguidismos ideológicos, refleja bien las condiciones vitales de estos presos en régimen de aislamiento. Encerrarte solo en una celda minúscula sin libros, papel y lápiz, radio o internet puede acabar volviéndote loco. Y, para los locos, nada como los sedantes y tranquilizantes y la droga que corre con más fluidez que en las calles para distraer, anestesiar y manipular aun más a los reclusos. Lo que me ha gustado de la peli es cómo enseña cuán delgada es la línea que separa a un "hombre de bien", es decir, del lado del sistema, y a un "criminal sin derechos". Cuán delgada y qué fácilmente puede ser cruzada si las circunstancias o el propio sistema así lo desean. En ocasiones es una cuestión ideológica -pues mucha gente se cree eso de que cualquier idea puede defenderse pacíficamente en este país. Otras, como en el film, es una experiencia personal.
Adjunto la entrevista realizada en 2001 a Laudelino Iglesias en la que el relato de su experiencia personal, nos parece el de un regresado del infierno, de un infierno que está a las afueras de nuestras ciudades y que financiamos con nuestros cívicos y constitucionales impuestos.
Los FIES (Ficheros de Internos de Especial Seguimiento) existen en las cárceles españolas desde 1991, época en la que gobernaba la supuesta izquierda socialista. En teoría, el régimen de internamiento carcelario contempla dos sistemas: el régimen cerrado y el de seguridad; pero, en la práctica, con los FIES, se dispone de un regimen más: un régimen de tortura alegal que constituye un método de aniquilamiento físico y psíquico para los presos. Existen cinco tipos de FIES divididos, básicamente, entre los que aislan para proteger y los que aislan para torturar.
Los primeros van dirigidos a los ladrones de guante blanco y miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado para prevenir las posibles represalias por parte del resto de los reclusos. Los segundos suponen una forma de tortura sistemática y casi siempre se aplican a los presos combativos que se atreven a pensar por ellos mismos. Es obvio que en el primer grupo se incluyen violadores, chivatos, policías, estafadores glamourosos, asesinos a sueldo del estado y demas VIPs que gozan de un sistema carcelario pleno de privilegios y manga ancha y que el segundo engloba a los presos políticos y comunes que suponen una amenaza al sistema carcelario, no por su "peligrosidad" -como se pretende hacer creer- sino por su carácter de reclusos concienciados que intentan hacer valer sus derechos humanos, independientemente del delito que hayan cometido o por el que hayan sido condenados -que no siempre tienen por qué coincidir.
Por su especial gravedad, me centraré en el FIES 1, pues éste es el sistema más inhumano de todos. Los presos permanecen interminables periodos encerrados en celdas exiguas durante 20 horas al día, aislados totalmente del resto del mundo. Incluso durante las 4 horas de patio a las que tienen derecho, continúan sometidos a estrecho seguimiento mediante sistemas de grabación acústica y de vídeo, a pesar de lo cual en ningún momento se encuentran físicamente separados de sus carceleros. Las celdas en las que permanecen todo el resto del día suelen ser cubículos de hormigón y hierro: hasta la cama es de hormigón. Las puertas y ventanas están dotadas de un sistema que les impide tener contacto con el exterior aún a través de las rejas de ese reducto infamante. Los FIES 1 tienen derecho a un par de llamadas telefónicas semanales de 5 minutos de duración que pierden cuando se establece una comunicación con un visitante. Los vis a vis, una vez más incumpliendo las leyes, se conceden al antojo de los funcionarios de prisiones. La correspondencia personal suele ser revisada, censurada y, en muchas ocasiones, desviada o devuelta con el sello de "no se ha encontrado destinatario" ¿Quién vela por ti en estas condiciones propias de Guantánamo? ¿Quién te defenderá de las palizas y coacciones en este espacio de impunidad?
