Lo que más me gusta de este lugar es la sensación de tranquilidad, familiaridad y limpieza que logra transmitir, a pesar de que se trata de un bar muy concurrido casi a cualquier hora del día. Tampoco es un local especialmente grande, ni la barra de pintxos está especialmente abarrotada de ellos. Pero todos se muestran resplandecientes, recién hechos. En el centro de la barra, sobre todo en temporada, casi siempre encontraremos un magnífico ejemplar de seta que ya nos habla de una de las especialidades de la casa: un frito de seta con jamón y bechamel. Otra delicia es la delicada crêpe de changurro, con una salsa en verdad lograda. La tortilla de patatas, uno de los mejores indicadores del buen hacer de un bar de pintxos, tiene un sabor original y una textura suave.
Pero no solo pintxos ofrece Aloña-Mendi: los platos combinados y raciones también son notables. Destaco los taquitos de bacalao coronados con una abundante viruta de cebolla, los magníficos chipirones en su tinta, de buen tamaño pero nada correosos y el revuelto de hongos, quizá un poco escaso pero muy en su punto. Y, lo mejor para mi gusto, las estupendas anchoas y merluza rebozadas. Están deliciosas.
Pero la clave del éxito de Aloña-Mendi yo diría que es el servicio. La encantadora, discreta, eficiente y amable camarera hace innecesario impacientarse en la barra: por muy lleno que esté el bar, siempre serás atendido rápida y educadamente. Pide que te cocinen a cualquier hora del día. ¿Te apetecen unos chipirones o unos fritos recien hechos a las cinco de la tarde? ¡Sin problema! A pesar del trajín continuo en la cocina el local permanece impoluto y sin olor a fritanga. Hablando de olores, nunca encontrarás esos ambientes cargados propios de locales pequeños y con mucho público; sin embargo permiten fumar lo que a uno le dé la gana -al menos hasta que nuestros queridos gobernantes neoliberales se lo prohiban.
Aunque yo no lo uso, también puede uno pedirse una copa con la seguridad de que se la van a servir tan perfectamente o más que en un pub.
Todas estas ventajas tenían que tener un pero. El mayor defecto que se le puede atribuir a Aloña-Mendi es su elevado precio. Si tomas un pinchito y un vino no se nota, pero si vas con unos amigos de raciones... prepárate para la cuenta, porque va a ser como si hubieséis comido a la carta en un buen restaurante. Un ejemplo: una cazuelita de cuatro chipirones en su tinta -muy buenos eso sí- sale por 12€.
Todas estas ventajas tenían que tener un pero. El mayor defecto que se le puede atribuir a Aloña-Mendi es su elevado precio. Si tomas un pinchito y un vino no se nota, pero si vas con unos amigos de raciones... prepárate para la cuenta, porque va a ser como si hubieséis comido a la carta en un buen restaurante. Un ejemplo: una cazuelita de cuatro chipirones en su tinta -muy buenos eso sí- sale por 12€.
Lo que convierte a este local en un lugar especial, a parte de su exquisito servicio y la buena calidad de su comida, es que es de los que ya empiezan a escasear. En este tiempo los bares tradicionales del centro comercial y financiero de Donostia -por llamarlo de alguna forma- han sido sustituídos por cafeterías clonadas de diseño, atiborradas de gilipollas adheridos a su móvil corporativo. Son bares que pertenecen a cadenas en los que la tortilla de patatas tiene el mismo sabor que el croissant -ninguno-; en los que los camareros, siempre muy guapos y guapas, parecen amargados no se sabe si por sus pésimas condiciones de trabajo o por que quieren ser pijos y no pueden. Comparados con esos bares de terminal de aeropuerto, da gusto sentirse envuelto en el ambiente de un local tradicional de trato humano y en el que las cosas siguen sabiendo a lo que recordábamos que solían saber.
8 comentarios:
Como siempre me dejas con hambre,jajajaj,sobre todo porque hablas de cosas que no se si por mal o bien aprendi a apreciar desde chiquita y aqui es dificil encontrar,o si las encuentras son imposibles de pagar.Me asombra siempre lo que consideras caro para uds. aqui estaria en la media logica,claro que hablamos de productos por fuerza importados.No soy muy afecta a comer fuera,sera porque siempre fue parte de mi trabajo pero realmente es un gusto ir a un lugar y encontrar lo que uno esperaba con los sabores que se esperaba.Un beso.
