La paella de marisco seguramente supone un modo insuperable de sacar partido a esos pequeños granitos de almidón que constituyen el alimento básico de gran parte de la humanidad. Pero no solo de paella de marisco vamos a vivir, así que hoy proponemos sustituir los sabores marinos de crustáceos y moluscos por sabores dulces y algo picantes.
Ingredientes para 4 personas:
-400 gr de carne de ternera en dados
-300 gr de arroz bomba
-Caldo de carne o verduras
-Un puñado generoso de pasas
-Un puñado de nueces o almendras
-1 cebolla grande
-2 zanahorias grandes
-Aceite de oliva
-Sal
-Ras al-hanut
-Pimentón dulce.
Modo de elaboración:
Debemos asegurarnos de que la carne que compremos sea tierna. La cortamos en dados. La salamos y la condimentamos con ras al-hanut. (El ras al-hanut es una mezcla de muchas especias típica del magreb, bastante fácil de encontrar en los supermercados españoles. Si no se encuentra, puede sustituírse por pimienta y comino molidos.)
Después, colocamos en una sartén ancha o en una paella un buen chorro de aceite. Pelamos y picamos muy finas la cebolla y las zanahorias y las rehogamos hasta que se pochen.
En ese momento, incorporamos la carne. La sofreímos brevemente junto con las verduras y añadimos el arroz.
Mezclamos bien el arroz con el resto de ingredientes porque, a partir de ahora, ya no podremos removerlo. ¡Si se mueve el arroz durante la cocción, nos saldrá cremoso en vez de suelto!
Rociamos la mezcla con pimentón dulce y añadimos el caldo. Tanto si lo hemos elaborado en casa como si lo hemos comprado, debe estar muy caliente y ser el doble de cantidad que el arroz. Lo más práctico es medirlo en vasos y añadir el doble de vasos de caldo que de arroz..
Incorporamos las pasas y dejamos que hierva un par de minutos. Después lo ponemos a fuego medio-bajo sin que deje de hervir.
El arroz debería estar en su punto, es decir, tierno, suelto y sin líquido, en unos 15-20 minutos. Si vemos que se queda sin líquido antes de estar tierno, podemos añadir algo de caldo, siempre caliente y en poca cantidad.
Cuando esté casi hecho, incorporamos las nueces o las almendras. Si tenemos tiempo, las podemos tostar previamente para que estén más crujientes, pero no es preciso.
Una sugerencia es que cuando esté cocinado podemos espolvorearlo con un poco de canela. A mí me encanta pero no es apto para todos los gustos.
Y ya tenemos nuestro original plato para convertir el clásico pero demasiado vulgar domingo con paellita en casa de la suegra en una encantadora y sofisticada velada en casa de la Preysler. En vez del telediario de Piqueras, música de Il Divo. Y de postre, un Ferrero Rocher. Conquistaréis a esos amigos ...realmente!
La visión de los acantilados (Mandala 2023)
Hace 1 semana
7 comentarios:
Me la apunto!. El arroz me vuelve loca, la carne de vacuno, casi nada, así que me vendrá bien para incluírmelo en la dieta. Mila esker, Dizdira.
Estimada Dizdira:
Me apasiona la cocina y aborrezco la política, así que solo sigo algo menos de la mitad de tu blog... en cualquier caso, ¡fantástica receta, muchas gracias!
Afortunados aquellos que tienen medios para dedicarse al lujo de pasar de la política.
Aborrecer la política es una cosa y pasar de ella otra. Yo aborrezco trabajar más de 40 horas a la semana, pero no puedo pasar de ello.
Juli Gan:
Mila esker zuri!
Anónimos:
Yo creo que, puesto que es necesario comer, nos guste o no, lo mejor es comer bien. Y puesto que la política nos va a dominar, nos guste o no, es mejor tratar de dominarla a ella.
Voy a confesar una cosa: Los valencianos nos creemos que somos los únicos que sabemos preparar un arroz, pero he de reconocer que esta receta, aunque rara, tiene fundamento (como diria tu paisano). Se agradece además que digas paella cuando te refieres al recipiente donde se cocina el arroz, los hay que usan otro palabro que no me atrevo ni a escribir.
Y, si me lo permites, te daré un pequeño consejo: El pimentón, si se sofrie durante unos breves segundos (solo tres o cuatro para que no se queme), tiene todavia mejor sabor.
Gracias por el consejo: me lo apunto.
En Euskadi las paellas se hacen fatal. Yo aprendí a hacerlas en Murcia, ciudad en la que, por cuestiones de trabajo, viví unos años. El caldero de Cabo de Palos es de las mejores cosas que se pueden comer en este mundo. Por no hablar del arroz a banda de tu tierra. Impresionante.
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