No sé si queda alguien en este momento que crea que la reclusión tiene como fin la reinserción del preso. La Constitución Española, cuyo nombre tanto se invoca para reprimir y apalizar y cuyo articulado se incumple con la connivencia de nuestros órganos supremos legislativos, que la "interpretan" hasta vaciarla de cualquier contenido normativo real, dice que "el fin de la pena privativa de libertad es la reeducación y la reinserción social." Me pregunto qué tipo de reeducación y de reinserción social cabe esperar de un FIES 1. Por increíble que parezca, los FIES de los que hablamos fueron declarados ilegales hace años según Autos de la AP 5ª Madrid 503/1998 de 6 de mayo y 92/1999 de 28 de enero.
A la vista está que existen dos tipos de justicia: la de los grandes estafadores que expolian millones de euros y se pasean en libertad por televisiones y revistas contándonos su triste historia y la del camello, ladrón o revolucionario que se pudre en la cárcel con condenas tan abusivas como injustas. El sistema carcelario, como la sociedad extramuros, premia el "buen comportamiento", es decir, la sumisión y el chivatazo y castiga la rebeldía y el pensamiento crítico. ¿Qué clase de personas son castigadas en las prisiones de un mundo malvado y corrupto? No "portarse bien",rebelarse, está muy castigado en las empresas, en los periódicos y hasta en las familias, pero en un FIES 1 el castigo suele ser definitivo: quien consigue salir, suele hacerlo destrozado siempre a nivel psíquico y casi siempre a nivel físico. Quizá convendría aclarar que los FIES surgen tras una serie de innumerables motines producidos en los ochenta en los que los presos, engañados ellos también por la propaganda del cambio democrático, intentan hacer valer el famoso artículo de la Sagrada Constitución y todos los derechos que, en teoría, ahora ya poseían. Y es que esos derechos eran incumplidos tan sistemáticamente como en época franquista.
Los FIES fue la forma que encontró el gobierno de Felipe González de "hacer valer la legalidad vigente" -entiéndase: no la legalidad muerta de los Códigos, sino la realmente vigente en el presidio.
La exitosa y previsiblemente premiada película "Celda 211", basada en la novela homónima, independientemente de algunos cobardes seguidismos ideológicos, refleja bien las condiciones vitales de estos presos en régimen de aislamiento. Encerrarte solo en una celda minúscula sin libros, papel y lápiz, radio o internet puede acabar volviéndote loco. Y, para los locos, nada como los sedantes y tranquilizantes y la droga que corre con más fluidez que en las calles para distraer, anestesiar y manipular aun más a los reclusos. Lo que me ha gustado de la peli es cómo enseña cuán delgada es la línea que separa a un "hombre de bien", es decir, del lado del sistema, y a un "criminal sin derechos". Cuán delgada y qué fácilmente puede ser cruzada si las circunstancias o el propio sistema así lo desean. En ocasiones es una cuestión ideológica -pues mucha gente se cree eso de que cualquier idea puede defenderse pacíficamente en este país. Otras, como en el film, es una experiencia personal.
Adjunto la entrevista realizada en 2001 a Laudelino Iglesias en la que el relato de su experiencia personal, nos parece el de un regresado del infierno, de un infierno que está a las afueras de nuestras ciudades y que financiamos con nuestros cívicos y constitucionales impuestos.
9 comentarios:
No me sorprende que en el primer grupo se encuentren los chivatos, los policías, los estáfadores glamurosos, los asesino a sueldo del estado...pero lo que me sorprende sobremanera es que tambien se incluyan a los violadores...aunque yo no sé porque me sorprendo tanto...de esta gentuza del sistema se puede esperar todo.
Felicidades por el blog.
Espeluznante entrevista a Laudelino Iglesias. Nadie se cree que las carceles tengan la finalidad de la reinsercion, sino que son un metodo de castigo que, como tu afirmas, es las mas de las veces arbitrario (dependiente de los funcionarios) o politico (especial para determinados presos individuales o colectivos discolos).