Siento dejarte con las ganas. Me sorprende que sea tan caro comer fuera en Paraguay. Me gustaría que me dijeras lo que puede costar cenar en un restaurante en proporción al salario medio para hacerme una idea.
Un beso.
Dizdira:
Lo entiendo pero me llama la atención que suelas hacer mucha referencia al trato humano cuando vas a comer fuera. Se supondría que no habría que pensar en eso y, en cambio, en muchos sitios "cuecen habas". No sé si a ti te pasará igual pero generalmente yo me siento "puteado" de una forma o de otra cuando me toca comer fuera. No sé si es que soy muy suspicaz, muy exigente o es que directamente la vida real es como un manicomio.
Otra indiscrección (si me permites). ¿Cómo consigues las fotos?. Hay "lugares comunes" para los que yo no soy nada vergonzoso pero para esto me daría corte. ¿No te ha pasado ninguna anécdota con este tema?
María C:
A mí me pasa igual. Siempre me da rabia mirar comida y no zampármela. Tengo una especie de complejo de "Garfield".
Saludos para ambas
Te pongo una base como ejemplo :
El salario minimo es de aprox. 214 euros(es lo que gana la mayoria),si es que llegan a esto y estan registrados legalmente,el subempleo es bastante comun.
Comer en un restaurant promedio nada extraordinario (lease productos del pais) costaria aprox. 22 euros,seria un plato,postre y un vino medio.Existen restaurantes mas "exclusivos" donde solo un plato puede costar lo mismo.Espero te sirva para hacerte una idea.Un beso
Me gustaria ademas aclarar que en mi ramo de trabajo todos los restaurantes pelean por las mismas 1000 familias que pueden permitirse comer afuera mas de una vez al mes,que no es necesariamente la gente mas "entendida",gran parte son los políticos de turno o los grandes contrabandistas que van como te decía en el post anterior donde saben que "serán vistos".
Blues:
Ja, ja... A mí me pasa igual. Es difícil encontrar en los restaurantes gente que no parezca que te hace un favor por atenderte. O, en el otro extremo, gente con un peculiar y cargante sentido de la simpatía. No lo había pensado, pero quizá por eso insisto tanto en lo del trato. Al fin y al cabo la diferencia esencial entre un restaurante y comer en tu casa es el hecho de que te sirvan -éso es lo que se paga de más.
Con respecto a las fotos, a mí también me da vergúenza, no creas que no. Así que lo que hago es simular que estoy sacando las típicas fotos de recuerdo de una cena. Fotografío a mis compañeros de mesa y, subrepticiamente, los platos. De ahí que no siempre salgan todo lo bien que desearía -aparte de que solo hay un momento para hacerlo: ¡antes de empezar a comérselos! Puede decirse que mis fotos de platos son "robados". En el caso concreto de las setas de este post -que estaban en la barra- lo hizo -previa petición al camarero- un amigo por mí, que tenía un poco menos de pudor y una buena excusa: estaba de turismo. Aparte de la vergüenza, otro motivo para andar a escondidas es que no quiero que sospechen que voy a hacer una crítica sobre el restaurante. De ser así en algunos sitios podrían pelotearme -cosa que también me incomoda y que, además, me impediría ser libre y objetiva en mis opiniones. Por no hablar de los casos de críticas negativas. Esos sí que son para asustar.
María C:
Ahora entiendo. Comer fuera es un lujo en Paraguay. No me extraña que solo mil familias acudan a los restaurantes. Y también encaja lo que me contaste en otras ocasiones sobre las propinas, el servilismo de los camareros y la significación social que tiene salir a cenar fuera. Bien está saber lo que nos espera, porque me temo que, tal como van las cosas, esa situación no tardará en llegar a España.
Saludos a ambos.
Creo,y lo digo con pena que es un futuro próximo,yo conocí otra realidad el tiempo que viví en Brasil,no porque su realidad sea diferente sino porque dadas las tasas de cambio del momento aquí era nada y en Brasil era rica(mi marido trabajaba para la hidroeléctrica binacional),jajajaj,es una forma de decir pero podía permitirme lo que aquí es difícil y con mucho mas diversidad,cuando era niña aquí no era difícil,si tenias la cultura, conocer de todo,no era privativo del poder económico,yo conocí como primeros vinos los españoles de La Rioja,el aceite de oliva de Italia o España y asi adelante,fueron buenos tiempos.Un beso
Ya te digo. Hace tiempo que no voy por ahí, pero tengo que buscar cualquier excusa ya mismo.
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