Celda 211 describe bien cuales son las condiciones en las carceles, aunque si que esta presa de condicionantes ideologicos (conforme estan las cosas nunca se hubiera hecho una pelicula si la vision de los presos de ETA y sus circunstancias hubiera sido mas objetiva).
En el fondo las carceles son el frasco donde mas se concentran las condiciones antidemocraticas del perfume apestoso que llaman democracia: no hay respeto a las libertades fuera, pero dentro no hay nada que aparentar.
Antonio Rafael:
El incluir a los violadores en los FIES de privilegio supongo que tiene una doble razón: por un lado, protegerles de agresiones del resto de reclusos, que suelen considerar como moralmente inaceptable ese tipo de delito, y, por otro y la principal es el hecho de que este tipo de delincuentes suelen tener un comportamiento ejemplar en prisión y se muestran muy dispuestos a "colaborar" con los funcionarios en todo lo que les pidan, es decir, espiar al resto de internos y cosas por el estilo. Naturalmente, siempre hay excepciones.
Muchas gracias por tu comentario..
José Luis:
Justo pensé lo que has comentado cuando vi la película. supongo que la visión de los presos etarras es el peaje que ha tenido que pagar Monzón para estrenar su película que, pese a todo, es arriesgada y resultará incómoda a muchos. Este peaje consiste en fomentar la idea extendida popularmente de que los presos de ETA viven en las cárceles en condiciones de lujo, protegidos por el Estado. Pregunta al típico taxista que escucha la COPE y te dirá ese tipo de tonterías. En ese sentido, el hecho de tomar como rehenes a presos de ETA es sencillamente demencial: el estado estaría encantado de que eso ocurriese y de hecho parece que intentó fomentarlo sin éxito en los ochenta: un GAL carcelario.
Saludos a ambos.
El texto casi parece una prolongación actual de lo que escribía Foucault.
No tenía idea de estas estructuras aunque puede calcularse que por fuerza algo así debe de existir. En este sentido creo que es algo análogo al verdadero funcionamiento de un ejército. En la cara pública se presenta como un órgano legítimo cuando en realidad, debido a multitud de factores, es inevitable que exista una forma sucia de funcionar.
Siempre me ha hecho gracia escuchar a las personas vinculadas al sistema la justificacióm de la existencia de cárceles. Generalmente se empeñan en contemplarlos como "lugares de reinserción social" cuando es estadísticamente claro que alguien que va a la cárcel va a tener menos posibilidades de reinsertarse (y todavía habría que cuestionarse si hay que reinsertarse en una sociedad enferma). Pocos se atreven a revelar el verdadero motivo que subyace a su defensa de las cárceles, el odio. Se disfraza con la palabra justicia pero en realidad se busca venganza.
Lo que me sorprende de todo esto que comentas es que sea público.
¡Ah! Como anécdota contar que escuché una entrevista a un director una prisión española en la que decía que por motivos obvios no se les puede permitir tener internet a los presos. En cambio hay presas de otra cárcel que disponen incluso de blog .
Saludos
Hola, Blues:
No te creas que la existencia de los FIES es tan pública. Entre otras cosas porque son ilegales -o alegales. La información disponible en internet es muy escasa y nula en la prensa. En lugares como el pueblo en que vivo, por desgracia, mucha gente sí los conoce, a veces por un familiar o amigo, a veces directamente.
Comparto contigo la duda de si resultaría positiva la reinserción de los presos en un sistema podrido desde la raíz, pero esta es la teoría que sustenta el modelo carcelario que subvencionamos todos. También yo considero que uno de los motivos de la reclusión es satisfacer el ansia de venganza del ciudadano, que se ha despojado del carácter personal del medievo y se ha institucionalizado y "racionalizado" para que nos sintamos más tranquilos. Pero no hay que olvidar su función primordial: la de control social. La cárcel, como herramienta clave del sistema judicial, nos explica claramente quién manda y quién es un paria. Es difícil que un rico entre en el Reino de los Cielos, pero aun más difícil es que entre en la cárcel. La cárcel esta hecha para que los miserables sepan que no pueden intentar salir de su miseria robando a quienes les han robado y para que los revolucionarios sepan que la cárcel es el destino de cualquier lucha por la justicia.
Imagino que el acceso a internet, como a la biblioteca o a los estudios depende del módulo en que te encuentres.
Muchas gracias por el enlace del blog; lo miraré con más calma en cuanto pueda. En principio, me parecería muy interesante la visión del mundo de una reclusa. No obstante, albergo serias dudas sobre que ella pueda contar realmente todo lo que quisiera estando ahí dentro.
Saludos.
Hace años que voy siguiendo el blog de forma intermitente. Algo que tiene de llamativo es que, en muchas ocasiones, publican varias entradas de personas distintas a la vez. Lo primero que se me ocurre es que hay limitación en el horario de internet. También aquí es bastante posible lo que comentas y probablemente haya alguien que dé el visto bueno a lo que se pone.
Saludos
Hola a tod@s, por casualidad he encontrado esta página y quisiera hacer mi pequeña aportación.
Me parece bueno el artículo sobre los FIES, es importante que la gente sepa la existencia de ese instrumento de tortura y muerte para un@s y protección para otr@s.
En cuanto a la película "Celda 211", en mi opinión no refleja la realidad carcelaria en españa, que es mucho más cruda y mortal. Por otro lado, a ningún preso se le ocurriría coger como rehenes a militantes de ETA para negociar mejoras en la cárcel o el cumplimiento de los derechos humanos en las cárceles: en los asaltos de los grupos especiales antimotines los mercenarios provocan explosiones para derribar muros, puertas, etc., disparan balas, pichan y tajan con puñales, golpean a diestro y siniestro ( incluso con barras de hierro ),y...una vez se han hecho con la situación, van en busca los presos políticos para apalearles y torturarles a conciencia; todo esto es sabido por los presos conscientes en españa.
En fin, que es una película muy rara. Me ha parecido un argumento muy peliculero, para sacar pasta y difundir información que no es ni será.
Laudelino Iglesias.
Hola a tod@s, por casualidad he encontrado esta página y quisiera hacer mi pequeña aportación.
Me parece bueno el artículo sobre los FIES, es importante que la gente sepa la existencia de ese instrumento de tortura y muerte para un@s y protección para otr@s.
En cuanto a la película "Celda 211", en mi opinión no refleja la realidad carcelaria en españa, que es mucho más cruda y mortal. Por otro lado, a ningún preso se le ocurriría coger como rehenes a militantes de ETA para negociar mejoras en la cárcel o el cumplimiento de los derechos humanos en las cárceles: en los asaltos de los grupos especiales antimotines los mercenarios provocan explosiones para derribar muros, puertas, etc., disparan balas, pichan y tajan con puñales, golpean a diestro y siniestro ( incluso con barras de hierro ),y...una vez se han hecho con la situación, van en busca los presos políticos para apalearles y torturarles a conciencia; todo esto es sabido por los presos conscientes en españa.
En fin, que es una película muy rara. Me ha parecido un argumento muy peliculero, para sacar pasta y difundir información que no es ni será.
Laudelino Iglesias.
Hola Laudelino:
Tu opinión sí que es interesante porque cuentas las cosas de primera mano. El tema de los FIES, quizá por su carácter de alegalidad, es muy desconocido entre la gente que no ha tenido contacto con las prisiones.
Con respecto a la película, estoy totalmente de acuerdo. La historia de los presos políticos no se tiene en pie y, pienso que es el peaje político que ha tenido que pagar el director. Imagino que una peli que refleja la realidad carcelaria sin concesiones sería imposible de rodarse y estrenarse en un circuito comercial -y ya sabemos lo que tira el dinero.
Muchas gracias por escribir y salud.
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